Bilbao - Se le encendieron las alarmas a Mikel Urrutikoetxea en su primer turno de elección de material ayer en el frontón Bizkaia de Bilbao. En el horizonte, la jugosa final del Manomanista de Primera del domingo ante Iker Irribarria, pelotari de músculo, todo pegada, a la espera de remar a contracorriente en un partido porque hasta ahora ha vivido con el viento a favor. Al de Zaratamo, el campeón, tipo serio, tranquilo y respetuoso, se le cambiaron los planes al poner una pelota a botar al nueve tras golpear a pie quieto. “Excesivo”, desgranó luego y criticó la criba deficiente de Kepa Peñagarikano, seleccionador de material, ya que no retiró dos de las cinco pelotas aportadas por Aspe, a su juicio, nocivas para el espectáculo en la cancha. Entonces, tras ver qué más había en el cesto, tras recorrer los cueros, sin demasiado tiempo, se retiró al vestuario visiblemente disgustado.
Y es que, no por un contrincante con pegada o por las circunstancias de Irribarria, hipervitaminado, sino por la carencia de partido que podía haber el domingo, Urrutikoetxea aseveraba que, con ese material, específicamente dos pelotas, era posible un excedente de rebotes y una carencia total de juego. De hecho, a simple vista, el puntillero de Zaratamo las probó y las mandó muy lejos, demostrando la salida de frontis de unos cueros desnortados, encabritados y que pueden perder la esencia de un mano a mano que con los años ha reducido su cantidad de partidos buenos. Del cuatro al nueve. Después, Mikel botó la otra pelota con rabia. El cuero se fue al cielo. Él, al vestuario. Mientras, le mostró su malestar al seleccionador.
En esas, un tipo relajado como el campeón asomó disgustado por la realidad de una hoja de ruta que no acabó por cuajar. Y es que, Iker Irribarria, con pegada pero con gusto por cueros no demasiado rápidos por el suelo, no se decantó por ninguna de los dos criticados por el vizcaino, en pos de evitar una peligrosa tendencia.
“Había dos pelotas exageradas para jugar. Se ha visto claro. Tenían una salida excesiva de frontis y ese tipo de material no es bueno para nadie, ni para el público ni para el pelotari. Es parte del espectáculo, pero la gente paga por ver un buen partido. Me ha sorprendido que no las haya elegido porque tiene un golpe terrible y las ha puesto su empresa”, certifica el campeón, quien apostilla que “el seleccionador decide. Si le han puesto en ese cargo será por algo, porque sabe de pelota. La gente quiere ver un buen espectáculo y esa pelota no ayuda”. Cuestionado acerca de la presencia de este tipo de lotes durante el Manomanista, Mikel remata además que “sí que ha habido alguna pelota exagerada en algún partido y como yo lo habéis visto también los medios, aunque seguramente en ciertos momentos lo habéis callado”.
Eso sí, el pelotari vizcaino no concluye que las que apartó Irribarria para el encuentro puedan ser de “ese estilo”. De hecho, afirma que las seleccionadas por el aramarra no son “exageradas”, le molestaron las “otras dos”. “Después de esto no le voy a dar más vueltas. Las cuatro que hemos elegido son bonitas. Nos toca funcionar a nosotros, dar espectáculo y quedarnos con las buenas sensaciones”, declara el de Zaratamo.
Acerca de las críticas hacia el material vertidas por el campeón, su contrincante, primerizo en una elección de tamaña tensión y transcendencia, confiesa que “no es mi problema. No sé si se nos ha olvidado con qué pelotas hemos jugado durante todo el campeonato e incluso las últimas temporadas”. Y pone el acento en los cueros escogidos por su adversario en otras citas: “Urrutikoetxea también ha sacado pelotas muy vivas, como en la semifinal contra Altuna. Yo he elegido las dos que he pensado que eran las mejores para mí. He venido a ganar, no a discutir de las pelotas”. Asimismo, valora que las presentadas no le parecen “exageradas” y califica que “los cueros seleccionados por Mikel salen igual o más que los míos del frontis. A mí me gusta que en el suelo anden más tranquilos. Eso sí, pienso que los cuatro son para jugar”.
Al final, con las espadas en alto por lo que pudo ser y que no será, los dos quedaron conformes con el material que se encontrarán el domingo en el Bizkaia de Bilbao. El vizcaino se decantó por unas pelotas de 106,4 y 104,9 gramos de peso; mientras que el pelotari de Gipuzkoa las prefirió de 106,5 y 107.
Calma después de la tempestad Tras eliminar de su mente el tema del material, Mikel Urrutikoetxea hace hincapié en que “llegar a una final del Manomanista es bonito y la afronto con ilusión y motivación. Es un día especial”. Además, el de Zaratamo espeta que “Iker me ha sorprendido, está claro. Ha ganado a dos pelotaris de primer nivel, Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea, y eso le da confianza”. No obstante, para el vizcaino hay otros manistas que le sueltan también al cuero como “Rezusta, Zabaleta o el propio Martínez de Irujo” y que vive el encuentro con “tranquilidad y sensaciones buenas”. “Contra Altuna III acabé bien y hemos querido mantener ese nivel hasta ahora”, recita el zaratamoztarra.
En su línea habitual, el tricampeón vizcaino mantiene el discurso de relajo que desborda en cada una de las estaciones de su camino. A Mikel no le golpean las mariposas del estómago como martillos. No son elefantes. “Estoy tranquilo. Llegará el domingo y si gano, bien; pero si no, no le voy a dar más vueltas. Haremos todo lo posible para poder ganar. Es un reto bonito ganar la primera txapela, así que la cuarta...”, apostilla el vizcaino, quien agrega que a su rival “no le va a pesar la juventud, eso lo descarto. Tiene grandes cualidades y saldrá a disfrutar como yo”.
Por su parte, Iker Irribarria, desde la otra orilla, manifiesta que le hace “gracia” que se le pueda considerar “favorito”. “No sé de dónde ha salido eso. Este es mi primer campeonato y mi primera final. Él ha ganado ya tres txapelas y es el claro favorito”, desbroza el zurdo guipuzcoano.
El joven de Aspe, de 19 años, considera que la final “será dura” y habrá “mucha tensión”. También, reitera que contra Urrutikoetxea no tendrá pelota “entregada en el tres” y que le da “mucho de aire”. Con estas premisas y visto el desempeño del de Arama durante todo el campeonato, cimentando su camino en su pegada, la duda es si existe un plan B. “Mi juego es el que es y vamos a salir con esa idea al partido. Después, ya veremos por dónde va”, certifica y analiza que “en los últimos años el juego real no existe. Ya no hay peloteo clásico. Ahora, hay una velocidad distinta y un juego diferente”. El puntillero guipuzcoano, un dechado de virtudes físicas, aprovechó para entrenar tras la elección y mostrar su pegada. El domingo en el Bizkaia se encontrará con un adversario “fuerte en todos los sentidos”.