- Justísimo de piernas, con las mentes y los cuerpos absolutamente en reserva al tener que hacer frente a esta fase final de la Liga Endesa prácticamente en cuadro, el Bilbao Basket no pudo cerrar el curso baloncestístico 2019-20, el de su regreso a la élite por la puerta grande, con una victoria. Voluntarioso y esforzado como siempre, el conjunto vizcaino perdió contacto con el Unicaja en el tercer cuarto y careció de fuerza y empuje como para agarrarse a un duelo incómodo de jugar para los dos contendientes. Nada que achacar, en absoluto, a los hombres de negro, honrados en cuanto a entrega y pundonor en los cinco duelos disputados en Valencia pero con pólvora y fondo de armario insuficientes como para comportarse como el matagigantes que sometió a todos los equipos de Euroliga que se cruzaron en su camino durante la temporada regular y que marchaba quinto con total merecimiento en el momento en el que el covid-19 obligó a detener la competición.

El choque de ayer se movió en parámetros parecidos a los disputados ante los otros dos rompehielos del grupo: Baskonia y Barcelona. Mientras tuvo energía, durante los primeros veinte minutos, el Bilbao Basket aguantó de tú a tú la mirada de su rival a base de notables esfuerzos defensivos y de exprimir sus limitados recursos en ataque, pero sus costuras volvieron a quedar a la vista con el paso de los minutos con dos hándicaps que le han maniatado en estos partidos: su limitada rotación -Emir Sulejmanovic se unió ayer al numeroso capítulo de ausencias, aunque Jaylon Brown pudo disputar un testimonial minuto- y sus problemas en el tiro de tres puntos (4 dianas de 23 disparos ante los de Luis Casimiro). En estas circunstancias, al Unicaja le bastó con la explosión anotadora desde más allá de 6,75 de Josh Adams en el tercer cuarto para poner patas arriba la contienda ante un rival que estaba ya totalmente vacío hasta el punto de abandonar la cancha con solo trece faltas cometidas.

Jonathan Rousselle, crecido en esta fase final, y Ondrej Balvin, que sumó 11 puntos, otros tantos rebotes y 26 de valoración, lideraron la resistencia con buenos destellos de calidad de Rafa Martínez en su adiós como hombre de negro -fue despedido con los dos banquillos puestos en pie y ovacionado-, pero faltaron recursos y frescura ante un rival que mostró más focos de peligro -once triples anotados entre Adams, Brizuela y Waczynski-. Por su parte, Axel Bouteille estuvo desacertado en su reencuentro con sus excompañeros (siete puntos, dos de siete en tiro).

La contienda amaneció con los dos equipos apostando por el ritmo, aunque en un principio la efervescencia le duró poco al Bilbao Basket. Suyo fue el control del marcador durante los cuatro minutos iniciales, con Tomeu Rigo encontrando el camino hacia el aro y los exteriores habilitando a Balvin en las distancias cortas, pero los hombres de negro sufrieron un importante colapso a partir del 5-10. En los últimos seis minutos del acto inaugural la producción ofensiva de los de Mumbrú quedó reducida a tres puntos (triple de Rafa Martínez). Unicaja, reactivado en ataque por Adams, endureció sus engranajes defensivos. La entrada en escena de Alberto Díaz hizo la vida imposible a Miguel Ruiz y las defensas zonales de Casimiro surtieron efecto, por lo que el cuadro andaluz cerró los diez primeros minutos de choque con un 20-13 tras un parcial de 15-3. Un triple de Bouteille amagó con dar alas a Unicaja, pero el Bilbao Basket recuperó fugazmente el acierto triplista de la mano de Martínez y Rousselle y volvió a entrar en partido ayudado por al brutal trabajo de Balvin dentro de la zona (20 de valoración al descanso) pese a que en el bando rival Brizuela metía todo lo que lanzaba. El 33-33 dibujaba un partido nuevo a 3:30 del descanso y todo llegó abierto al ecuador (42-39), con Brown reapareciendo un minuto y aportando una canasta.

En la reanudación, ambos equipos encadenaron tiros fallados desde todas las distancias y pérdidas, hasta el punto de que el parcial durante casi cinco minutos fue de 2-2. Sin embargo, fue el Unicaja el que primero salió de ese estado de letargo pues la larga distancia seguía siendo un calvario para los hombres de negro. Dos triples desde las esquinas de Adams y una bandeja de Bouteille obligaron a Mumbrú a parar la contienda con un peligroso 52-43 a 4:13 de la conclusión del tercer cuarto. Intentó mantenerse sobre el alambre el conjunto vizcaino, pero no tuvo éxito. La gran cantidad de balones extraviados y sus horribles porcentajes en los tiros ejecutados a más de un palmo del aro frenaron en seco su contribución ofensiva y el Unicaja encontró alfombra roja para encaminarse hacia la victoria con un claro 61-47 a diez minutos del final. El duelo ya no tuvo más historia salvo la oportunidad de ver en acción por última vez a los jugadores que no seguirán en la nómina bilbaina el próximo ejercicio -¿entrará Ben Lammers en esa lista?- y la ovación recibida por Rafa Martínez en su último servicio al Bilbao Basket. Entrañable epílogo a una temporada fantástica.

1

El ala-pívot balcánico no pudo jugar el último partido del curso. Causó baja por una sobrecarga de la musculatura de la cara anterointerna del muslo izquierdo.

2

Mumbrú decidió que no se fuese de vacío de esta fase final, le dio un minuto de juego justo antes del descanso y al estadounidense le dio tiempo a anotar una canasta.

3

Discreto ante su exequipo, anotó siete puntos con un 2 de 7 en lanzamientos.