bilbao - A Jon Rahm le costó arrancar en la tercera jornada del Waste Management Phoenix Open. Sus errores graves fueron puntuales, pero sufrió mucho para arañar birdies al campo de Scottsdale. Ese recorrido que conoce como la palma de su mano y que tantas alegrías le ha dado desde su desembarco como aficionado en Estados Unidas, no fue ayer su mejor aliado. Fue un día gris. El vizcaino estuvo falto de ese brillo que le permite luchar cada fin de semana por los títulos y hoy tendrá complicado meterse en la pelea por alzarse con el trofeo del certamen de Arizona. El barrikoztarra logró cuatro birdies mientras sus principales rivales no paraban de recortarle golpes a los 18 hoyos y un bogey de última hora complicó las cosas aún más a Rahm, que en la jornada final saldrá a seis golpes del líder del día, el estadounidense Tony Finau.

Rahm logró 15 greenes en regulación, una estadística que muchas veces es reflejo de una buena vuelta, pero en este caso no sirvió para firmar la mejor de las tarjetas. El vizcaino tuvo muchos problemas con el disparo inicial y eso hizo que los golpes a green fueran complicados. La mayoría de las veces el vizcainos cumplió el primero de sus objetivos, pero se quedó lejos de la bandera y enfrentándose a muchas caídas y a una superficie rápida que hizo que fuera complicado jugar desde el putt. Así, Rahm se fue hasta los 31 golpes en esta situación y eso le rezagó bastante.

El ritmo de Rahm fue constante en los primeros nueve hoyos. No cometió grandes errores y eso le hizo esquivar los bogeys sin demasiados apuros. Su facilidad para encontrar los greenes, a pesar de que no lo hizo en situaciones muy favorables, le permitió cumplir sin problemas. El vizcaino logró cuatro birdies antes del hoyo 15 y cuando estaba acercándose a los líderes, se le atascó el final del recorrido. Una bola al agua en el 17 provocó el primer bogey del día y en el 18 no pudo aprovechar el par cuatro para marcharse con birdie.

El que sí que aprovechó prácticamente todas sus oportunidades fue Tony Finau. El golfista de Salt Lake City mantuvo un juego sólido y estuvo brillante con el putt. Eso le permitió coquetear con el récord del campo, pero en los nueve hoyos finales no estuvo tan brillante y al final entregó una tarjeta de nueve golpes por debajo del par, uno peor que la mejor marca.