bilbao - “El consejo de administración del Club Deportivo Basket Bilbao Berri SAD informa que ante las negociaciones que se mantienen abiertas amplía en 48 horas el plazo fijado en la pasada junta general extraordinaria para comunicar las decisiones de carácter económico a adoptar relacionadas con el futuro de nuestra entidad”. De esta escueta forma, resumía el Bilbao Basket la reunión que su consejo mantuvo ayer el día en que debía tomar una decisión sobre el futuro de la entidad.

La jornada fue absolutamente agónica e infartante después de que el tesorero Carlos del Campo dibujara en distintos medios de comunicación “una situación dramática” que desembocaba en que el club perdería su sitio en la Liga ACB al verse abocado a un concurso de acreedores y, parece que de forma consecutiva, a la desaparición como entidad. La no aparición de una línea de crédito sigue siendo el principal obstáculo con el que se ha encontrado el Bilbao Basket, aunque tampoco está claro el papel que Dominion, patrocinador principal, implicado en la gestión diaria del club y avalista de la deuda con Hacienda que el club ha aplazado, tiene que jugar en estos momentos o en el futuro ya que entró como patrocinador con un contrato por dos años, pero con la intención manifestada de acompañar al club durante los cinco años del plan de viabilidad o hasta que no apareciera otro sponsor que pudiera ocupar su lugar.

Sin patrimonio propio que la soporte, esa línea de crédito de un millón de euros necesita unos avales que son los que está buscando el consejo a contrarreloj, aunque los tiempos los ha marcado él mismo al dibujar el más oscuro escenario de los posibles. El plan de viabilidad trazado hace un par de años se ha demostrado eficaz durante un tiempo, pero al final endeble al depender su recorrido de algo que no estaba en manos del Bilbao Basket, sino que se sujetaba en decisiones ajenas que, por lo visto, no han ido en la línea de lo esperado o comprometido durante estos meses. Así, el club ha llegado sin liquidez a un momento en el que tiene que afrontar pagos por un importe superior al medio millón de euros.

Por un lado, debe hacer frente a los compromisos con los trabajadores y con los acreedores, incluidos en el preconcurso de acreedores. Y, por otro, debe cumplir con la plantilla, a la que adeuda tres meses, para evitar que esta acuda al fondo de garantía salarial de la ACB, como hace dos años. Sin embargo, el club parece descartar las fórmulas que utilizan otros clubes de la competición, que también acumulan deudas con sus jugadores, pero pese a todo se mantienen sin problemas en la ACB año tras año. Carlos del Campo, con otro tono, lo justificó por la noche en Radio Nervión al afirmar que “nosotros no queremos despejar para adelante los problemas, aplazarlos...”.

Ante la imposibilidad de ser autosuficiente, al menos de momento, el Bilbao Basket vuelve a estar en la picota y alargando los plazos para encontrar soluciones, a costa de mermar su imagen. “Creemos que en las próximas 48 horas podemos encontrar una solución”, aseguró Del Campo. La desaparición provocaría otros daños colaterales, algunos relacionados con el dinero público que ha empujado y soportado el proyecto casi desde su creación y otros que tienen que ver con los 563.000 euros que los pequeños accionistas depositaron en la última ampliación de capital con la promesa de que recuperarían su dinero en cinco años. Por eso, quizás la disolución del club no sea la mejor solución, quizás no haya que apostar a todo o nada.