Bilbao - El Bilbao Basket se probó ayer el traje de play-off y se gustó. Los hombres de negro, serios, centrados y autoritarios, arrancaron con éxito las eliminatorias de ascenso a la Liga Endesa y superaron en el envite inicial a un Palencia cuya resistencia duró 28 minutos. A partir de ahí, la contienda solo tuvo un color: el negro de los anfitriones. El conjunto que dirige Álex Mumbrú supo manejar de manera efectiva los tiempos del partido. Arrancó enchufado, supo resistir los arreones del rival y en el momento de la verdad, cuando los de Carles Marco amenazaban con subírseles a las barbas y fabricar un fin de noche taquicárdico, subieron una velocidad más en su juego para no volver a mirar atrás. Del inquietante 59-58 que reflejaba el luminoso a 1:44 del final del tercer cuarto se pasó a un inapelable 77-60. Parcial de 18-2 y se acabó lo que se daba. 1-0 en la serie.

El arranque de un play-off siempre llega acompañado de algo de incertidumbre. No todo el mundo responde de la misma manera cuando la temporada llega a ese punto en el que el premio a la regularidad deja paso a las rondas del K.O., en las que los errores penalizan muchísimo y las derrotas se pagan muy caras. A los hombres de negro no les tembló el pulso. Supieron arrancar con el nivel de intensidad exigible en una cita de semejante calado y su único momento de zozobra llegó en los minutos centrales del tercer acto, cuando permitieron una sucesión de bandejas, un par de ellas con adicional, cuando disponían de faltas para evitarlas. En el resto del choque demostraron una superioridad significativa. Actuaron con tino en las distancias cortas -19 puntos de Ben Lammers, arrollador una vez más, y 12 de Leonardo Demetrio-, dominaron el rebote, haciendo mucho daño además en el aro contrario con doce capturas ofensivas, y metieron muchas manos en defensa para provocar hasta 17 pérdidas en las filas enemigas. Además, gozaron en todo momento de la referencia anotadora de un Jaylon Brown (20 puntos) que jugó quizás su mejor partido como hombre de negro por nivel de acierto y también de actividad defensiva y concentración.

Impulsado por la efusividad de un Bilbao Arena con ganas de marcha y las revoluciones a tope, el conjunto anfitrión arrancó la contienda con el cuchillo entre los dientes, mostrando en pista un nivel de actividad, energía y velocidad mucho mayor que su rival. Percutiendo por tierra, mar y aire, con triples de Brown y Osvaldas Matulionis y un Demetrio cuya efusividad en las distancias cortas marcaba la diferencia, el Bilbao Basket no tardó en alcanzar una diferencia de dobles dígitos (14-4), obligando a Marco a pedir tiempo muerto a 4:21 de la conclusión del acto inaugural. El colchón bilbaino llegó a los once puntos, pero la entrada en escena de Calvin Hermanson cambió radicalmente las constantes vitales del duelo. El Palencia, hasta entonces absolutamente romo, encontró un pilar en el que apoyarse para no perder pie. Sus tres triples, uno de ellos con adicional, equilibraron la situación y el intento de demarraje de los hombres de negro quedó abortado y los primeros diez minutos se cerraron con un 23-19. Los locales abrumaban en el rebote (15-3) a un rival en el que, además, Moussa Kone cometió cuatro faltas en poco más de tres minutos. Salgado inauguró el segundo parcial con un triple, pero el ataque de los de Mumbrú fue poco a poco perdiendo fluidez, al mismo tiempo que acumulaba pérdidas que los Jordi Grimau, Steve Vasturia y Nikola Cvetinovic castigaban en aro contrario. Así, los de Marco empataron primero el duelo (28-28), posteriormente lograron su primera renta (33-36 a 2:51 del descanso) y el Bilbao Basket tuvo que resetear su mente para retomar el control. Lo consiguió gracias a la actividad infatigable de Lammers en las inmediaciones del aro y a las manos rápidas en defensa y verticalidad en ataque de un Brown magnífico (13 puntos al descanso), quienes impulsaron a los suyos hasta el 41-38 en el ecuador de la cita.

Despegue definitivo En la reanudación, el conjunto local supo sacar la tercera falta de Vasturia y Urko Otegi, alimentó a sus pívots para que siguieran haciendo daño debajo del aro y en el ecuador del tercer cuarto fabricó una interesante renta de ocho puntos (55-47), pero en primera instancia no fue capaz de darle continuidad. Con solo una falta cometida, permitió un par de penetraciones con adicional y varias bandejas en su aro, dando mucho aire a un Palencia que se acercó hasta el 59-58 obligando a Mumbrú a llamar a capítulo a los suyos. Sin embargo un triple de Edu Martínez y cinco puntos seguidos de Schreiner ante Petar Aranitovic, base de urgencia tras la torcedura de tobillo de Aitor Zubizarreta antes del descanso, dieron mucho aire a los suyos y les permitió afrontar los últimos diez minutos con un colchón de nueve puntos (67-58). Y el parcial fue a más. Dos canastas al poste de Larsen, un triple de Rigo, un par de tiros de Demetrio y el 77-60 se convirtió en realidad. El Palencia trató de revolverse de la mano de Grimau, pero entre Lammers y Brown sofocaron cualquier intento de rebelión y pusieron candado a un partido cuyo resultado final pudo ser un poco exagerado pero en el que el Bilbao Basket mostró su autoridad. Pero aún queda trabajo por hacer. Mañana, segundo asalto.