Revolución Maker
Tras escapar de niño de la guerra civil de Sudán, se ha convertido a sus 20 años en el pívot titular de Milwaukee
NI la vida ni la trayectoria deportiva de Thon Maker han transcurrido por parámetros abrazados a la lógica. Su país de origen, Sudán del Sur, ni siquiera existía cuando llegó al mundo hace 20 años (25 de febrero de 1997). Algunas cualidades que le adornan como jugador de baloncesto (capacidad de dribbling, tiro de tres puntos, coordinación...) son más propias de un jugador exterior que de un pívot de 2,16 metros como él. Incluso su forma de desembarcar en la NBA -elegido en el décimo puesto del draft de 2016 por los Milwaukee Bucks- ha sido curiosa, no en vano se trata del primer jugador que alcanza la liga profesional directamente desde el instituto en más de una década. Thon Maker es una revolución en sí mismo, un jugador que se sobrepuso a una infancia en la que las balas de una guerra civil tuvieron más presencia que los juegos para acabar convirtiéndose en una especie de fenómeno mediático en su época de high school. Ahora, convertido en profesional, trata de abrirse hueco en la jungla de la NBA como titular de unos Bucks que pugnan con Toronto para alcanzar las semifinales de la Conferencia Este.
Nacido en Wau, ciudad que hoy pertenece a Sudán del Sur, Maker tenía cinco años cuando, junto a su hermano menor y una tía, tuvo la oportunidad de salir de Sudán, donde la guerra civil hacía enormes estragos. Su tío, que ostentaba un cargo en la Administración local, hizo posible que los tres pudieran escapar a Uganda para, poco después, ser aceptados como refugiados en Australia. Establecidos en Perth, Maker fue descubierto a los 14 años por un ojeador mientras jugaba al fútbol con unos amigos. Ed Smith, que ya había dirigido los primeros pasos de otros sudaneses como Ater Majok o Mathiang Muo, ambos profesionales hoy en día, le ofreció desplazarse a Sydney para formarse como jugador. Hubo que convencerle, pues pese a su gran altura -es de etnia Dinka, como Manute Bol- el baloncesto no estaba entonces entre sus pasiones deportivas, pero finalmente cedió.
Smith y Maker tardaron pocos meses en dejar Australia para recalar en Estados Unidos. Tras cortos periplos en institutos de Louisiana y Virginia, acabó en Ontario, Canadá, donde su leyenda no paró de crecer. En 2014, YouTube y las redes sociales se inundaron de vídeos de un chaval que medía ya más de 2,10 y se encargaba de subir el balón en su equipo, salía al contraataque botando por detrás de la espalda y lo mismo enviaba al suelo a rivales a base de crossovers que engatillaba triples. Su nombre comenzó a convertirse en una especie de figura de culto entre los scouts, universidades del prestigio de Kentucky o Kansas llamaban a su puerta y diversas publicaciones le colocaban como futuro número uno del draft. Sin embargo, en febrero de 2015, anunció que en lugar de dar el paso lógico a la NCAA iba a seguir un año en su instituto canadiense de Orangeville en calidad de posgraduado.
Esta decisión hizo que su elegibilidad para el draft de 2016 estuviese en entredicho, aunque al final la NBA le dio luz verde al considerar que cumplía con sus dos requisitos: tener cumplidos los 19 años y haber transcurrido un curso completo desde su graduación en el instituto. Las dudas respecto a su verdadera edad y el hecho de no haber competido a un nivel más elevado que el sistema de high school canadiense hicieron que su cartel perdiera brillo. De hecho, pocos esperaban que Milwaukee se la jugara con él con su décima elección. En el arranque de curso su protagonismo fue escaso. La intención de la franquicia era que se fogueara en la Liga de Desarrollo, pero el hecho de que los Bucks no tengan equipo propio en esta competición frenó el plan. ¿Cuál era la otra opción? Lanzarle directamente al ruedo. Tras convertirle en su pívot titular, Milwaukee cerró la temporada regular con un balance de 18-6. En play-off ha doblado su presencia en cancha -20,6 minutos, 6,6 puntos y 3,4 rebotes por cita- al lado de otro prodigio de la naturaleza como Giannis Antetokounmpo y su movilidad, capacidad para jugar abierto e intimidación le auguran un gran futuro en la NBA.