Bilbao - Mientras el Cantábrico lucía un platazo impresionante y los surfistas vizcainos aguantaban en la arena a que alguna línea se levantara sobre el horizonte, siempre en vano, Garazi Sánchez (Algorta, 1992) arribaba al archipiélago portugués de Madeira -bañado por el Atlántico- para subirse al primer escalón del podio del Santa Cruz Pro. Es la primera victoria en el circuito profesional de surf de esta joven getxotarra, que se estrenó apenas un año antes en el recorrido internacional. Pero también es el triunfo que le ha permitido colocarse como líder en solitario de la clasificación europea del WQS, la segunda división del surf. Así, de la noche a la mañana, la cara de Garazi ha comenzado a copar los medios especializados y su nombre ya suena en las quinielas de favoritas al trofeo continental. Aunque la temporada no haya hecho nada más que empezar. Sin embargo, la surfista sigue sin creérselo: “Cuando salí del agua tras ganar en Portugal solo estaba esperándome mi familia así que no fui muy consciente de lo que había conseguido hasta que todo el mundo comenzó a llamarme y a felicitarme por las redes sociales. Fue ahí cuando me di cuenta de que había ganado un campeonato que en mi vida había pensado que podía ganar”, explica.
Ahora, liderando la clasificación continental, Garazi será el rival a batir, la rider a la que todas intentarán alcanzar para arrebatarle el trono que provisionalmente posee. Sin embargo, a la de Algorta no le preocupa estar en el punto de mira, más bien, le es indiferente. Su objetivo esta temporada no eran los resultados ni los números, sino “disfrutar y competir a un alto rendimiento”. Cree que ser, por el momento, la mejor de Europa es una recompensa a su cambio de actitud. Un premio a su transformación dentro y fuera del agua. Y, por ello, a pesar de ser la primera del continente, su plan seguirá siendo el mismo. Al fin y al cabo, para qué tocar lo que funciona: “Solo va a cambiar el tema de la constancia y la fe, voy a entrenar con más fuerza y más ganas, porque a veces no me creo que puedo ganar, siempre siento que soy normal y el resto hace magia y esta victoria me ha enseñado que puedo. Repetirla es difícil e igual nunca lo consigo, pero he demostrado que puedo”.
Más motivada que nunca, Garazi se ha desecho de su parte agorera y pesimista, aquella que le mordía la cabeza cuando el mar no le regalaba las mejores olas y la ronda se inclinaba hacia su rival. Como una mala profeta, la joven surfista dejaba a su cerebro temerse siempre lo peor y, por ello, cuando tuvo que afrontar la final del Santa Cruz, la manga más importante de su vida, quiso alejarse de todo, vetar el tema incluso a su familia, hasta el momento de mojarse el neopreno: “Mi mente va bastante mejor cuando no pienso en lo que puedo perder y en una final es tanto lo que puedes perder... Así que cuando entré al agua lo hice como si fuera una manga normal, lo único que quería era pillar una ola rápido, aunque no fuera buena, para pisar tablar, calentar un poco y quitar los nervios. Y al final esa ola fue la que me dio el triunfo”, reconoce.
La final El último enfrentamiento del Santa Cruz Pro fue pobre para el espectador, de escasas olas y ritmo lento. Sin embargo, enfrentaba a dos surfistas guerreras, Garazi y Carol Henrique, que no dieron nada por ganado ni por perdido hasta que sonó la bocina. “El mar es peligroso porque en pocos segundos puedes perder toda una manga y siempre te deja la sensación de que puede ganar cualquiera”, explica la getxotarra. Así que Garazi reconoce que se llevó el triunfo simplemente por el hecho de “estar mejor posicionada y elegir mejor la ola que coger”. Y, ahora, como campeona del último campeonato del circuito profesional y líder del ranking europeo, la rider vizcaina se acuerda de quienes siempre creyeron en ella, como su preparador Gorka Alegría que, tal y como explica la de Algorta, “hizo que mi mente fuera más fría sin llegar a ser gélida”.