BILBAO - Llegan a Bilbao salvados a falta de dos jornadas para que acabe la liga. ¿Satisfechos?

-Es un éxito. Aunque puede haber sorpresas, en esta competición son los presupuestos los que marcan los objetivos. Nosotros tenemos el segundo más bajo de la categoría, solo superamos al Araberri, y sabíamos que nuestra meta iba a ser pelear por mantener la categoría. Hicimos una buena primera vuelta, pero en la segunda nos ha costado mucho porque físicamente el equipo no ha estado bien, hemos tenido problemas físicos de jugadores importantes como Tyson Pérez, Chema Gil... Eso ha hecho posible que otros jugadores diésemos un paso al frente y que al vital duelo del pasado domingo ante el Prat llegáramos todos muy enchufados.

El Canoe es una institución con mucha solera. ¿Cómo es el club?

-Es una entidad con muchísima historia, pero a la vez es un club que no está preparado para tener baloncesto de muy alto nivel. Desde el punto de vista de las infraestructuras, solo tenemos un campo para compartirlo con muchos equipos de categorías inferiores y eso hace que nosotros tengamos que entrenar a las 21.45 horas y acabemos a las 23.00. Por otra parte, no hay un presidente específico para la sección de baloncesto, hay un presidente para toda la entidad, nuestro entrenador tiene que ejercer de director deportivo... Es todo muy amateur y a raíz del ascenso a LEB Oro y al hecho de mantener la categoría se está trabajando para mejorar.

¿Qué balance hace de su campaña?

-Positivo, sobre todo porque el objetivo del equipo se ha logrado y el colectivo siempre va por delante de lo individual. El arranque fue duro. Dejar Bilbao después de cinco años, venir solo a un club nuevo, a una ciudad nueva, adaptarme a una posición en la que no había jugado muchos años... Al principio no tuve todos los minutos que hubiese querido y yo tampoco estaba al nivel que debía tener. Luego, además, me rompí la mano y tuve que estar un tiempo parado, pero esa lesión me ayudó a centrarme. Me dije a mí mismo que había dado este paso con todas las consecuencias, que yo era el primero que debía tener confianza en mí mismo y que debía afrontar los problemas como lo que son, algo pasajero. A la vuelta de la lesión me encontré mejor, con mucha más confianza, tuve más minutos por las lesiones de otros compañeros, pude volver a la posición de ala-pívot, que es donde de verdad me siento cómodo, y empecé a hacer mi trabajo.

¿Cómo fue su salida de Bilbao? ¿Hubo posibilidad de seguir?

-Yo me encontré sin equipo en verano y los dos únicos clubes que se pusieron en contacto conmigo fueron el Zornotza, que fue el primero que preguntó, y el Canoe. Cuando hable con ellos no tenía ninguna oferta de Bilbao Basket y decidí venir a Madrid. Mucha gente me pregunta todavía porque me marché y yo siempre digo que si por mi hubiese sido habría seguido cien años en el Bilbao Basket. Pero las circunstancias no siempre son como uno quiere y hay que dar nuevos pasos.

¿Con qué se queda de su paso por el Bilbao Basket?

-Con todo. Llegué con el club al borde de la quiebra, con una huelga, pero de esas cosas también se aprende. Ves cómo pese a todo lo que envuelve a un club el vestuario debe tirar hacia adelante centrándose en lo deportivo. Luego llegaron años mejores con Sito Alonso, que me dio confianza y minutos, me hizo sentirme importante en el grupo y me permitió demostrar que podía estar ahí, que merecía estar ahí. Fue la época más bonita.

El viernes se le hará extraño jugar como visitante en Miribilla...

-Pues sí. Llevo tiempo pensando en ello, dándole vueltas a la cabeza... En la primera vuelta ya me dio mucha rabia no poder jugar contra el Bilbao Basket porque ese club es mi casa. Veía los partidos desde que era pequeño, pude ver a mis ídolos jugar en La Casilla, en el BEC, en Miribilla... Todo lo que tengo de baloncesto me lo ha dado el Bilbao Basket, tanto de aficionado como de jugador. Enfrentarte a eso, gracias a Dios sin nada en juego por nuestra parte, le quita esa presión que por otra parte también hubiese sido bonita, pero me va a permitir disfrutar del partido tranquilo. Vuelvo a mi casa, vuelvo a ver a mi gente, vuelvo a un Bilbao Arena que espero que esté lo más lleno posible animando a su equipo porque esa afición es el valor más fuerte que tiene ese club y voy a volver a sentirme parte de ese efecto Miribilla. Para mí va a ser muy especial. Evidentemente, iré a ganar, pero independientemente del resultado voy a disfrutar mucho. Espero no emocionarme demasiado.

¿Cómo ha visto al Bilbao Basket esta temporada?

-Está teniendo sus altibajos, como todos los equipos de esta liga. A priori, es el favorito para ascender. Todo hace indicar que será el organizador de la Final Four y los que conocemos lo que son 10.000 personas metidas en ese pabellón sabemos que eso supone un plus importantísimo. Es el favorito, pero no hay mucha diferencia respecto al resto de rivales.