Bilbao - No va más para el futuro continental del RETAbet Bilbao Basket. Después de un par de “jornadas clave” en Berlín y Vilnius solventadas con fortuna dispar y una “final” resuelta con solvencia en Bilbao ante el Fuenlabrada, los hombres de negro han llegado a la última estación de la fase de grupos dependiendo de sí mismos para alcanzar el Top 16. Ni tan mal, teniendo en cuenta que el panorama no era en absoluto halagüeño hace un mes, pero para nada una bicoca pues el rival a batir, y además a domicilio, es el Khimki -en caso de perder, los de Carles Duran necesitarían el triunfo del Lietuvos en Fuenlabrada, pero el equipo lituano estará ya clasificado si los vizcainos pierden por lo que nada se jugará en un partido que, además, arrancará tres horas más tarde que el que tendrá lugar en tierras rusas-.

El examen es morrocotudo y da para todo tipo de interpretaciones, tanto optimistas como pesimistas. Los de Dusko Ivanovic, ya en el Top 16 como primeros de grupo, no se juegan absolutamente nada en el envite y podrán jugar con absoluta relajación, quizás pensando en su enfrentamiento del domingo en la pista del CSKA Moscú, trascendental de cara a la VTB League, e incluso puede que reserven a algunos de sus jugadores, aunque la profundidad de plantilla es bestial. Hace dos semanas, cuando recibieron al Alba Berlín, el técnico montenegrino ya dejó en barbecho a Alexey Shved, Earl Rowland, Sergey Monia y Jeremy Evans, lo que no impidió la victoria (88-77). Por contra, el Bilbao Basket colocará en su platillo de la balanza la necesidad de ganar, la tensión del que afronta una situación sin vuelta atrás, lo que acostumbra a ser también un arma de doble filo.

Los datos del conjunto ruso en su cancha no invitan precisamente al optimismo, pues de los diez encuentros que ha disputado en la presente campaña como local, tres en la Eurocup y siete en la VTB League, ha ganado nueve y solo ha cosechado una derrota, precisamente en la inauguración de curso. Aquel 8 de octubre, cayó por 73-76 ante el VEF Riga de Janis Blums pero se trataba de un Khimki que poco tiene que ver con el actual, pues aún no tenía en nómina a Markel Brown, Robbie Hummel y Jeremy Evans -todavía contaba con Perry Jones y Justin Carter en sus filas-.

Desde entonces, el conjunto moscovita no ha fallado como anfitrión, aunque en la Eurocup sus triunfos no han sido arrolladores. Ante el Lietuvos (76-71), resolvió con un parcial de 16-0 después de que los lituanos llegaran a adelantarse por 43-49 en el tercer cuarto; el Fuenlabrada no se desconectó en ningún momento hasta acabar claudicando por 96-84 y el Alba llegó a ir ganando 71-73 a cinco minutos del final antes de recibir un parcial de 14-0 y terminar hincando la rodilla (88-77). En la VTB League, donde el Khimki presenta un balance de 7-1 y sigue muy de cerca a CSKA Moscú y Unics Kazan, ambos con una victoria más, no ha fallado desde aquel accidente contra el Riga. Ha derrotado con solvencia a rivales notables como el Lokomotiv Kuban (73-65), el Unics (87-70) y el Nizhny (90-84) y el pasado sábado no tuvo que exprimirse lo más mínimo para dar buena cuenta (92-66) del debutante Parma, en un encuentro en el que Ivanovic echó mano de los doce componentes de la rotación -Shved fue el que más jugó, 22 minutos, y Evans el que menos, siete-.

“Son buenos en todo” En una entrevista concedida a la página web oficial de la competición, Álex Mumbrú reconoce lo “importante que es para el equipo, la ciudad y los aficionados” seguir vivos en la Eurocup y habla de la necesidad de hacer “un partido perfecto” ante un rival que “es bueno en todo”. “Tienen dos grandes jugadores por posición y también un gran entrenador. Saben siempre lo que tienen que hacer sobre la cancha, juegan duro y son claramente uno de los principales candidatos a ganar la Eurocup. Nosotros tendremos que dar lo mejor de nosotros mismos, sabemos que está todo en juego. Sería mejor que los dos partidos del grupo se jugaran a la misma hora para evitar la posibilidad de hacer cálculos, pero...”, reconoce el capitán.

Mumbrú es claro cuando le preguntan si el hecho de que el Khimki no se juegue nada puede facilitarles el partido: “Podría ser así si tuvieran otro entrenador, pero tienen a Dusko Ivanovic, alguien que nunca descansa. Es un entrenador tremendamente trabajador, un ganador nato y no permite que sus equipos se relajen, ni siquiera un poco”.