HAY que tener mucha pasión por la vida para vivir la primera experiencia como enfermera en plena pandemia de covid-19. Hay que tener mucha pasión por el baloncesto para militar en el equipo revelación de la temporada en la Liga Femenina, el Movistar Estudiantes, y alistarse a la llamada de la Federación Española para una concentración de la selección de 3x3. Gracia Alonso de Armiño (Bilbao, 11-8-1992) puede con todo porque se ha dado cuenta de que hay que aprovechar cada momento y porque en su familia la medicina y el baloncesto son dos pilares básicos, casi indivisibles. De hecho, sus dos hermanas Alicia y Ana también los han compaginado en algún momento.

Ha sido duro ver el sufrimiento que ha habido detrás de los silencios y los ruidos de estos meses”, dijo Gracia con motivo del homenaje que la Fundación Estudiantes hizo a las enfermeras la semana pasada. En todos esos días, pudo sentir “lo dura que es la soledad lejos de las personas queridas” y enfrentarse a algo desconocido. Tras lograr convalidar en Madrid, donde lleva tres temporadas, su titulación americana, “ahora puedo estar a full con el baloncesto porque ya no tengo que estar pendiente de exámenes y prácticas”.

De vuelta al deporte profesional, toca cuidarse, extremar las precauciones para poder superar las pruebas de control y desarrollar la otra pasión y protegerse en el grupo de compañeras. “No hacemos una vida muy diferente a la de antes, aunque sí nos vemos un poco cohibidas en los dos días libres a la hora de quedar con algún conocido o así. La Liga Femenina es muy exigente y hay que estar muy comprometidas y quizás por eso cogemos los partidos con más ganas”, explica la bilbaina, que añade que tienen que aprovechar “todos los ratos que estamos juntas y, sobre todo, apoyar a las compañeras de fuera que a veces están un poco de bajón por estar lejos de sus familias”.

Gracia Alonso de Armiño ha encajado muy bien en el Estudiantes, un club “con mucha historia” que presume ser de patio de colegio, como aquel Berrio Otxoa humilde en el que se inició. Se ha notado la nueva situación en que “ahora tenemos muchos menos eventos de los que hacíamos con la afición, con los trabajadores y familias de los patrocinadores…”. Pero la satisfacción se mantiene después de que el equipo ascendiera tras la interrupción de las competiciones por la pandemia. “Era el único equipo en el que quería estar en la Liga Femenina. He crecido mucho aquí y me han mostrado su confianza al renovarme. Saben lo que puedo aportar y me siento importante en el rol que tengo”, comenta la jugadora del Estudiantes.

Baloncesto atractivo

Antes de recalar en Madrid, primero en otro histórico como el Canoe y ahora en el Estudiantes, Gracia militó en el Gernika y el Ibaizabal, las dos puntas de lanza del baloncesto femenino vizcaino. La bilbaina fue parte de ese crecimiento constante del equipo gernikarra al que se enfrenta hoy.

“Me hace mucha ilusión porque va a ser una lucha de talento nacional entre dos equipos que quieren hacer un baloncesto divertido y dinámico. No tenemos nada que demostrar y no puede ocurrir que los nervios nos pasen factura. Sabemos que cada vez nos respetan y nos estudian más, pero nosotras debemos mantener nuestra filosofía”, señala una jugadora que es parte importante de un equipo que después del “sabor agridulce” que dejó un ascenso que no pudo lograrse en la cancha “ha demostrado que nos lo merecíamos de sobra”.

Después del partido de hoy, Gracia Alonso de Armiño acudirá a la concentración en Valencia de la selección 3x3, una modalidad que va a ser olímpica y otra ventana abierta a la pasión por el baloncesto que la bilbaina ya conoce y que se puede adecuar a sus características porque hay que dar y recibir, “ser intensa y seguir jugando ante la adversidad”, la misma que fuera de la pista, luchando por salvar vidas y no por los rebotes, tuvo que afrontar “en unos meses que me van a quedar dentro para siempre”.