Bilbao - La actividad no para en el Bilbao Arena. El International World Junior Championship arrancó ayer y lo hizo en plena ebullición. Las diez pistas no paran de acoger partidos, el ruido de las raquetas diseña una banda sonora de más de casi catorce horas de acción ininterrumpida, mientras infinidad de volantes surcan el aire. Es la fase previa por equipos y cuando más selecciones hay en acción. Las potencias asiáticas no tienen piedad y demuestran que para ellos este es el deporte en mayúsculas y arrasan a los combinados donde la tradición por el bádminton es menor. Uno de ellos es España, que trata de dar un salto de calidad y ayer demostró que va en buen camino gracias a su victoria ante Noruega.

El Bilbao Arena es una locura durante estos días. No hay momento para el descanso. Un encuentro empieza y otro acaba. Partidos llenos de velocidad que hacen que todo mito sobre que el bádminton es un deporte tranquilo desaparezcan. Los deportistas juegan a un ritmo de vértigo, mientras su alrededor queda congelado por respeto a ellos. Cuando el juego empieza, los entrenadores, acompañantes e incluso los medios acreditados se paralizan completamente. Cualquier movimiento puede generar una mínima corriente que influya en la trayectoria del volante, desequilibrando la balanza injustamente hacia uno de los contendientes.

El silencio de las pistas de juego, roto únicamente por el choque constante entre raquetas y volantes, contrasta con la pasión vivida en las gradas. Mientras unos juegan, sus compañeros animan y las selecciones que no participaban en esos momentos tampoco se quedaban calladas. Las gradas del Bilbao Arena eran un mosaico de colores que no paraba de gritar en todo momento. Sin embargo, faltó público local. Los espectadores ajenos a la competición fueron muy pocos, aunque con el paso de las horas fueron aumentando hasta llegar a su culmen a última hora, en los partidos de la donostiarra Clara Azurmendi y sus compañeros.

Aunque la actividad frenética no solo se vive en las pistas. Todo el edificio del Bilbao Arena vive al ritmo veloz del bádminton. Un Mundial de esta especialidad no solo exige ponerlo en marcha y observar, también hay que estar muy pendiente de él y en eso el entramado de voluntarios ejerce una función vital. Ayer, funcionó a la perfección y apenas hubo ningún problema reseñable. Uno de los ejemplos de la labor de fuera de la competición son los encargados de tensar las raquetas. Personas que durante todo el día cuidan las armas de los jugadores en liza. En la sombra, pero siendo piezas fundamentales al llevar a cabo un trabajo pesado e indispensable.

VICTORIA DE ESPAÑA

Por otra parte, España arrancó con buen pie su participación en el Iberdrola World Junior Championship al vencer por 3-2 a Noruega donde la actuación de Clara Azurmendi fue clave al sumar por victorias sus dos partidos. El arranque del combinado estatal estuvo lejos de ser el deseado. Markus Barth rompió la defensa de Álvaro Vázquez y le superó en dos sets. En el segundo partido, Clara Azurmendi salió al rescate y pasó por encima de Vera Ellingsen (21-9 y 21-3). Los dos siguientes choques se cerraron con una victoria para cada selección y eso provocó que se llegara al desenlace con todo en juego. La tensión fue máxima en el partido de dobles mixto. La donostiarra y Álex Alcalá golpearon primero, ante Emilie Storvik y Ole Impset, con un primer parcial logrado con comodidad. En el segundo set llegó el sufrimiento y solo un error en el saque de los noruegos permitió al combinado estatal respirar (21-19).

Después de esta victoria, España se jugará el pase a la siguiente ronda ante Indonesia, hoy a partir de las 15.00 horas. La tarea del combinado estatal es muy complicada y se debería dar una gran sorpresa para que la selección indonesia, una de las grandes aspirantes a la victoria final, caiga derrotada.