TRES jornadas han sobrado para que el Bilbao Basket haya asegurado el factor cancha en la eliminatoria del play-off de ascenso. Los hombres de negro ya han cumplido con el objetivo que se trazaron en cuanto comprobaron que el Real Betis jugaba otra liga y ahora toca ser el mejor de todos los demás. Los dos últimos encuentros suponían un reto y el equipo de Álex Mumbrú lo ha superado con sendas victorias que le permiten mantener abierta su mejor racha de la temporada, con seis jornadas sin perder. En otras circunstancias, el Bilbao Basket podría tomarse una tregua y poner ya el foco en esa eliminatoria que será el paso previo a la decisiva Final Four. Pero resulta complicado porque es difícil adivinar quién podrá ser su rival -ahora mismo lo sería el Valladolid- porque entre el cuarto y el undécimo aún pueden cambiar muchas posiciones.

Además, Mumbrú y sus jugadores son conscientes de que la mejor manera de afrontar ese play-off es hacerlo acumulando victorias y con el botón de la tensión competitiva encendido. Sus próximos rivales le van a obligar a ello porque el siguiente será el Fundación Granada, que se está jugando el ingreso en el play-off, y los dos siguientes el Canoe y el Barça B, que quizás estén aún metidos en la batalla por la permanencia. Así que lo mejor es seguir con los cinco sentidos puestos hasta que la competición permita tener las cosas claras y enfocar la preparación.

En este sentido, partidos como el de ayer, aunque no colmaran el paladar del aficionado, ayudan porque se jugó al estilo play-off. Casi pudo tomarse como un ensayo porque no es descartable que el Melilla pueda cruzarse de nuevo en el camino. A partir del primer cuarto hubo muy pocas concesiones físicas y el Bilbao Basket tuvo que picar piedra para suplir su falta de inspiración cuando los de Alejandro Alcoba, que tenía una rotación limitada a nueve jugadores, bajaron las revoluciones del partido. El conjunto norteafricano suele jugar a otro estilo, más dinámico, pero no le quedaba otra que tratar de aprovechar aquello en lo que podía sacar ventaja y era llenar las zonas de gente porque su juego interior tiene mucho tamaño.

porcentajes bajísimos Casi le sale bien porque se encontró con un Bilbao Basket que tuvo unos porcentajes de tiro bajísimos para jugar en casa, apenas un 37%, pero que a cambio se llevó 20 rebotes ofensivos en la canasta melillense. Los pívots de los dos equipos, para que luego digan que el baloncesto moderno se olvida de ellos, fueron muy protagonistas. El nivel de contactos se llevó por delante a Vasilije Vucetic, que no jugó en toda la segunda parte y no pudo brillar en su regreso a Miribilla.

Entre los dos equipos atraparon 31 rebotes en el aro enemigo, aunque extrañamente eso solo provocó 24 puntos en segundas oportunidades. La consigna era no ceder canastas fáciles y mandar a los jugadores a los tiros libres, donde los porcentajes de acierto también fueron bajísimos. En el bando del Bilbao Basket, fue un paupérrimo 37% y solo tiraron Larsen, Demetrio y Martínez. Toca revisar este aspecto porque el acierto desde la línea de 4,70 metros ha ido bajando drásticamente con el paso de la temporada. Los hombres de negro empezaron siendo los mejores de la LEB Oro en tiros libres y ahora mismo están entre los peores, superando por poco el 70%. En lo que tendrá que jugar el Bilbao Basket a partir del 10 de mayo, cualquier forma de sumar ayudará y hay que volver a incidir en aquella que es más sencilla. Si choques, también en sentido literal, como el de ayer hacen aflorar las cuestiones que aún quedan por mejorar esta es una muy evidente.

Así que ayer tocó aparcar las florituras, el brillo de la mayoría de los recientes triunfos en casa, para acabar con el mismo resultado. Otras veces se destacó el trabajo coral del conjunto bilbaino al conseguir que varios jugadores pasaran de diez puntos y ante el Melilla ocurrió lo contrario. Los de Mumbrú sumaron la victoria con solo un jugador en dobles dígitos de anotación. Normalmente, no le habrían dado las cuentas para ganar, pero demostró que su trabajo defensivo está más que cuajado y tampoco permitió jugar cómodo al Melilla. Se intuye que el Bilbao Basket es capaz ya de adaptarse a cualquier propuesta, lo que alimenta el optimismo más allá de las seis victorias consecutivas que han llegado en el momento oportuno.