bilbao - Alemania prosigue la senda victoriosa que inició hace dos años en Brasil gracias a una tanda de penaltis absolutamente desquiciante que necesitó ocho lanzamientos por cada equipo para determinar el tercer semifinalista de esta Eurocopa discreta que invita a retirar la vista de lo que sucede en el césped. Italia, mermada pero peleona, quiso buscar de nuevo su suerte en un partido de perfil bajo y se encontró con su primera derrota en un partido oficial ante la potencia germana. Si es que lo de ayer cuenta como partido perdido. Los campeones del mundo tuvieron que ganar el duelo tres veces y fue el lateral Jonas Hector, quizás el jugador con menos bagaje en la élite, el que acabó con el sufrimiento de todos en el Stade de Burdeos y fuera de él.
Tuvo que resolverse así el partido porque durante muchos minutos, demasiados, los equipos jugaron con la calculadora en una mano y la pizarra en la otra. Estaban medidos los esfuerzos, las distancias y los metros a recorrer. El despliegue físico era enorme, aunque solo para defender. En ataque faltaba movilidad, riesgo, y así toda la primera mitad se jugó a un ritmo cansino, con más miedo al error que otra cosa y las dos selecciones bien pertrechadas atrás. Italia intentó presionar hasta con tres hombres la salida de balón desde Neuer, pero con el paso de los minutos acabó replegada alrededor de su área, con el trío central de la Juventus marcando territorio. Y el hecho de que Joachim Low prescindiera de Draxler para meter a Howedes entre el lateral y el central derecho era toda una declaración de intenciones.
Así, en los primeros 45 minutos ni Neuer ni Buffon tuvieron que intervenir porque nadie les forzó a ello. Si un partido entre Alemania e Italia, con toda la historia que arrastran, no deja en medio partido más que un remate de Muller y otro de Sturaro, que desvió con la puntera Boateng, es que la Eurocopa, el fútbol en sí mismo, tiene un problema. Ni siquiera la emoción justifica espectáculos como el de ayer donde todo el mundo tiene claro que el que se equivoca lo paga.
Alemania elevó un poco las revoluciones, asumido ya que le tocaba llevar la iniciativa, que Italia no iba a salir de la cueva si no lo tenía muy claro. Ozil trató de dinamizar el ataque de los teutones, en el que incluso Hummels trataba de participar rompiendo líneas en conducción. En el minuto 53, Muller remató de nuevo, pero Florenzi, que había cometido un error en la salida de balón, salvo el gol en plan Higuita, haciendo el escorpión. Con Italia decididamente agrupada en torno a Buffon, esta jugada precedió a los mejores minutos de la campeona del mundo que ligó la jugada que pudo ser decisiva con las pautas que marca el fútbol combinativo. Gómez alcanzó un balón largo de Neuer, puso pausa para esperar la llegada al espacio de Hector, al que nadie siguió, y el lateral del Colonia dio el pase atrás para que Ozil, también llegando libre, batiera a Buffon.
error infantil Esa jugada, la más meritoria de todo el partido, tuvo que ser suficiente para que los germanos sellaran la victoria. Gómez pudo sentenciar con un taconazo complicado que sacó Buffon en un alarde de reflejos, aunque la sensación era que Alemania ya tenía el control, que Italia no tenía con qué hacerle daño porque Pellé y Eder no encontraban el balón. Pero el fútbol guarda sorpresas, incluso ayer. El error alemán que esperaba la selección de Antonio Conte lo cometió Boateng en el minuto 76 con una niñería, con esos brazos abiertos como aspas dentro del área que cortaron un centro sin peligro de Florenzi. Bonucci agradeció la gentileza e igualó el partido.
Lo igualó y lo anestesió porque no pasó casi nada hasta el final, incluida la prórroga. Apenas unas llegadas mal resueltas por falta de coordinación entre las piernas y la cabeza. Alemania quiso poner algo más, pero ni siquiera tomaba el riesgo de poner los saques de esquina al área. Los jugadores estaban reventados, fueron cayendo como moscas y la tanda de penaltis se reveló de nuevo como el mal menor. El que las inventó hizo un favor al fútbol. Al espectador del fútbol, no tanto, porque se han convertido en la coartada para justificar la falta de valentía, en un todo vale con tal de seguir adelante y no sentirse derrotado.
La tanda fue de las peores que se recuerdan, con errores gruesos que la estiraron más allá de los cinco penaltis por bando por fallar tres cada uno. Bonucci, que había marcado antes, falló esta vez y dejó la resolución a Schweinsteiger, que mandó su lanzamiento al cielo bordelés. Cuando les tocó el turno a los menos especialistas, mejoró el acierto. Parolo, Kimmich, De Sciglio, Boateng, prolongaron el suspense. Darmian, en cambio, se encontró con Neuer, que cumplió con su trabajo, y Hector, que casi pasaba por allí, tuvo el tercer match-ball de Alemania. El lateral izquierdo no falló y en cierta manera hizo justicia. Pero el día que alguien prohíba las tandas de penalti, el fútbol tendrá un problema.
Alemania1 (5)
Italia1 (4)
ALEMANIA: Neuer, Höwedes, Boateng, Hümmels, Hector, Kimmich, Khedira (Min. 16, Schweinsteiger), Kroos, Özil, Müller y Mario Gómez (Min. 72, Draxler).
ITALIA: Buffon, Barzagli, Bonucci, Chiellini (Min. 120, Zaza), Florenzi (Min. 87, Darmian), Sturaro, Parolo, Giaccherini, De Sciglio, Pellé y Eder (Min. 108, Insigne).
Goles: 1-0: Min. 65; Özil. 1-1: Min. 78; Bonucci, de penalti. Tanda de penaltis: 0-1: Insigne, gol. 1-1: Kroos, gol. 1-1: Zaza, alto. 1-1: Müller, para Buffon, 1-2: Barzagli, gol. 1-2: Özil, al poste. 1-2: Pellé, fuera. 2-2: Draxler, gol. 2-2: Bonucci, para Neuer. 2-2; Schweinsteiger, alto. 2-3: De Sciglio, gol. 3-3. Hummels, gol. 3-4: Parolo, gol. 4-4: Kimmich, gol. 4-5: De Sciglio, gol. 5-5: Boateng, gol. 5-5: Darmian, para Neuer. 6-5: Hector, gol.
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Amonestó a los alemán Hector y Schweinsteiger y a los italianos Sturaro, De Sciglio, Parolo y Giaccherini.
Incidencias: Partido de los cuartos de final de la Eurocopa disputado en el Stade de Burdeos ante 38.764 espectadores. Hubo un minuto de aplausos en memoria de las víctimas del ataque terrorista en un restaurante de Dacca (Bangladesh), en el que han muerto al menos 28 personas, entre ellos nueve italianos.