La temporada pasada fue un camino de gloria para Red Bull, que conquistó todos los títulos posibles, pero lo hizo después de un comienzo de curso dubitativo no tanto por el ritmo como por la fiabilidad. En la primera carrera, que también fue el Gran Premio de Bahréin, se estrenó con un doble abandono y con Ferrari erigiéndose en formal competencia; entonces, Charles Leclerc firmó la pole y se adjudicó posteriormente la victoria.

En el amanecer del Mundial de 2023 la situación se tornó inmejorable para Red Bull, que dio visos de lo que puede ser una campaña incluso más arrolladora que la anterior. Max Verstappen selló la pole y conquistó la carrera con una ventaja insultante; Sergio Pérez ratificó la superioridad de la escudería energética con una segunda plaza también exenta de competencia. ¿Quién puede detener a Verstappen si no es Pérez, el único al volante de otro Red Bull? Según lo acontecido, resulta insospechado que Mad Max no se proclame tricampeón pese a estas tempranas alturas del año. Los resultados son exagerádamente contundentes.

Más si cabe teniendo en cuenta que Leclerc, que el curso pasado no terminó siendo oposición al título aunque finalizó subcampeón, comienza con un abandono por problemas mecánicos –vuelta 41–. Para mayor desastre, el monegasco tuvo que montar antes de la carrera una nueva batería y otra centralita, las segundas de las dos que se permiten para todo el año, lo que complica aún más la situación de Ferrari.

La exigencia para Verstappen duró un stint. “Ha sido una primera tanda muy buena, donde hemos hecho las diferencias y luego he tratado de gestionar los neumáticos”. Sencillo de explicar, pero a la vez una oda a la ingeniería y el pilotaje. En 10 vueltas Mad Max sacó 6,4 segundos a Leclerc, que ganó la segunda plaza a Pérez en la salida. La ventaja fue in crescendo hasta completar la segunda parada en boxes –todos cambiaron dos veces de neumáticos–, cuando su renta era superior a los 13 segundos respecto al segundo clasificado, que ya era Pérez, quien recuperó la posición con un adelantamiento en pista a Leclerc –giro 26–.

Luego fue un coser y cantar para un Verstappen arrollador e igualmente inconformista, porque en varias ocasiones hizo referencia a posibles problemas en la caja de cambios y el equilibrio del coche. “Eran pequeñas cosas, pero que siempre quieres ajustar”, explicó, gélido como suele ser, de carácter nórdico, amenazante con un semblante que transmite vulgaridad ante unos hechos impresionantes. Ferrari, Mercedes y Aston Martin están en otra galaxia.

Alonso rejuvenece

Tras el doblete de Red Bull, que curiosamente empleó una estrategia contraria al resto –montó dos juegos de compuestos blandos y por último los duros, mientras los demás calzaron blandos, duros y blandos de nuevo– escalaba Fernando Alonso. El asturiano descendió desde la quinta pintura de salida hasta el séptimo lugar para iniciar una remontada que confirmó el potencial de Aston Martin, séptimo equipo en el pasado Mundial de Constructores, con tres sextos puestos como mejores resultados, pero que arrancó 2023 con una tercera posición que acentuó el trabajo y la inversión realizados. Las sospechas del paddock no estaban infundadas.

Alonso se desquitó en pista de Russell, Bottas, Hamilton y Sainz, lo que sumado a la retirada de Leclerc dio para alcanzar un podio que el asturiano no pisaba desde 2021, con Alpine, el único de aquella temporada; previamente no lo hacía desde 2014, con Ferrari. A sus 41 años, Alonso rejuvenece con un monoplaza que puede dar muchas alegrías a tenor además de un sexto puesto de Lance Stroll meritorio, ya que doce días atrás estaba visitando el quirófano debido a un accidente de bicicleta que le dejó dañadas ambas piernas y un brazo.

“El podio en la primera carrera es realmente increíble. Lo que ha hecho Aston Martin en invierno es irreal: llegar con el segundo mejor coche a la primera carrera del año”, expresó un radiante Alonso, que además de pilotar un Aston Martin veloz, en el circuito de Sakhir protagonizó seguramente la segunda menor degradación de neumáticos, lo que fue su gran baza para auparse al cajón. Su último escollo, Carlos Sainz, fue superado en la vuelta 46 de las 57 pactadas con choque de neumáticos incluido. 

Los adelantamientos del asturiano fueron agresivos y a la par brillantes. Ofreció un gran espectáculo en la senda hacia su 99º podio. Por ello fue elegido Piloto del Día. “Firmaría un quinto, pero estoy ahí por si los Ferrari degradan”, dijo en la previa. Superó sus expectativas, a pesar de que pudo verse obligado a abandonar en la primera vuelta, cuando recibió un impacto propiciado por Stroll, a quien felicitó Alonso y por quien se interesó cuando rodaba lanzado al podio.

Una vez superado el Ferrari del madrileño, Alonso llegó a alcanzar un margen de 9 segundos sobre el cuarto puesto de Sainz, quien mantuvo a raya a Lewis Hamilton, quinto. “No es donde queremos estar. Tenemos trabajo”, lamentó el británico. George Russell condujo el otro Mercedes a una discreta séptima plaza. Como auguró Toto Wolff, Aston Martin está por encima en rendimiento, y se podría decir que a la par de Ferrari, al menos en el trazado bahrainí, aunque todos están lejos de Red Bull.