Un suspiro y un huracán
Goikoetxea-Lekerika ganan el Grand Slam de Gernika de cesta punta tras recuperarse de un duro comienzo
BILBAO ? Iñaki Osa Goikoetxea es untitán de piernas como torres y unaderecha que es un cañón; además,está enchufado. Ya dijo Unai Lekerika,su compañero el sábado en la finaldel Grand Slam de Gernika, con el quese coronó en un llenazo espectacular(15-14 y 15-6), que el paso por Ciudadde México le había venido fenomenal.
Los aires de la altura, gigante elzumaiarra y más aún la interminableciudad; los meses de actividad en tierrasaztecas, la ganancia de los pulmonesy el crecimiento de la magiacon el paso de los partidos dotan altótem guipuzcoano de una chispaespecial. La escarcha de un curso casisin actividad, al quedar fuera del JaiAlai World Tour en 2017, desaparecióde un plumazo al firmar con FrontónMéxico y recuperar el pulso del Circuitovasco con Gernika Jai Alai. Goikoetxease vuelve a mirar al espejo.
Iñaki triunfó en el Grand Slam deHossegor, repitió el sábado en el deGernika y está en la final de Hondarribia,que se disputa el viernes. El plenoestá a gran altura. La misma que demostró Lekerikaante su público. Porque La Catedrales el maná para una modalidad queestá en visos de crecer y recuperar sulugar. El escenario gernikarra es el cielodel puntista. El Olimpo. El GernikaJai Alai se llenó el sábado hasta la bandera,Goikoetxea jugó con una cámaraGoPro en el casco para tomar imágenesen primera persona del choquey el envoltorio de la final demostró lacapacidad de atracción de la cestapunta. En ese escenario, el jovenzaguero local cuajó una gran actuación,bordando cada aspecto de lahoja de ruta trazada para intentartumbar a Egiguren-Irastorza. El caminopasaba por la perseverancia y noerrar. Esas fueron las primeras claves.Goikoetxea puso la guinda.
El encuentro se desarrolló en dospartes. Al inicio, el aterrizaje de losintegrantes de la empresa local fuetímido. Eric Irastorza tomó el mandodel encuentro. Férreo en su control,expuso su condición de metrónomoy Mikel Egiguren lo agradeció. Lospelotaris de Jai Alive, a pesar del trote?llevaban cuatro partidos en cincodías?, saltaron a la final de GrandSlam con el colmillo afilado. Goikoetxeay Lekerika arrancaron tensos.Se notó. Olor a sangre. Así, eldelantero de Donostia y el guardaespaldasde Bidarte se encontraron conel luminoso de cara. Mandarondurante todo el joko (9-13 y 11-14). Sinembargo, no cerraron el set y lo acabaronpagando. Los colorados apretaronlos dientes y se toparon con lasmejores sensaciones con el tictac delreloj. Sin apenas fallos tras el dubitativoinicio, Iñaki se erigió protagonista.
El dueto local empató en el décimocuarto cartón. Al echar la monedaal aire, una pelota picada, rescatadapor el zumaiarra de la pared, clavóel quince para los colorados. A partirde ese instante, a los de Jai Alive seles escapó el choque como arena entrelos dedos. Fue un golpe.
Tras el 15-14, el suspiro de alivio delos de Gernika Jai Alai se transformóen un huracán. Lekerika siguió clavandoel papel en la propuesta, cadavez mejor, firme y expeditivo en doscortadas para enmarcar, y Goikoetxeaterminó el trabajo. La batuta fue localde cabo a rabo. Egiguren e Irastorzaaguantaron hasta el 5-4, pero despuésse trazó el arreón final hasta el 15-6.La revolución en el primer set diseñóla txapela colorada.