EL pasado día 1 la revista alemana Der Spiegel sacó a la luz los oscuros detalles de una presunta violación perpetrada por Cristiano Ronaldo casi diez años atrás, el 13 de junio de 2009, en un lujoso hotel de Las Vegas, justo antes de iniciar su nueva etapa futbolística en el Real Madrid. Dos días después, el Departamento de la Policía Metropolitana de Las Vegas anunció la reapertura del caso a instancias de Kathryn Mayorga, exmodelo estadounidense, de 34 años y supuesta víctima de la agresión sexual, al amparo del movimiento #MeeToo (yo también). El día 5 las acciones de la Juventus, el club donde ahora juega Cristiano, perdieron en la bolsa de Milán el 17% de su valor. Desde entonces, Cristiano Ronaldo vive atrapado en una truculenta historia donde el morbo encuentra su caldo de cultivo ideal. En cierto modo la estrella futbolística lusa, siempre expuesto para bien y para mal, ya ha sido condenado por la opinión pública, por más que se empeñe en proclamar su inocencia.

Aún se desconoce el alcance que puede tomar el caso, pero el crack ya está pagando las consecuencias. Convertido en una máquina de ganar dinero, el escándalo amenaza con desmoronar su imperio. Hasta 18 marcas publicitarias están asociadas a su imagen, comenzando con la multinacional Nike, con la que tiene un contrato de por vida que le reporta 870 millones de euros. A esta cifra se añaden los 783 millones que generan sus publicaciones en las redes sociales, según cálculos de la revista Forbes. Hay que sumar los 400 millones de euros de sus patrocinadores y 31 millones netos que le paga la Juventus por cada una de las cuatro temporadas firmadas, lo cual, con ser un dineral, parece una fruslería en comparación con el negocio que tiene montado.

Sin embargo para mantener este colosal tinglado, además de marcar goles, el personaje debe estar limpio y transmitir una imagen sin turbulencias. No es el caso. Nike emitió un comunicado al respecto mostrando su lógica inquietud sobre la publicidad negativa que ahora puede irradiar su deportista bandera.

Y la situación no hace más que complicarse. A la espera de conocer el alcance de la investigación, se sabe por Der Spiegel, a través de una filtración de documentos por parte de Football Leaks, que Mayorga decidió confesar con todo lujo de detalles su encuentro con el futbolista, al amparo del movimiento #MeeToo, el pasado mes, cuando en las fechas en las que ocurrió la presunta violación (relación consentida según Ronaldo) optó por no revelar la identidad del futbolista cuando puso la denuncia. Aconsejada por su abogado, Kathryn alcanzó un acuerdo antes de ir a juicio, y en el documento, firmado por ambos en diciembre del año siguiente, se incluía el pago de 375.000 dólares (unos 325.000 euros), a cambio de su silencio y la destrucción de toda prueba vinculada al encuentro.

El diario sensacionalista portugués Correio da Manha informó el pasado miércoles que el Real Madrid, su nuevo club desde aquel verano de 2009, le obligó a firmar un acuerdo, con la consiguiente indemnización, para preservar su imagen ante la llegada de su nueva estrella, fichado del Manchester United a cambio de 96 millones de euros. Ronaldo aceptó, no sin antes expresar su desacuerdo porque, según dijo y sigue diciendo, en ningún caso violó a esa mujer.

El Real Madrid reaccionó el pasado jueves desmintiendo la información y anunciado que emprende acciones legales contra el diario portugués. Lo cierto es que no han sido pocas las especulaciones surgidas sobre el escándalo y en el momento en el que estalla, precisamente ahora, apenas dos meses después de su traspaso a la Juventus por 112 millones de euros.

El mismo día en el que el Real Madrid mostraba su indignación por ser involucrado, Peter Christiansen, el abogado estadounidense contratado por Ronaldo para defenderle, emitió un comunicado asegurando que los documentos divulgados son “puras invenciones”. En cambio sí admite el acuerdo para comprar el silencio de la supuesta víctima: “Cristiano Ronaldo no niega que aceptó celebrar un acuerdo, pero las razones que lo llevaron a hacerlo están, como mínimo, siendo distorsionadas. Ese acuerdo no representa de modo alguno una confesión de culpa”.

Kathryn Mayorga concedió una entrevista a Der Spiegel en la que detalla los pormenores de una violación brutal, según describe, y que le ha dejado secuelas posteriores. Tampoco faltan voces que alertan sobre un montaje para sacarle más dinero al millonario futbolista.