Rendidos a la evidencia
Un parcial de 20-3 en los cinco minutos finales del segundo acto destroza a un Bilbao Basket que vivió una pesadilla tras el descanso
Bilbao - El Bilbao Basket resistió e incluso se impuso en primera instancia al quinteto inicial del Real Madrid: Campazzo, Causeur, Yusta, Thompkins y Tavares, casi nada al aparato. Tampoco se amilanó cuando entró en escena la primera rotación blanca con Doncic, Randolph y Rudy Fernández, ahí es nada, y mantuvo firme su mirada y su nivel competitivo, pero para el que no tuvo respuesta fue para Jaycee Carroll y su mira telescópica. Estaba claro que la resistencia de los hombres de negro iba a tener que romperse, antes o después, por algún lado; que su manta, demasiado corta para defenderse de todo el armamento que tiene a su disposición Pablo Laso, no iba a taparle todo el cuerpo, que algo iba a tener que dejar al descubierto, y finalmente fue el francotirador estadounidense el que hizo trizas la resistencia de los de Veljko Mrsic. Tres triples suyos en un abrir y cerrar de ojos en el tramo final del segundo acto sacaron del partido a un Bilbao Basket notable hasta ese momento, enérgico, fluido y solidario, pero al que ese golpe en su línea de flotación envió hacia un naufragio inevitable.
Esos tres triples de Carroll fueron la envenenada guinda de un parcial de 20-3 que desembocó en desplome para los hombres de negro. Del 28-31 a cinco minutos del ecuador de la contienda a un 48-34 al descanso que bajó el telón del duelo para los intereses visitantes, ya que su segunda parte fue absolutamente plana, de rendición total, absolutamente a merced de un rival que hizo lo que quiso, cuando quiso y como quiso. El Bilbao Basket se diluyó como un azucarillo entre pérdidas de balón, malos tiros, defensas poco eficaces y el convencimiento de que aquello ya no tenía vuelta atrás. Solo quedaba apechugar, encajar el sopapo (la desventaja llegó a ser de 35 puntos en el 82-47) y salir de allí con la mayor dignidad posible. La de ayer no era la guerra del conjunto vizcaino, al que no le faltarán batallas por librar, aunque las derrotas de Betis Energía Plus y Divina Seguros Joventut le permiten mantener su colchón de dos triunfos respecto al abismo del descenso.
El Bilbao Basket compareció en cancha sin complejos, con ganas de plantar cara a un Real Madrid que quiso insuflar ritmo al duelo de la mano del efervescente Campazzo. Sufrió Jonathan Tabu en su marca, pero los hombres de negro supieron reducir las revoluciones del partido y jugaron a gusto, con buenos esfuerzos en defensa, cerrándose bien sobre el gigantón Walter Tavares, y una magnífica circulación de balón en ataque. Así, los de Mrsic consiguieron llevar la voz cantante en el marcador (4-8), aunque sus pérdidas de balón y varios fallos en tiros abiertos evitaron cualquier demarraje (12-10). La salida a escena de Álex Mumbrú ofreció más armamento atinado desde la larga distancia, pero fue el joven Yusta el que mantuvo las espadas en todo lo alto en el otro bando. El 19-21 al término del primer cuarto tras canasta de Vasilije Vucetic era una buena noticia para un Bilbao Basket que presentaba a esas alturas ocho asistencias fruto de su pulcro reparto de bola, pero también seis pérdidas.
Otra canasta del pívot esloveno volvió a estirar la ventaja visitante, pero entre Rudy y Doncic comenzaron a carburar para los de Laso. Dejan Todorovic, valiente a la hora de activar su muñeca y sin complejos a la hora de enfilar hacia el aro -acabó siendo el jugador más destacado en las filas vizcainas, con 17 puntos-, se quedó demasiado solo a la hora de sumar puntos para el Bilbao Basket. El 28-31 tras un triple suyo fue el último zarpazo de los hombres de negro. El Real Madrid insufló más brío a su defensa exterior, invitó a los de Mrsic a penetrar a canasta, donde esperaba el grandullón Tavares como muro infranqueable, y a los visitantes les entraron las dudas. Y el miedo. La buena circulación de balón se convirtió en sobrecirculación porque nadie se atrevía a tirar. Todorovic, quién si no, cortó con un dos más uno el primer demarraje blanco (37-34), pero fue un espejismo. Tres triples consecutivos de Carroll fundieron cualquier atisbo de resistencia vizcaina y el marcador en el ecuador de la contienda reflejó un doloroso 48-34 tras un abrumador parcial de 20-3. Se acabó lo que se daba.
Sin ninguna opción Y por si quedaba alguna duda, el Real Madrid arrancó el tercer periodo con otro dictatorial 13-2. Campazzo fue una auténtica pesadilla para un Ricardo Fischer al que birló un par de balones en media pista, las vías blancas de conexión con Tavares para que este se colgara del aro comenzaron a ser constantes sin que ni Devin Thomas ni ninguno de sus compañeros fueran capaces de entorpecerlas y la vía de agua se fue haciendo cada vez más y más grande. Con ese 61-36, el encuentro estaba ya absolutamente sentenciado. Mrsic dio minutos a Javi Salgado ante la mala matinal de sus dos primeros directores de juego y Mumbrú aprovechó para despedirse del que fue su público con una buena actuación en el apartado numérico -fue aplaudido por el WiZink Center cuando abandonó definitivamente la cancha y en uno de los fondos se desplegó una pancarta con el lema Álex siempre serás parte del espíritu de Vistalegre-; Laso se dio también por satisfecho y puso bajo los focos al joven Radoncic y al secundario Randle y la contienda no estuvo lejos de terminar con bronca entre Axel Hervelle y Randolph tras una lamentable antideportiva del jugador madridista sobre Tabu en los segundos finales.