A mayoría de los clubes de las competiciones FEB dieron a sus jugadores la libertad para regresar a sus países de origen cuando el coronavirus covid-19 paralizó el deporte. El Zornotza no fue ajeno a ese éxodo y vio cómo los integrantes de la plantilla volvían a sus hogares. Solo Yevgen Sakhniuk se quedó en Amorebieta. El jugador ucraniano no tiene parientes cercanos en su país natal y su familia vive en Estados Unidos, pero la mala suerte hizo que el ala-pívot del Zornotza se quedara sin poder reunirse con los suyos, obligado a quedarse en la localidad vizcaina a la espera de poder viajar. En el momento del anuncio del estado de alarma, Sakhniuk estaba en pleno proceso de renovar su visado estadounidense y justo el día antes de su cita con la embajada, esta canceló el trámite y dejó al ucraniano sin la posibilidad de volver a su hogar, aguardando que la situación mejore y pueda viajar a Madrid para hacer los trámites necesarios antes de reunirse con los suyos en Florida.

Hace casi un año que no veo a mi familia y planeaba volver a casa cuando la temporada terminara. En febrero tuve una lesión y decidí aprovechar ese periodo para sacarme el visado. Mi cita se canceló el día anterior a ir, no me devolvieron el dinero y la única opción que me dieron era reprogramar la cita al 6 de mayo”, cuenta el ucraniano. El anuncio del estado de alarma llegó de un día para otro. Las cosas cambiaron drásticamente en 24 horas y Sakhniuk quedó sin margen de reacción, obligado a quedarse en Amorebieta a la espera de nuevas noticias.

Sakhniuk vive toda esta situación con incertidumbre. Ahora mismo es casi imposible prever qué se podrá hacer y qué no el 6 de mayo y uno de los problemas con los que se puede encontrar el jugador del Zornotza es tener que viajar desde Amorebieta hasta Madrid. “Realmente no sé lo que puede pasar e incluso viajar puede ser un problema. Estoy un poco inquieto por todo, pero es mi única opción así que espero que todo vaya bien”, reconoce. El ucraniano afronta con filosofía todo lo que le ha tocado vivir. En su mano solo está esperar y por ello trata de ser paciente. “También podría ser peor. Realmente no puedo hacer nada. Tengo que esperar a que toda la situación del virus se calme un poco y pueda hacer mis cosas”, comenta, al mismo tiempo que trata de ver el lado bueno de lo ocurrido: “Cuando ocurrió estaba decepcionado, pero creo que también pudo ser algo bueno porque Madrid es una de las partes más afectadas por el virus en España y puede que haya sido bueno que no fuera allí en ese momento”.

Otra de las razones que ayudan a pasar esta situación a Sakhniuk es el lugar donde reside. “Me gusta Amorebieta. Me recuerda a mi pueblo de origen en Ucrania. No es muy grande, todo el mundo se conoce y tienes todo lo que necesitas. Cuando vine no sabía lo que me encontraría, pero cuando pasaron un par de meses me sentí afortunado de estar aquí”, declara. El ucraniano también cuenta con el apoyo del club y de su presidente en estos momentos. “Joxe siempre está ahí cuando necesito algo, es una buena persona y siempre se preocupa por mí. Sé que estos momentos también serán duros para él”, apunta.

Mientras espera, Sakhniuk trata de llevar el confinamiento de la mejor manera posible junto a su novia, que también está en Amorebieta con él. Videojuegos, televisión, cuidar el jardín, entrenar, cocinar e incluso el bádminton son algunas de las tareas que le ocupan el tiempo mientras se comunica con su familia gracias a la tecnología. “Suelo hablar con ellos habitualmente y por suerte están bien”, afirma. Las noticias también ocupan parte del día del ucraniano y trata de estar al tanto de la crisis. “Empezó rápido porque algunos gobiernos no se lo tomaron en serio desde el principio pero no creo que se resuelva rápido. Por lo que he leído, opino que podremos hacer las cosas que solíamos hacer, pero económicamente no creo que la recuperación sea rápida y se necesitarán un par de años”, reflexiona mientras espera la llegada de ese visado que le permita reencontrarse con su familia.

El ucraniano, que espera en Amorebieta, recibió la noticia de la cancelación de su cita un día antes de viajar a Madrid