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Diez minutos de desenfreno

El Bilbao Basket, con un parcial de 30-7 entre el final del tercer acto y el arranque del último, frustra al Palma

Diez minutos de desenfreno

BILBAO - Fueron 24 minutos iniciales de difícil digestión, de juego ofensivo espeso y cierta flojera defensiva que el Iberojet Palma aprovechó para amasar ventajas de hasta doce puntos (19-31); también hubo seis minutos finales en los que una victoria que se daba ya por hecha (65-51) llegó a peligrar por esa falta de instinto asesino que caracteriza, al menos de momento, a este Bilbao Basket, pero finalmente la victoria acabó quedándose en Miribilla porque entre ambas fases adversas los hombres de negro jugaron diez minutos de absoluto desenfreno en los que los anfitriones brillaron en todo aquello en lo que no acertaron ni antes y después. Fueron diez minutos rotundos, graníticos, con una efusividad defensiva apabullante y, sobre todo, un acierto ofensivo, sobre todo desde la larga distancia, a la altura de lo que se puede esperar de un equipo como el bilbaino. ¿El resultante? Un parcial de 30-7 que hizo que un inquietante 35-44 desembocara en el 65-51 a 5:44 del bocinazo final. En esa franja de partido, el Bilbao Basket ofreció todo lo que un equipo tan profundo y bien armado posee en sus entrañas. La remontada arrancó con un quinteto heterodoxo que le valió para recuperar ritmo (Javi Salgado y Thomas Schreiner), control del rebote (Kevin Larsen y Ben Lammers) y defensa (Osvaldas Matulionis). Y así, con dos bases, dos pívots y un jugador que reaparecía tras más de un mes en el dique seco, el conjunto vizcaino recuperó su identidad y destrozó a un Palma que hasta entonces había jugado demasiado fácil, con viento a favor. Posteriormente, se sumaron al vendaval de negro los Jaylon Brown, Rafa Huertas y Edu Martínez para hacer más sangre desde la línea de 6,75.

Eso sí, para celebrar la victoria hubo que esperar prácticamente hasta el bocinazo final. Porque si al Bilbao Basket le cuesta entrar en los partidos con la temperatura competitiva necesaria, lo que en muchos partidos, como ayer, le coloca a merced de su rival, tampoco brilla de momento a la hora de ponerles candado, de finiquitarlos por la vía rápida. Por ello, los visitantes encontraron la oportunidad de dar un disgusto al Bilbao Arena y se acercaron hasta el 67-63 (parcial de 2-12), llegando a fallar una bola que les hubiera colocado a solo dos puntos, pero dos canastas de Lammers y el fino pulso desde la línea de tiros libres impidieron que la sangre llegara finalmente al río. En el global de la matinal, los anfitriones volvieron a sufrir desde más allá de la línea de 6,75 (paupérrimo 25,8%), pero al menos esta vez el nivel de acierto fue de menos a más y tras el descanso se firmó un notable 6 de 14. La defensa rival se vio obligada a dejar de colapsar la zona, los pupilos de Mumbrú encontraron los espacios necesarios para desarrollar su juego y la resistencia balear, capitaneada por Federico Uclés y Raven Barber, magníficos los dos, se vio desarbolada.

Pese a verse huérfano del concurso de Fran Guerra, su máximo anotador y piedra angular, fue el Palma el que arrancó más atinado, imprimiendo al encuentro las líneas maestras más convenientes a su juego. El Bilbao Basket amaneció atascado, muy poco fluido y con desconexiones defensivas preocupantes, sobre todo en las distancias cortas. Bajo estos parámetros, el marcador se mantuvo igualado durante los primeros seis minutos, pero los visitantes no tardaron en poner pies en polvorosa de la mano de un acertadísimo Uclés, autor de 13 puntos en los primeros diez minutos y todo un dolor de muelas para la retaguardia bilbaina. Mientras Uclés movía con solvencia los guarismos ofensivos de los suyos, cada ataque de los entrenados por Mumbrú era un quiero y no puedo, con una rotación de bola demasiado larga que no acababa de generar ventajas. Y cuando lo lograba, los lanzamientos no entraban. El mal porcentaje en triples de anteriores compromisos tuvo continuidad (1 de 6) y el primer cuarto se cerró con un preocupante 15-24. En lugar de mejorar, las cosas siguieron empeorando y el Palma no tardó demasiado tiempo en moverse en diferencias de dobles dígitos y en firmar su máxima ventaja: 19-31 a 4:50 del descanso. Un dos más uno de Brown, hasta ese momento infrautilizado, y un palmeo de Lammers parecían dar inicio a la remontada, pero Félix Alonso cortó de raíz cualquier intento de rebelión con un tiempo muerto y la actividad en la zona de Barber, mucho más intenso que sus pares, volvió a estirar a los suyos. Un triple de Edu Martínez sirvió para que el Bilbao Basket alcanzara el ecuador de la contienda sin perder del todo pie en el marcador (31-38), pero en su sala de máquinas había demasiados engranajes por ajustar, sobre todo ese 2 de 17 (11,8% de acierto) en triples.

Remontada y apuros Y los ajustó el Bilbao Basket. Vaya si los ajustó. Un triple de Schreiner celebrado como una canasta ganadora sobre la bocina final dio comienzo a la recuperación bilbaina. Lammers y Larsen empezaron a hacer daño en las distancias cortas, Salgado engatilló también desde lejos, Matulionis aportó el pegamento y equilibrio defensivo que tanto ha echado de menos Mumbrú durante su ausencia y el 35-44 adverso se había convertido ya en un 53-46 al término del tercer acto. Y la ventaja bilbaina se ensanchó hasta el 65-51 a 5:44 del final, pero los locales no acabaron de dar carpetazo al asunto. Los ataques volvieron a convertirse en demasiado retóricos, sin filo, y entre Uclés, Bivià y Barber no estuvieron lejos de llevar el disgusto al graderío del Bilbao Arena. Tras colocarse 67-63, los visitantes gozaron de un ataque para colocarse a dos puntos, pero no hubo voltereta y el Bilbao Basket acabó llevándose la victoria gracias a sus diez minutos de absoluto desenfreno.