A historia dice que la Bandera de La Concha no es amiga de las remontadas. El trapo se ondea en la segunda jornada, pero en la mayoría de las ocasiones el resultado del primer domingo termina por ser decisivo. Zierbena necesita recortar ocho segundos a Hondarribia para hacerse con la victoria. Una tarea ya de por sí complicada y que no queda apoyada por la estadística de la bahía donostiarra. De las 124 ediciones disputadas, solo en cinco se volteó una ventaja superior a los ocho segundos. Sin embargo, esas remontadas no son cosa de un pasado lejano, tres de ellas se dieron en el siglo XXI. Paul Galdiz, entonces en Orio, y Osertz Alday, en la Ama Guadalupekoa, vivieron de primera mano las dos últimas remontadas vistas en la Bandera de La Concha.

La última vez que se dio la vuelta a una desventaja superior a los ocho segundos fue en 2017. En aquella ocasión Orio finalizó la primera jornada a diez segundos de Urdaibai y a cinco de Hondarribia, mientras que en la segunda las olas se erigieron como protagonistas. Se vivió una mar que incluso estuvo a punto de suspender la regata y ahí, en una cita de supervivencia, los oriotarras sonrieron. “Creo que ese año éramos un equipo que creía mucho en lo que hacía. Había mucha confianza. A la ida fuimos a la par y cuando dimos la ciaboga empezamos a coger olas. No nos salimos de la remada en ningún momento. El equipo estuvo muy concentrado y no hablamos nada hasta los dos últimos minutos, que estaba todo hecho”, recuerda Galdiz, que remó en aquella ocasión dentro de la San Nikolas.

Doce años antes, Alday estuvo en la Bandera de La Concha que ganó Hondarribia. La Ama Guadalupekoa remontó en la segunda jornada más de diez segundos a Astillero y Castro, los grandes favoritos. Aunque el mejor tiempo lo registró Pedreña, luego fue descalificado y la victoria fue para los hondarribitarras. “Fue una regata difícil por las condiciones del mar y porque fue incrementando el viento. Estaba complicado dominar la trainera. Aprovechando una buena calle, se supo remar bien y sacar provecho de las circunstancias. El que menos falló fue Hondarribia y eso hizo que se pudiera cumplir el sueño”, apunta el ahora entrenador de Lekittarra, quien, aunque estaba en el equipo, tuvo que ver la hazaña de sus compañeros desde la barrera debido a una lesión.

En estas dos remontadas hubo un arma principal. Una energía que dio unos segundos extra a la trainera: la ilusión. “Tener ilusión y verte con opciones es lo que te mantiene vivo. Es lo que hace el mayor trabajo. Un remero ya de por sí entrena mucho y no tiende a rendirse. Intenta hacer un buen trabajo. Luego, ya si cae a su favor y se dan las circunstancias, lo aprovecha al máximo”, opina Alday. Esa sensación ayudó también a los oriotarras, que en una semana pasaron de una dura derrota a afrontar la siguiente jornada henchidos de confianza. “El mejor papel ahí lo jugó el entrenador, que nos metió en la cabeza que sí se podía. Las previsiones decían que iba a haber mala mar y ya el miércoles, que se había acercado la borrasca, entrenamos en malas condiciones y las sensaciones eran tan buenas que todo el equipo empezó a creérselo. Normalmente, no soy nada positivo, suelo ser bastante cauto, pero estaba tan convencido que les dije a mis amigos que apostaran por nosotros”, declara Galdiz.

Tanto el entrenador hondarribitarra como el remero getxotarra reconocen el “alto nivel” de Hondarribia. Sin embargo, no descartan el papel de Zierbena. “Creo que Zunzu lo único que tiene en la cabeza es competir y ganar. A nivel de confianza, van a tener la pera. No hay muchos de los de hace dos años, pero tienen el mismo nivel o incluso mejor. Van a salir enchufadísimos y creo que, visto desde fuera, opciones tienen claramente”, apunta Galdiz, que conoce a Zunzunegui de compartir equipo en Portugalete y en Zierbena, donde el vigués ya era el entrenador. También les ve con posibilidades Alday: “Sabiendo que es una regata con mucha pasión y que los largos son más largos de lo normal, el recorrido requiere mucho trabajo y ahí sí tienen opciones. Están obligados a hacer buena regata pero si hacen ese trabajo se pueden llevar la bandera”. Tarea complicada pero no imposible para los galipos.