Al Bilbao Basket no le valió ayer domingo lucir unos notables porcentajes de acierto en el lanzamiento (59% de dos, 48% en triples y 89% en tiros libres) para salir victorioso de la Fonteta de San Luis porque sin defender a un nivel mínimamente decente es imposible ganar. Y menos aún ante un rival con tantos recursos como el Valencia Basket. Cuando su maquinaria ofensiva lució a un nivel estratosférico, los hombres de negro tan extraordinario como insostenible, pero cuando el rival comenzó a apretar atrás el duelo fue igualándose y dejando claras pistas sobre por dónde iba a acabar desangrándose el conjunto de Álex Mumbrú: por su retaguardia. El desgaste por el duelo del miércoles en Tenerife y la incertidumbre de los últimos días por los positivos por covid-19 pueden servir de disculpa hacia cierto punto, pero tampoco se puede obviar que llueve sobre mojado.

El trabajo defensivo de los hombres de negro prácticamente de principio a fin, aunque durante muchos minutos quedara disimulado por el gran ritmo anotador en el aro contrario. El conjunto vizcaino dejó auténticas autopistas hacia su canasta que los rivales aprovecharon una y otra vez para anotar bandejas y mates a placer. Los de Jaume Ponsarnau firmaron hasta 70 puntos en la pintura bilbaina. Palabras mayores. Y claro, cuando se pretende competir contra un rival mejor armado a base de intercambiar canastas lo lógico es que el primero que pierda pie sea el más débil. Así sucedió ayer domingo. El conjunto vizcaino resistió sobre el alambre hasta el 85-85 a 4:16 del final, pero tres bandejas seguidas de Klemen Prepelic (17 puntos en el acto final) tirando cortes hacia canasta que su par, Jaylon Brown, no supo frenar desnivelaron la balanza y resumieron a la perfección lo vivido por la defensa visitante. Así, un notable duelo en ataque (20 puntos de Arnoldas Kulboka, 19 de Jaroslaw Zyskowski, 17 de John Jenkins...) quedó anulado por las excesivas facilidades dadas en defensa, sobre todo por la incapacidad de frenar en el uno contra uno a los exteriores rivales con estructuras que se desmontaban cual azucarillo con un simple bloqueo directo, dejando escapar la posibilidad de aprovechar el atolondramiento con el que arrancaron los anfitriones para firmar una campanada que habría supuesto pura vida en la cada vez más difícil lucha por la salvación (el Betis está ya a tres triunfos y solo el Fuenlabrada, a dos, parece alcanzable).

El Bilbao Basket arrancó la contienda desatado, con mucho ritmo y un nivel de acierto muy superior al normal (9 de 10 en tiros de dos y 4 de 5 en triples). Pese a que los de Ponsarnau llegaban con facilidad al aro bilbaino, tal fue el vendaval ofensivo de los hombres de negro que el dominio del marcador cayó en sus manos muy pronto, cuando Zyskowski enlazó 10 puntos seguidos para colocar el 4-14 con solo cuatro minutos jugados. Los anfitriones no jugaban cómodos y trataron de echar el lazo a su rival activando a Bojan Dubljevic en las distancias cortas como ejecutor y distribuidor, pero Kulboka cogió el relevo del polaco en las labores anotadoras y el 17-33 al término de los diez primeros minutos sonaba a música celestial. La ventaja visitante llegó hasta el 17-38 a 7:28 del descanso, pero el Valencia Basket tenía aún mucho que decir. Los locales apretaron sus engranajes defensivos, presionando constantemente al director de juego rival, y el juego ofensivo del Bilbao Basket comenzó a atascarse, a ser incapaz de fabricar tiros claros y a amasar pérdidas (17 al final del duelo) que los anfitriones castigaban a la carrera. La labor de auxilio de Kulboka cerca del aro con Ondrej Balvin en el banquillo por faltas y Felipe Dos Anjos y Goran Huskic muy poco entonados fue encomiable, pero un parcial de 17-4 colocó un 34-42 amenazador. El acierto en el triple volvió en el mejor momento, pero los problemas en la defensa del uno contra uno permitían muchas facilidades a los taronjas para firmar bandejas sin parar. El 42-51 al descanso seguía siendo magnífico, pero quedaba claro que era imperativo taponar esas vías de agua.

Pero en la reanudación el Valencia Basket siguió encontrando alfombra roja para moverse en las distancias cortas. Firmó un parcial de 10-2 con Derrick Williams haciendo mucho daño a Kulboka y la igualada a 59 puntos se hizo realidad a quince minutos del final. A partir de ahí la contienda se convirtió en un intercambio de golpes. El Bilbao Basket se encomendó a la calidad individual de Jenkins, los recursos de Zyskowski y a su buen trabajo general en ataque, pero las pérdidas y los fallos defensivos permitieron al Valencia Basket llegar a los diez minutos finales con el marcador igualado (72-72). Y entonces llegó Prepelic. Por momentos, lo que se veía sobre la Fonteta parecía un duelo individual entre el esloveno y Jenkins, con ambos fusilando desde los 6,75 (85-85). Pero fue el taronja el que llevó su inspiración más lejos, cambiando además de registro. En lugar de abrirse para lanzar comenzó a tirar cortes hacia canasta que la defensa bilbaina se tragó hasta tres veces seguidas. Los de Mumbrú ya no tuvieron respuesta para el 92-85 a 2:36 del final. Balvin dibujó una mínima esperanza, pero Hakanson perdió una bola tras una buena defensa y se acabó lo que se daba. Cada vez quedan menos partidos y la salvación está más lejos. Y es que sin defensa es imposible ganar.

dos más uno

1

Miniotas. El club vizcaino anunció horas antes del comienzo del partido que el jugador que dio positivo por covid-19 fue Regimantas Miniotas. El ala-pívot lituano se encuentra en buen estado y aislado en su domicilio siguiendo el protocolo que marca la competición.

2

Rivales directos. El Coosur Betis ganó por 88-87 al Monbus Obradoiro, con el que iguala a diez victorias en la tabla clasificatoria, tres más que el Bilbao Basket. Por su parte, el Urbas Fuenlabrada perdió con el Real Madrid (76-90) y se queda con nueve, las mismas que el Movistar Estudiantes.

3

Puntos en la pintura. Hasta 70 puntos, palabras mayores, anotó el Valencia Basket en la 'pintura' en el encuentro de ayer. La retaguardia bilbaina dio demasiados facilidades a los de Ponsarnau para que sus rivales llegaran una y otra vez hasta su aro finalizando con bandejas cómodas.

El debutante más joven en la historia de la ACB

Bagayoko destrona a ricky Rubio

14 años, 7 meses y 15 días. Bassala Bagayoko, pívot del Urbas Fuenlabrada nacido en Mali, se convirtió ayer en el jugador más joven en debutar en la ACB. El canterano del cuadro fuenlabreño hizo su aparición sobre el parqué del Pabellón Fernando Martín en el minuto siete del encuentro ante el Real Madrid. Nacido el 10 de septiembre de 2006, vivió su debut contando con 14 años, 7 meses y 15 días o, lo que es lo mismo, 5.341 días, superando así a Ricky Rubio, que debutó cuando tenía 5.473 días. Bagayoko apenas llevaba unos segundos en acción cuando recogió un rebote ofensivo y sumó sus primeros puntos en la élite con un mate.