A vida de Ramón Cid (Donostia, 1957) está unida al atletismo. Especializado en triple salto, fue uno de los mejores atletas estatales de finales de los años setenta y una vez acabó su carrera como deportista, decidió seguir unido al deporte como entrenador, llegando a ser Director Técnico de la Federación Española de Atletismo. La retirada definitiva pasó por su cabeza, pero al final, su pasión pudo más y decidió seguir entrenando a un pequeño grupo de atletas. Actualmente, las más destacadas que trabajan con él son Teresa Errandonea y María Vicente, afincada en Gipuzkoa con el objetivo de entrenar con el técnico donostiarra. El Campeonato de España de Pista Cubierta fue una de sus últimas citas para valorar en forma de resultados el trabajo realizado y las cosas salieron bien. Las dos conquistaron el título estatal y la catalana batió el récord de España de heptatlón.
El campeonato celebrado en Ourense dejó a Cid satisfecho con lo realizado. Fueron unos días en los que lo planeado pudo ser plasmado en el tartán y el premio de los dos oros fue la guinda perfecta. “En el caso de María siempre es muy largo, es bastante agónico. Es una obra de cinco actos y no sabes cómo va a acabar ni uno de ellos. El peso nos salió un poco irregular, pero el objetivo del récor de España se cumplió”, cuenta Cid, que también quedó contento con la actuación de Errandonea: “No llegaba al cien por cien, pero estuvo muy bien a nivel mental. Tenía una muy buena rival, pero hizo campeonato. De vez en cuando sale todo bien a nivel de resultados y esta fue una de esas veces”. Aunque la alegría no duró mucho y el técnico y sus atletas recibieron la mala noticia de la lesión de Vicente, que se quedará fuera de Mundial de Belgrado.
Estos objetivos cumplidos llegan después de muchas horas de trabajo. Esfuerzo continuo de las atletas y también del propio entrenador, que está agradecido con la respuesta que le ofrecen tanto Vicente como Errandonea: “Entrenar el talento, lo que se refiere al contenido, es muy fácil. Son atletas que asimilan cualquier estímulo que les das. La complejidad no es mayor, incluso puede ser menor, que con cualquier atleta del grupo. Es un gusto entrenarlas”. Pero Cid no solamente dirige a las dos olímpicas, su grupo, aunque reducido, también tiene diferentes perfiles. “Son buenos atletas, aunque el atletismo es su segunda o tercera prioridad. Tienen la mismo ilusión y el mismo trabajo que María y Teresa. El grupo es bastante democrático. Todos tienen la misma intensidad de trabajo e intento estar encima igual para uno que para otros”, añade.
Aunque en los entrenamientos de Cid no todo es exigencia y trabajo físico. También hay lugar para el buen ambiente. “No es incompatible la seriedad y el humor. Lo contrario es el aburrimiento. Nos lo pasamos bien y se trabaja en serio, si ya acompañan los resultados es la bomba. Suena todo muy edulcorado, pero es así, nos lo pasamos muy bien”, afirma el donostiarra. El técnico entiende bien lo que sienten sus atletas y parte de ello es por su experiencia previa como deportista, aunque al mismo tiempo considera que no es determinante: “Siempre da más poso haber sido atleta y tienes un punto más de comprensión, pero sí que es cierto que cada atleta es un mundo. El entrenador tiene que ser capaz de ponerse trajes diferentes con cada atleta. También hay grandísimos entrenadores que no han sido atletas”.
A la hora de la competición es cuando llegan los nervios. Sentimientos compartidos por los atletas y el propio entrenador. “Afortunadamente me pongo muy nervioso y eso es porque me importa. Lo paso bien pasándolo mal”, reconoce. Cid sabe lo que es estar en los dos papeles, ser el atleta que está a punto de realizar un salto y ver la acción desde la barrera como entrenador. “Para acordarme de mis nervios como atleta tengo que hacer un esfuerzo de memoria porque ya ha pasado bastante”, declara entre risas y añade: “Como atleta tienes que dominar los nervios, al igual que como entrenador, pero los puedes expresar y como entrenador muchas veces hay que disimular y poner cara de póquer. Son nervios de distinto aspecto y no sabría decir cual es más fuerte”. Sentimientos vividos durante una vida en el tartán que ahora prosigue mientras intenta aportar su granito de arena a un grupo de atletas para que vayan cumpliendo objetivos sin parar.
“Me pongo muy nervioso en cada prueba y eso es porque me importa mucho. Lo paso bien pasándolo mal”
“Nos lo pasamos bien entrenando y si acompañan los resultados, es la bomba”
Entrenador de atletismo