Eduardo Celles es una de las personas más orgullosas del éxito de Jon Rahm en el US Open. Él fue el encargado de modular al hoy número 1 del mundo. El entrenador se hizo responsable de perfeccionar la técnica del golfista de Barrika antes de que diera el salto al campo profesional. El éxito de Rahm es el éxito de Celles, que contempla feliz los logros del que fuera su discípulo.

"Por supuesto que estoy orgulloso", admite Celles. "Soy su entrenador cuando llega de otra escuela con 14 años y aquí -en la Escuela de Golf Celles- fuimos depurando técnicas que hoy en día son la base de su juego. Para mí es un orgullo que un jugador de ese nivel tenga mi sello y el sello de la Escuela", expresa el preparador, que encuentra en Rahm la recompensa a su desempeño. "Al final, somos una familia de profesionales, estamos aquí un montón de profesores que nos gusta mucho nuestro trabajo, que le ponemos muchas horas, mucho entusiasmo, y ese es el resultado de ese trabajo y dedicación", comenta.

Y además, la noticia del primer major de Rahm llega justo cuando se cumple el 25 aniversario del centro que dirige. "En la vida valoras un poco todo. Coincide porque en la Escuela hacemos 25 años y para mí el momento cumbre es haber creado la Escuela con mi familia y mis compañeros, y haber podido dar el servicio a muchos vizcainos que no conocían el golf y que ahora mismo son golfistas. Encontrarnos en el camino a Jon, que es un diamante en bruto, es una suerte", admite el formador.

Celles valora las andanzas de Rahm como algo que "es difícil de ver en el deporte de Euskadi". Pero además, augura muchos más éxitos para el barrikarra. "Jon tiene todavía mucho golf dentro y vamos a ver muchas cosas buenas, porque la verdad es que es un fuera de serie. Es muy grande lo que ha hecho y estoy seguro de que lo va a seguir haciendo".

Cuando Celles cogió las riendas del juego de Rahm, ya observó cualidades inusuales en un chico de su corta edad. "Cuando tenía 14 años y su madre, Ángela, le dejaba en mi casa y venía a entrenar casi todo el día, en una ocasión hablando de los objetivos me dijo: 'Eduardo, voy a ser número 1 del mundo'. Aquí lo ha demostrado. Me lo dijo de tal forma que se lo dije a mi mujer a la noche: 'Joe, cómo me lo ha dicho, qué determinación, con qué seguridad'. Y bueno, ahí están los hechos", recuerda con satisfacción.

Su trabajo le brinda la oportunidad de conocer a cantidad de imberbes cuyos sueños de alcoba son llegar a lo más alto, pero Rahm poseía una actitud extraordinaria. "Llegar a lo más alto es un sueño y todos tenemos sueños. Cumplirlos y ser número 1, de la disciplina que sea€ Pero sí, me sorprendió cómo me lo dijo. Porque los jóvenes dicen: 'Me gustaría tal y cual'. Pero él no me dijo: 'Me gustaría'; me dijo: 'Voy a ser número 1'. Cuando alguien te dice eso con un cierto nivel y le ves con una dedicación, cómo le gusta, las horas que le implica esto, es algo fuera de lo normal", evoca Celles, que también observa un progreso que trasciende de las cualidades técnicas de un golfista.

"La verdad es que él ha progresado. En el tema técnico, los conceptos técnicos que yo pulí con él, del movimiento y del golpe que tiene, hoy los mantiene. Y eso creo que no se lo toca nadie hoy en Estados Unidos, creo que por la base que tuvo", analiza, antes de añadir: "Como entrenador lo que quieres es tener alumnos autosuficientes y que sepan ellos corregirse cuando están en el campo y que sepan cómo afrontar los momentos duros o críticos. En el tema mental, de pequeño él ya tenía mucha capacidad, pero creo que la edad le ha ido ayudando y le ha ido madurando, como hacemos todos, a la hora de afrontar las cosas con más tranquilidad, y este es su éxito". Es decir, Rahm vive a sus 26 años un estado de forma técnico y psicológico que ya le ha permitido alzarse sobre todos los golfistas del planeta, pero debido a su edad aún cuenta con margen de mejora. Eduardo Celles, que anticipa mucha más gloria, tuvo su parte de responsabilidad en el éxito que hoy amasa Jon Rahm.