Una sensación común invadió los clubes de remo por todo el Cantábrico. No importó el lugar, ni la categoría, ni las aspiraciones con las que enfrentan la temporada; todos los remeros sintieron este lunes una alegría especial, casi comparable a esa primera vez en la que cogieron un remo y se montaron en una embarcación. Los equipos vascos y cántabros de la ACT, la ARC y la ETE dispusieron lunes del permiso para poder saltar al agua y no tardaron mucho en aprovecharlo. El sonido característico de los remos deslizándose en el agua sonó una vez más sonó de nuevo en el Cantábrico. En Santurtzi la exigencia es alta y aspiran a pelear por todos los títulos, pero el lunes todas esas presiones quedaron olvidadas y las sonrisas fueron mayoría. Los remeros estaban en las tostas y todo sufrimiento quedó olvidado con la felicidad del día de la vuelta.

Fue la vuelta a los entrenamientos de antaño, pero con toques que dejaron claro que esta era una nueva situación. Remeros con mascarillas antes de entrar al agua y una desinfección constante para garantizar la sanidad. El trabajo en equipo estuvo en el agua y también fuera de ella. "Si no nos ponemos tercos entre nosotros, esto es en balde. Andamos exigiendo a la competición y a los clubes que tienen que hacer test y demás y por eso también tenemos que arrimar el hombro y tiene que salir de nosotros, si pasamos un poco, no sirve todo lo demás", declaró Iker Zabala. Son pasos que se deben seguir para que la situación siga estando controlada y el 4 de julio las traineras puedan estar compitiendo en A Coruña.

Fue un entrenamiento "raro" para los remeros. "Al final echas de menos lo que más gusta del remo. El estar con los compañeros, bajar con la trainera, la charla del entrenador... y a la vez era raro porque hay que estar con mascarilla, pero a gusto", comentó Adrián González, que notó el tiempo sin remar en la trainera: "Remar no se olvida pero sí que se nota cierta lentitud, cierta torpeza". Algo que pudo comprobar el propio Iker Zabala desde la motora: "Muchas ganas pero poca calidad. Pero es normal, estos son como perros de presa que están enjaulados y ahora han salido con hambre de todo. Pronto volverán las aguas a su cauce".

El primer entrenamiento dejó claro que la trainera y el ergómetro no es lo mismo. En el camino hacia la adaptación al bote, las dolencias son un peaje que hay que pasar. "Ya he visto gente con las manos ensangrentadas, el culo dolorido y al próximo entrenamiento ya vendrán con el nervio más calmado", declaró Zabala. El propio González ya sintió las primeras consecuencias en su cuerpo. "Las manos y el culo he librado, pero me duelen un poco los riñones. Eso sí, vamos a tener muchísimas agujetas y mañana (por hoy) más de uno no se va a poder ni agachar", apuntó entre risas.

No todos los remeros de Santurtzi pudieron saltar al agua en esta primera sesión. El bogador compagina su deporte con el trabajo y es habitual que no pueda acudir a todos los entrenamientos debido a los turnos laborales. Andoni García fue uno de esos deportistas que se quedó sin saltar al agua y a la espera de poder disfrutar de nuevo de la trainera. "El grueso del equipo salió a entrenar al agua y la verdad es que me dio mucha envidia. Después de todos estos meses entrenando en tierra, hay ganas de salitre", reconoció el canterano de la Sotera. García afirma que la espera se le está haciendo larga, sobre todo en estos últimos días en los que la posibilidad de entrenar es una realidad y espera pasar de la mejor manera posible la adaptación al bote: "La chispa no la vamos a tener, pero coger el remo después de tantos años y tantos kilómetros no se olvida. Serán unos días con dolor de culo y manos, pero las ganas podrán con ello".

El del lunes fue el primer paso, un inicio todavía con muchas asignaturas pendientes. El trabajo por hacer todavía es grande en todos los clubes y no hay mucho tiempo para poner la trainera a punto. "Lo hecho hasta ahora está muy bien pero de nada va a servir si no le empezamos a sacar chispas a la trainera y el que no engrane rápidamente entrenos de calidad y velocidad, va a correr el riesgo de que cuando empiece la competición, en 15 días va a estar descartado. El que no se adapte bien va a comenzar a contrapié y sin margen de maniobra", afirma Zabala. Una contrarreloj para adaptarse a la embarcación que ayer tuvo su pistoletazo de salida y estas semanas cada entrenamiento será decisivo para afrontar una temporada que espera arrancar en menos de un mes.

"Lo hecho hasta ahora está bien pero de nada sirve si no le empezamos a sacar chispas al bote"

Entrenador de Santurtzi

"Vamos a tener muchas agujetas y mañana (por hoy) más de uno no se va a poder ni agachar"

Remero de Santurtzi

"Me dio envidia no salir. Después de estos meses entrenando en tierra, hay ganas de salitre"

Remero de Santurtzi