Duración: 44:08 minutos de juego.

Saques: de Altuna III (tantos 2, 6, 16, 17, 19 y 21) y 1 de Olaozola II (tanto 4).

Pasas del Cuatro y Medio: 1 de Olaizola II.

Pelotazos: 216 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 14 de Altuna III y 5 de Olaizola II.

Errores: 5 de Altuna III y 4 de Olaizola II.

Marcador: -1, 1-1, 2-2, 3-2, 3-3, 4-4, 9-5, 10-5, 11-6, 12-7, 13-8, 14-8, 15-11, 17-12, 18-12 y 22-12.

Botilleros: Jon Apezetxea (Altuna III) y Rubén Beloki (Olaizola II).

Apuestas: De salida, 100 a 70 a favor de Altuna III.

Incidencias: Partido de la liguilla de cuartos de final del Campeonato Eusko Label del Cuatro y Medio de la LEP.M disputado en el Beotibar de Tolosa. Lleno.

Bilbao - Jokin Altuna no se cansó de afirmar una y otra vez que si disputaba el presente Campeonato Eusko Label del Cuatro y Medio sería con todas las garantías. Nada de arriesgar y en unas condiciones óptimas para poder ser competitivo en los partidos. Dicho y hecho. Altuna se presentó en el Beotibar con la seguridad de estar en condiciones y Aimar Olaizola fue el pelotari que lo comprobó. El goizuetarra sufrió en sus carnes el retorno del amezketarra y pudo dar fe de que está a un buen nivel. El vigente campeón inició su defensa del título con una abultada victoria por 22-12 sobre un especialista como Olaizola y, lo mejor de todo para él, no hubo signos de dolor en ese brazo izquierdo que le tuvo tanto tiempo en el dique seco.

La victoria de ayer significó mucho más que un punto para Altuna. Fue el retorno perfecto a la actividad tras estar parado desde la final de San Mateo. El delantero de Amezketa reconoció antes del partido estar con muchas dudas, miedo por la incertidumbre de cómo iba responder el brazo izquierdo y su cuerpo en general. Altuna solo realizó un entrenamiento desde la final riojana para preparar el partido ante Olaizola. Fue una prueba más centrada en comprobar si estaba en condiciones que en realizar una adaptación a las siempre complicadas distancias de la jaula. Esa falta de horas pasó factura en el guipuzcoano y al final del encuentro reconoció haber acabado muy cargado. Pero ese era el mejor de los males. Todo lo demás salió bien. Consiguió la victoria, jugó a gran nivel y no sintió molestias en el brazo.

A Altuna solo se le atisbó una ligera falta de confianza en los primeros pelotazos. Arrancó el partido sin querer forzar su izquierda, escondiéndola incluso. Más pendiente de defender su lado más débil que de lanzarse al ataque. Los golpes le salieron sin excesiva fuerza y Olaizola trató de castigar, aprovechando esa flaqueza del amezketarra. Pero en el 3-2 las cuerdas que amarraban el talento de Altuna quedaron rotas definitivamente. El guipuzcoano vio la oportunidad de lanzar un gancho con la izquierda y ese golpe que tanto domina hizo que subiera el tercer cartón a su favor. La celebración estuvo llena de rabia. Había forzado y la respuesta fue positiva. A partir de ahí se vio a otro Altuna, más seguro de sí mismo, sin miedo a golpear con ambas manos y muy rápido de piernas a pesar de haber estado tanto tiempo inactivo.

Ese golpe lleno de rabia le dio mucha fuerza a Altuna. A partir de ahí, las diferencias entre los dos pelotaris se fueron acrecentando. Olaizola no encontró manera de contestar el cambio de ritmo impuesto por su rival y además tuvo muchos problemas para restar los saques. El goizuetarra encajó muchos disparos iniciales y no estuvo cómodo sobre la cancha del Beotibar. Olaizola pagó el peaje del primer encuentro. Le costó coger las distancias y al querer tener alejado del frontis al amezketarra, cometió más de un error que le llevó a perder el dominio del tanto.

Solo hubo un pequeño atisbo de esperanza para Olaizola. Con el 14-8 en el marcador, Altuna tuvo un ligero bajón en su juego. Las alarmas saltaron y los miedos a que el guipuzcoano se quedara sin energía estuvieron presentes. Al delantero navarro se le vio mucho más entero en esa fase y dio sensación de que la segunda parte del partido iba a ser mucho más benévola para él. Logró acercarse hasta el 14-11, pero ahí Altuna sacó fuerzas para vencer en un tanto lleno de dureza y en el que ambos pelotaris intercambiaron ataques llenos de veneno y de muchísima dificultad. Ese tanto dejó tocado a Aimar y el campeón no perdonó.

El guipuzcoano volvió por sus fueros y mantuvo el control de cada tanto para terminar venciendo por 22-12. Una exhibición que llena de confianza a Altuna antes de medirse esta semana a Joseba Ezkurdia.