A temporada pasada el Chelsea dio un salto deportivo. El conjunto londinense venía de una sanción que le impidió reforzarse en verano de 2019 por infringir la normativa sobre traspasos internacionales de futbolistas menores de 18 años con 29 casos irregulares. Levantado el veto, el club del multimillonario ruso Román Abramóvich regresó al mercado y se reforzó para alcanzar la cúspide europea de la mano del técnico Thomas Tuchel. El alemán dejó el Paris Saint-Germain en invierno y en cuestión de meses llevó al equipo a lo más alto. Se proclamó campeón de la Champions League con un proyecto llamado a tener un largo y exitoso recorrido.

No obstante, Timo Werner, el hombre llamado a ser sinónimo de gol, dejó cierto halo de decepción. Por eso el pasado verano el Chelsea se lanzó al mercado a por uno de los delanteros más reputados del panorama internacional, Romelu Lukaku, el ariete de una Bélgica que lidera el ranking mundial de selecciones y exatacante de un Inter de Milán que gracias a sus 24 goles conquistó el último Scudetto. Lukaku regresaba a la que había sido su casa entre 2011 y 2014. En Milán, Lukaku cumplió las expectativas depositadas en aquel joven que cautivó al planeta en el Anderlecht. Vestido de nerazzurri disputó 95 partidos y anotó 65 goles. Confirmó que era una estrella después de una estancia destacada en el Everton (166 partidos y 87 goles entre 2013 y 2017) y un cuestionado papel en su paso por el Manchester United (96 comparecencias y 42 dianas entre 2017 y 2019).

La compra de Lukaku por 115 millones de euros elevó al belga como jugador que más dinero ha movido en traspasos, con un total de 327 millones, relegando a un segundo lugar a Neymar (310). Se transformaba asimismo en el mayor desembolso de la historia del club inglés.

El meteórico arranque de temporada del Chelsea aupó al equipo al frente de la Premier League. En la décima jornada aventajaba en tres puntos al Liverpool (2º) y en cinco al Manchester City (3º). Sin embargo se sembraron las dudas sobre el rendimiento de Lukaku, que en las 18 primeras jornadas acumulaba tres goles en el campeonato y se había perdido siete partidos por lesión, covid o decisión técnica. En la Champions, el Chelsea cedía la cabeza del grupo tras golear a la Juventus (4-0) y en la última cita verse empatado por el Zenit en el minuto 94 (3-3). “Quizá nos hayamos olvidado de por qué fuimos el mejor equipo”, reprochó Tuchel, que comenzó a ver cómo su equipo bajaba las prestaciones, sumando de la jornada 10 a la 20 solo 17 puntos de 30 posibles.

En la previa del duelo contra el Liverpool, en uno de los encuentros más trascendentes del curso y en el que se dilucidaba la capacidad de persecución del liderato del Manchester City -a 11 puntos del Chelsea y 12 del Liverpool antes del inicio del duelo-, estalló la bomba. “No estoy contento con la situación en Chelsea. Tuchel ha elegido jugar con otro sistema. No estoy contento y es normal. Lo único que puedo hacer es no rendirme y seguir como un profesional”, expresó Lukaku para Sky Sport. Además, añadió: “Quiero desde el fondo de mi corazón volver al Inter. No lo quiero hacer al final de mi carrera, sino cuando todavía esté al máximo nivel”. Big Rom acaba de retornar a Inglaterra y ya piensa en la mudanza.

Las declaraciones, dentro de un clima ya de por sí enrarecido, tuvieron un efecto inmediato. Tuchel, sin contemplaciones, dejó a Lukaku fuera de la convocatoria. “Trae ruido que no necesitamos”, declaró el técnico, que ayer consiguió igualar un 0-2 en contra para sumar un punto que es insuficiente. Chelsea y Liverpool se descuelgan en la carrera por la Premier.

El problema de Lukaku se suma a otros frentes ya abiertos. Saúl Ñíguez, jugador cedido por el Atlético de Madrid que al parecer llegó sin el beneplácito del míster y como producto de un favor entre el club y los representantes del jugador, ha disputado 531 minutos. Tuchel no ha dudado en sentarle en el banquillo. Kepa Arrizabalaga, en su momento el portero más caro de la historia, sigue apartado de la titularidad. Werner se devalúa a la sombra de Lukaku...

Además, a nivel de planificación, jugadores de relevancia como el capitán César Azpilicueta, Rudiger, Christensen o Thiago Silva -tres de ellos fueron titulares en la línea defensiva blue de la final de la Champions- no han renovado sus contratos y están disponibles para negociar salidas gratuitas el próximo verano. Ante todo ello, Tuchel ya ha dejado ver que su mano es firme, que no cede a nombres ni precios.

Cuatro contagiados en el PSG. El argentino Leo Messi es uno de los cuatro jugadores de la plantilla que han dado positivo en los test de covid tras la vuelta de vacaciones, según confirmó ayer el Paris Saint-Germain. “Los cuatro jugadores positivos de covid-19 son Leo Messi, Juan Bernat, Sergio Rico y Nathan Bitumazala. Todos están respetando actualmente el aisalmiento y el protocolo sanitario adaptado”, indicó el PSG, que volvió a los entrenamientos y hoy regresará a la competición, en los dieciseisavos de final de la Copa de Francia, contra el Vannes, de cuarta división. “Hasta que no dé negativo en Argentina no podrá viajar a Francia”, dijo el entrenador Mauricio Pochettino, sobre la situación de Messi.

“Trae ruido que no necesitamos”, responde Tuchel, que no ha dudado en sentar al llamado a ser la referencia ofensiva

“No estoy contento con la situación en Chelsea; quiero volver al Inter”, dice Lukaku, solo meses después de ser el fichaje más caro del club