bilbao - Las quejas asolaron a la organización del Dakar durante los últimos años. Una prueba demasiado fácil, más velocidad que resistencia. Le acusaron de perder esa pasión por la aventura y cambiar el espíritu. La competición evolucionó y no fue al gusto de todos. En esa transformación de la prueba, la arena fue un factor clave. Se echaba de menos. Las dunas apenas tuvieron protagonismo desde que el Dakar se desplazó a Sudamérica y las pistas sinuosas fueron las encargadas de marcar la diferencia. Marc Coma tomó nota de todo esto. Se quedó con lo bueno y metió muchas más dificultades para endurecer la competición. Dicho y hecho. La arena ha pasado de ser una dificultad más a causar estragos día sí día también y nadie se libra del continuo subebaja impredecible de las dunas. Cada despiste se paga caro y los favoritos van desfilando poco a poco en la lista de bajas. El perjudicado ayer fue Sébastien Loeb, que tras quedarse encallado en dos ocasiones en el desierto peruano, se vio obligado a abandonar por las lesiones sufridas por su copiloto, Daniel Elena, en uno de esos incidentes.
Loeb se unió a la lista de víctimas de las dunas peruanas. Los numerosos abandonos, entre los que destacan los de Sam Sunderland y Nani Roma, y los habituales incidentes que han dejado a muchos participantes sin opciones en la general han marcado el inicio del Dakar. El piloto de Alsacia también fue víctima de los agujeros formados en el desierto. Ya advirtió Stephane Peterhansel que iba a ser muy difícil rescatar a Loeb debido a cómo estaba encajado y que sería necesario esperar a los camiones. Sus opciones de hacerse con el título se esfumaron, pero una vez que consiguió salir, llegó el mazazo más duro y tras un duro golpe Elena quedó lesionado. “La arena estaba blandísima. Nos hemos quedado atrapados una primera vez, pero hemos conseguido salir. En otra zona, hemos llegado a una cresta donde había otro coche varado. Seguíamos a Nasser, que pasaba por ahí, y al hacerlo no he visto que detrás de la cresta había un agujero. Y, bam, nos hemos caído de lleno en el socavón”, comentó Seb, que esta podría ser su despedida del Dakar, tal y cómo advirtió antes del pistoletazo de salida.
En este comienzo de competición, solo los más fuertes sobreviven a la dureza del Dakar. Ya no importa ser el más rápido, gana el que menos falla y en eso es un experto Stephane Peterhansel. Sin hacer ruido y cediendo el protagonismo al resto de contendientes, Monsieur Dakar acumula kilómetros sin bajar el ritmo y al mismo tiempo su diferencia en la general aumenta a cada etapa. Además, el líder de la clasificación dio un golpe en la mesa al llevarse la etapa disputada entre San Juan de Marcona y Arequipa. Las cosas pintan muy bien para Peterhansel, pero el presente Dakar ha dejado claro que en cualquier momento todo puede cambiar.
La categoría de motos tampoco es ajena a esta locura. Las numerosas volteretas en la clasificación están convirtiendo en una lotería mantener el liderato y ese continuo camino lleno de imprevistos, Joan Barreda está siendo el protagonista. El castellonense no se cansa de jugar a la ruleta rusa. Victoria o derrota. Su manera de conducir no entiende de grises. La jornada de ayer fue un día en el que su talento relució por encima de los demás. Barreda dio uno de sus habituales recitales y se hizo con la etapa de forma arrolladora, aunque no pudo hacerse con el liderato. Este honor pertenece a Adrien Van Beveren, que al igual que Peterhansel en coches, apuesta por la baza de la seguridad y sin cometer errores ha puesto a su Yamaha en lo más alto de la general.
Por su parte, Txomin Arana va a más. El piloto vizcaino continuó con su escalada en la general y cada vez está más cerca de los 30 primeros clasificados. No le fueron tan bien las cosas a Óscar Romero. El caracolero estuvo lastrado por los problemas de los días anteriores y su posición en la general, lo que le obligó a pasarse la etapa adelantando a motos más lentas.