DOS gravísimas lesiones, la rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda en plenas finales de la NBA en junio de 2019 y otra del tendón de Aquiles en noviembre de 2020, cuando veía próximo el momento de regresar a las canchas, han privado a la NBA del concurso de Klay Thompson durante 941 días. Dos temporadas y media sin uno de los jugadores más especiales de la competición, un puro espectáculo alejado de la bestialidad de los mates o de las acciones solo al alcance de las divinidades atléticas. Por eso su regreso a la acción el pasado 9 de enero ante los Cleveland Cavaliers, con 17 puntos en 20 minutos, fue ampliamente celebrado. A sus 32 años, Thompson, el perfecto lugarteniente de Stephen Curry en los tres anillos de los Golden State Warriors en la pasada década (2015, 2017 y 2018), lucha ahora por volver a ser el que fue, un arma ofensiva de destrucción masiva, pero no es sencillo. Lógico. Un periodo de inactividad tan largo no perdona a nadie y durante los play-offs y también en estas finales ante los Boston Celtics, se está viendo a un Klay de picos de sierra, demasiado racheado a la hora de activar su muñeca. Sus porcentajes no están siendo los de antaño, pero incluso sus rivales son conscientes de que el escolta es de esos jugadores capaces de hacer saltar por los aires la lucha por el título si consigue entrar en trance. Y eso entraña un peligro mortal en una eliminatoria que marcha igualada a dos victorias.

Thompson es un tirador puro, el mayor representante del cotizado arte del catch&shoot (recibir y tirar). Verle ejecutar su gran especialidad merece el precio de una entrada. En su currículum figuran proezas como su récord de la NBA con 14 triples convertidos en un encuentro en el que apenas estuvo 26 minutos en cancha (octubre de 2018), su partido de 60 puntos en solo 29 minutos de juego teniendo el balón en sus manos solo 90 segundos y gastando únicamente once botes (diciembre de 2016) o sus 37 puntos en un cuarto con un 13 de 13 en tiros de campo y nueve triples anotados (enero de 2015). Pero desarrollar este tipo de juego requiere un esfuerzo físico mayúsculo, correr constantemente sin balón y pasar infinidad de bloqueos para poder recibir en la mejor situación posible y, además, Klay no es de los jugadores que aprovecha la fase defensiva del juego para recargar baterías, sino que en los Warriors de Steve Kerr ha sido históricamente el encargado de la marca del jugador más peligroso del perímetro rival. Y la falta de frescura física y el exceso de óxido caminan casi siempre de la mano con el descenso de la efectividad.

El escolta ha cerrado la última temporada regular promediando unos destacables 20,4 puntos en los 32 encuentros que pudo disputar, pero sus porcentajes de acierto bajaron considerablemente. Por primera vez en su carrera no llegó al 40% en su especialidad triplista (38,5%) y su nivel de efectividad en los tiros de campo fue el peor desde 2014 (47,7%). En los play-offs ha enlazado fases de gran acierto con otros de tremendo desatino y en las finales contra los Boston Celtics también está sufriendo. En el tercer partido se fue a los 25 puntos con un 5 de 13 en triples, pero en el segundo acabó con un horrible 4 de 19 en tiros de campo (1 de 8 desde la larga distancia). Sin embargo, en Boston temen que sea precisamente Thompson el factor que pueda desequilibrar la final porque es justo en los duelos a vida o muerte donde acostumbra a dar lo mejor de sí mismo. Y eso es algo que no ha cambiado pese a su larguísima inactividad. Sus dos mejores actuaciones en estas eliminatorias por el título llegaron en los partidos para poner candado a las semifinales de conferencia ante Memphis Grizzlies (30 puntos, 8 de 14 en triples) y a las finales del Oeste frente a Dallas Mavericks (32 puntos, 8 de 16). La muñeca de Klay está acostumbrada a sacar a los Warriors de situaciones más que comprometidas. En las finales el Oeste de 2016 contra Oklahoma City y con su equipo al borde de la eliminación (2-3), sus 19 puntos en el acto final remontaron una desventaja de ocho puntos. Dos años después, en la misma ronda, Golden State estaba en situación idéntica frente a los Houston Rockets. Llegó a perder por 39-22 al término del primer cuarto, pero en los tres siguientes Thompson metió 9 de los 13 triples que lanzó para llevar la eliminatoria al séptimo partido. Los Warriors confían ciegamente en él y sus rivales le temen. "Está fallando tiros, pero somos conscientes de que puede entrar en racha en cualquier momento. Trabajamos para evitarlo, pero una buena defensa no es suficiente con él", asegura Jaylen Brown.

Sus porcentajes de tiro han bajado este curso, pero sus mejores actuaciones en el 'play-off' sirvieron para eliminar a Memphis y Dallas

"Está fallando tiros, pero sabemos que puede entrar en racha en cualquier momento", apunta Jaylen Brown, alero de Boston