“Irujo es el pelotari que más me ha sorprendido durante estos 25 años”
Jaime Uriarte llegó a ser presidente de Lezamako Pelota Kluba para poco tiempo y lleva ya 25 años en el cargo, porque “va enganchando”
Bilbao - Las finales del torneo Comarcal de Lezama serán el viernes, a partir de las 19.30 horas, homenajearán a Jaime Uriarte después de 25 años al frente del club. Lleva toda una vida en la presidencia de una entidad de la que se siente “muy orgulloso”.
Lleva un cuarto de siglo dirigiendo Lezamako Pelota Kluba. ¿Cómo empieza su aventura?
-Yo era socio de la escuela desde chaval. La Junta Directiva entonces estaba un poco dividida y me dijeron si quería ser presidente. Yo les contesté que sí, pero solo para dos años. ¡Iba para poco tiempo y llevo 25 años!
¿Qué es lo que cambió en su forma de ver la escuela para continuar más allá de los dos cursos que tenía pensado en un inicio?
-Esto te va enganchando. La pelota siempre me ha gustado, pero ves a los chavales crecer, ves un club bonito y ves a gente a tu lado que siempre mira por la pelota y todo eso te da fuerza para continuar. Lo que está claro es que para aguantar tanto tiempo necesitas un buen equipo a tu alrededor, que pelee por la pelota y por el pueblo. Aquí no ha sido todo gloria y no es fácil continuar. Cuando entré, Juan Mari Dañobeitia, que era monitor, y otro muchacho llevaban a ochenta chavales. A día de hoy, Juan Mari sigue aquí. La gente que tienes cerca, los chavales y los resultados son importantes.
Hay mucho trabajo por detrás, ¿no?
-Imagínese. Lo bueno que he tenido es que siempre he encomendado a cada miembro de la Junta diferentes actividades. Hay que tener un equipo de confianza, que te resuelva los problemas. Es gente que ha mirado siempre más por la pelota y por el pueblo que por las cuestiones personales. Siempre he tenido claro que en las juntas se habla solo de pelota.
¿Cómo ha evolucionado el club de Lezama durante este tiempo?
-Cuando lo cogí, la pelota estaba subiendo un poco. Los años buenos llegaron de 1995 hasta 2008 o 2010. Fueron los años de oro de la pelota en Lezama. Ganamos tres txapelas del Interpueblos -1997, contra Ortuella en Elorrio; 1999, contra Markina en Barakaldo, y 2004, contra Usansolo en Zeanuri-, que es lo máximo para un pueblo, y llegamos otras tres veces a las finales. Ahora, no estamos mal, porque ganamos el Interpueblos Txiki con chavalitos que andan bien. Hay buena salud. La clave en una escuela de pelota es que los monitores sean del pueblo. Desde la época de Dañobeitia ha sido así. Ahora mismo, tenemos a cuarenta chavales y muchos que juegan muy bonito.
¿Cuáles han sido los instantes más gratificantes?
-A un presidente le gusta ganar y esta escuela es pequeña, pero como club es lo más grande que hay. El primer recuerdo de victoria fue el Campeonato de Euskadi de juveniles en el que Meabe-Zabala ganaron a Olaizola II-Otxandorena. Mire qué pareja. Fue una gran alegría. Después, los Interpueblos fueron lo máximo.
Tiene grabadas esas txapelas.
-Fíjese, en la de Barakaldo perdimos en cadetes 18-16, vencimos el segundo y en el tercero había que ganar sí o sí. Íbamos perdiendo 20-19 y le dimos la vuelta 22-20. Me dijo un monitor, David, que “la historia dirá que se ha ganado, no cómo”. Son cosas bonitas que te enganchan y te dan ganas de seguir. Cuando entré aquí, no pensaba que la pelota me iba a dar tanto. Tengo un montón de amigos y, cuando voy fuera, la escuela de Lezama está muy bien considerada.
En esa época dorada de la que hablaba salieron buenos manistas.
-Estaban Iker Amarika, Aurtenetxe, Meabe, Zabala, Bilbao, Artetxe... Pensaba que iba a debutar más de uno en profesionales. Cuesta dar el salto hacia arriba. Por ejemplo, Txaber, cuando le venían a ver, no daba todo lo que tenía. Estos pelotaris tenían una afición a la pelota increíble, que se está perdiendo un poco. En eso influye mucho la familia.
En la actualidad, el referente profesional en Bizkaia es Mikel Urrutikoetxea. ¿Es un impulso tener a un campeón vizcaino?
-Cuando tienes a un ídolo cercano, los chavales quieren ser como su ídolo. Si es vizcaino, mucho mejor. De eso no hay duda. Cuando Txaber o Amarika, que estaban en profesionales con Frontis, andaban por aquí, por poner un ejemplo, a los niños les encantaba.
¿Satisfacción cuando debutaron en Frontis?
-Para un club es algo grande. Eso es lo máximo. Nos hizo una gran ilusión. Eso quiere decir que se hacen las cosas bien.
Llevan 58 ediciones del torneo Comarcal de Lezama y siguen en la brecha.
-No es fácil, pero es una satisfacción que vengan chavales como Pablito, Irujo, Olaizola... Ver en Lezama a toda esa gente es una cosa que no se olvida nunca. Viernes tras viernes nos dan un gran espectáculo. Me gustaría recalcar que en 25 años ha habido muchos alcaldes, pero el Ayuntamiento siempre nos ha ayudado. Eso es importantísimo. Siempre se han portado muy bien con nosotros. Es un respaldo muy grande.
¿Cuál ha sido el manista que más le ha sorprendido en este tiempo?
-Cuando Juan Martínez de Irujo tenía 16 años, me llamaron de Ibero para contarme que había un chaval que era atrevido y no tenía compañero. Nadie le conocía. Le puse con Mendiguren, de nuestro club, y llegaron a la final. Tenía un desparpajo... ¡y no llegaba a sesenta kilos! Juan me dijo entonces, no se me olvidará, que era la primera vez que salía a jugar fuera. Tenía carácter ya de crío. Es el que más me impactó. Ahora recuerda que no se le olvidarán nunca los bocatas de tortilla del frontón de Lezama.