La Federación Vasca de Atletismo (FVA) se ha quedado sin Junta Directiva después de que el colectivo al completo presentara su dimisión en la última Asamblea General Ordinaria que se celebró el pasado 10 de octubre. Tan solo cinco meses después de que accedieran al cargo.
La decisión se debe, tal y como explicaron mediante un comunicado, a la “grave situación económica que atraviesa la entidad y a la falta de apoyos financieros para garantizar su sostenibilidad”. Situación que ha provocado no solo la suspensión de las concentraciones de atletas, sino también la renuncia a participar en algunos Campeonatos Autonómicos.
Ni Mikel García como presidente, ni Ibon Muñoz como vicepresidente, ni Irene Cantabrana en representación de jueces, ni Juanjo de Campos en representación de los clubes, ni Amaia Andrés en representación de los entrenadores, ni Alazne Etxebarria, en representación los atletas, encontraron la solución para subsanar el “déficit económico significativo y estructural” que atraviesa la FVA.
De hecho, que en cuanto tomaron el mandato se percataron de un “importante desequilibrio presupuestario” en las cuentas de 2025; así como un “progresivo deterioro financiero en los últimos ejercicios”. Explican, además, que intentaron poner remedio a la situación con varias reuniones con el Gobierno vasco y su director de deporte, Gorka Iturriaga.
En ellas, explicaron que era inviable mantener una Federación que debía hacer frente a un incremento del PIB de más del 18% si este no venía acompañado de un incremento de la subvenciones. Sin embargo, dichas reuniones no fueron fructíferas.
Una posible disolución
Por ello, la Junta Directiva no vio otra solución que la dimisión colectiva. Con todo, todos sus representantes permanecerán en funciones hasta que en unas semanas se abra un nuevo proceso electoral que designe a una nueva Junta.
Avisan, además, que en caso de que no se presente ninguna candidatura “se convocará una asamblea extraordinaria para valorar la posible disolución de la Federación Vasca de Atletismo”.