PROBABLEMENTE, las lesiones de larga duración de jugadores de primerísimo nivel como Kevin Durant, Stephen Curry o Klay Thompson y los problemas físicos que no han permitido tener continuidad este curso a Kyrie Irving y Paul George han ayudado, pero el dato no deja de ser llamativo. El All Star Game de la NBA que albergó Chicago el pasado domingo contó con hasta nueve jugadores menores de 24 años, cifra récord desde la primera edición de este evento en 1951. LeBron James sigue sin bajar el pistón a sus 35 años, treintañeros como James Harden o Russell Westbrook se encuentran en un momento álgido de sus carreras y ahí están esos jugadores en el tramo intermedio o final de la veintena como Giannis Antetokounmpo, Kawhi Leonard o Anthony Davis convertidos en los encargados de llevar el estandarte de la mejor liga de baloncesto del mundo, pero por debajo de ellos se prepara ya un futuro cambio de guardia que no hace más que demostrar la capacidad de regeneración constante de una competición que acostumbra a lucir una maquinaria muy bien engrasada a la hora de fabricar, potenciar y promocionar nuevas estrellas.

Los focos de Chicago iluminaron el pasado fin de semana a Luka Doncic, el europeo más joven en disputar un All Star a sus 20 años, además de Trae Young y Jayson Tatum, ambos con 21, Brandon Ingram y Bam Adebayo, de 22, y Donovan Mitchell, Devin Booker, Domantas Sabonis y Ben Simmons, con 23. Todos ellos, salvo el último, debutaban en estas lides merced a su excelente rendimiento en el arranque de competición, que ha servido para lanzarles al estrellato no solo deportivo, sino también mediático. El fin de semana del All Star, tanto los concursos como el partido del domingo, no dejan de ser un medio que la NBA explota para promocionar su producto a nivel mundial y el hecho de que nueve de los 24 seleccionados para el duelo de las estrellas no superaran los 23 años subraya la sostenibilidad deportiva de la competición a largo plazo.

Por el momento, son Doncic y Young los llamados a ejercer de mascarón de proa de esta nueva generación. Ambos elegidos en el draft de 2018, ambos intercambiados esa misma noche por Atlanta y Dallas, ambos titulares en el All Star en su segunda temporada en la liga y ambos protagonizando desde su desembarco en la liga una rivalidad por el momento sana (triple desde el medio campo del esloveno el viernes en el Rising Star, triple desde el medio campo del estadounidense el domingo en el duelo de los mayores...) que a la NBA le viene de perlas. El europeo, convertido ya en una megaestrella de la liga, lleva un par de cuerpos de ventaja a su colega. Doncic ha encandilado a la liga y a los aficionados con su juego y su actitud sobre la cancha. En la votación popular para el All Star no estuvo lejos de LeBron y estará también muy arriba en la carrera por el MVP de la temporada. Sus promedios de 28,9 puntos (sexto en la liga), 8,7 asistencias (tercero) y 9,5 rebotes hablan de un jugador superlativo que, además, ha impulsado a los Dallas Mavericks hasta la sexta plaza de la Conferencia Oeste. Por su parte, Young supera por poco al esloveno en los números individuales -29,7 puntos y 9,2 asistencias, segundo de la NBA en ambas facetas del juego-, pero aún está lejos de conseguir que sus Atlanta Hawks, 14º en el Este, se conviertan en una franquicia con balance ganador.

Tras la estela de ambos, otros siete jóvenes sobradamente preparados se han ganado los galones de All Star de pleno derecho. Pese a su ausencia total de tiro exterior, Ben Simmons, un base de 2,08 metros convertido en gran estrella de los Philadelphia 76ers junto a Joel Embiid, jugó su segundo Partido de las Estrellas merced a sus 16,9 puntos, 8,3 asistencias, 7,9 rebotes y un excepcional rendimiento en defensa; el elegante alero Jayson Tatum (22,4 puntos) es uno de los grandes referentes de los Boston Celtics al igual que el espectacular escolta Donovan Mitchell (24,3) en los Utah Jazz; mientras que Devin Booker (26,4) y Brandon Ingram (24,9) son a día de hoy la punta de lanza de dos equipos, Phoenix Suns y New Orleans Pelicans respectivamente, prometedores y con mucho futuro. Por su parte, en la presencia en Chicago de los pívots Bam Adebayo (Miami Heat, 15,8 puntos y 10,4 rebotes) y Domantas Sabonis (Indiana Pacers, 18,3 y 12,5) ha tenido muchísimo que ver el notable balance de sus equipos.

A la espera de Zion Williamson Si hay un jugador que puede hacer explotar toda esta categorización de estrellas emergentes es el volcánico Zion Williamson. Con vitola de megaestrella incluso antes de desembarcar en la liga en el último draft, el espectacular interior de los Pelicans solo ha podido jugar hasta el momento diez partidos, pero sus 22,1 puntos y 7,5 rebotes parecen un simple esbozo de lo que puede llegar a hacer en la NBA. Sin embargo, y ayudado por su larga inactividad, mucho deberían cambiar las cosas para que el mejor rookie no acabe siendo Ja Morant, base de 20 años que con su llegada al equipo ha convertido a los Memphis Grizzlies en aspirante al play-off cuando casi todos los expertos contaban con ellos para las posiciones de cola. Poseedor de un gran atleticismo y una capacidad de salto extraordinaria, sus 17,6 puntos y 7,1 asistencias se han aliado con los 17,1 de Jaren Jackson, pívot de segundo año con capacidad para anotar triples, para formar una pareja que puede dar mucho que hablar.

Y tampoco se puede olvidar a jugadores como Jamal Murray, base de los Denver Nuggets, Jaylen Brown, escolta de los Boston Celtics, Shai Gilgeous-Alexander, director de juego de los Oklahoma City Thunder, John Collins, ala-pívot de Atlanta Hawks, jugadores todos ellos menores de 24 años que rozan ya la condición de All Star, o D'Angelo Russell, base de Minnesota que ya lo fue el curso pasado. El relevo generacional, cuando sea necesario, está garantizado.