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El niño que conocía todas las banderas

Magnus Carlsen, campeón de la Final de Maestros, es un genio con memoria fotográfica que ya despuntaba desde pequeño

El niño que conocía todas las banderas

mAGNUS Carlsen (1990, Noruega) es Gran Maestro desde los 13 años. A los 18 se proclamó campeón del mundo de blitz -partidas rápidas-. Y a los 22 consiguió el título mundial, subiéndose al trono del ajedrez. Sillón del que todavía no se ha bajado. Sin embargo, la anécdota más conocida del joven genio, aquella que le persigue allá a donde va, es de mucho antes. De cuando el noruego apenas tenía cinco años. Y es que el joven prodigio, que atesora una gran memoria fotográfica desde crío, presumía de conocer las banderas de todos los países del mundo, además de sus capitales, población y extensión. Hasta el propio Carlsen, cuando casi ni sabía leer, se asombraba de su capacidad retentiva y obligaba a sus hermanas no solo a escuchar su sermón demográfico, sino también a examinarlo para comprobar que no había fallado en ningún dato. Así, noche tras noche.

Por aquel entonces Carlsen ya sabía jugar al ajedrez, pero no le prestaba mucha atención al juego de los 64 escaques. Ahora, con 25 años, se marcha de Bilbao siendo el único ajedrecista de la historia en tener tres txapelas de campeón de la Final de Maestros de Grand Slam. Y en noviembre pugnará con el ruso Serguéi Kariakin por el trofeo de campeón del mundo. Sin embargo, el noruego no se considera un genio. Aunque todos se lo llamen. Es como si creyera que nació para ser el mejor del mundo y él, simplemente, sigue su destino. Como un príncipe educado desde niño para reinar. Solo que Carlsen ya es rey, Y, todo, gracias a su familia. Porque sus padres son sus primeros seguidores, devotos del talento de su hijo. Unos feligreses tan creyentes que vendieron el coche y alquilaron su casa para que Carlsen pudiera foguearse en los eventos más prestigiosos de medio mundo. Fue la mejor inversión de sus vidas porque después llegó Microsoft, su primera patrocinador, y se acabaron sus problemas.

A partir de ahí, con un sponsor poniendo el dinero, la carrera del noruego no dejó de crecer. Victoria a victoria comenzó a ser alguien, a tener un nombre en el mundo del ajedrez. Y cuando consiguió el título mundial ante el excampeón indio Viswanathan Anand comenzó a fraguarse una reputación que mantiene hasta ahora. Hay quien dice que sobre el tablero es un tiburón. Que cuando huele la sangre es cuando más ataca. Que nunca se rinde y siempre presiona hasta provocar el fallo del rival que, a diferencia de él, no es más que un humano. También se dice que, a pesar de haberlo ganado ya todo, tiene la pasión de quien comienza. Pero que, además, calcula como un ordenador. Que juega como la máquina. Perfecto. Quizá por ello sea el primer campeón de mundo criado en la era de las computadoras. Y quizá por ello nadie se atreve a pronosticar dónde está su límite.

Ajedrecista y modelo La irrupción de Carlsen en el mundo del ajedrez tuvo consecuencias positivas para este deporte. Y es que el noruego cuenta con un carisma desaparecido en el mundo de los tableros desde Bobby Fischer. El joven genio, además, cuenta con un especial atractivo que atraen a medios y marcas y, de la noche a la mañana, un ajedrecista comenzó a copar portadas de periódicos y anuncios de marquesinas.

Así, Carlsen se erigió como el primer Gran Maestro reconvertido en modelo de ropa e ídolo de masas. De hecho, sus partidas son seguidas por millones de seguidores que incluso no son fieles aficionados al ajedrez. Pero sí lo son de Carlsen. E, incluso, la versión en inglés de la revista GQ reconoció hace unos años que su reportaje sobre el noruego tuvo mucha más repercusión que sus fotografías sobre el desfile de lencería de Victoria’sSecret. Y es que Carlsen no solo consiguió ser el mejor en lo suyo, sino que además consiguió abrir el ajedrez al mundo.

1. Magnus Carlsen (Noruega)17 puntos

2. Hiraku Nakamura (Estados Unidos)12

3. Yi Wei (China)11

3. Wesley So (Estados Unidos)11

5. Serguéi Kariakin (Rusia)9

6. Anish Giri (Holanda)7