Bilbao - El Dominion Bilbao Basket se metió ayer al bolsillo, con altibajos pero de manera notablemente autoritaria, la primera de las tres finales que el calendario había marcado en su carrera final en pos de jugar las eliminatorias por el título. En un encuentro racheado y sin demasiado hilo conductor, los de Sito Alonso supieron imponer su mayor calidad y fondo de armario ante un ICL Manresa que tuvo a un soberbio Dejan Musli en la pintura (23 puntos, 11 rebotes y 37 de valoración), a un más que aseado Jekel Foster como amenaza exterior y muy poquito más. El juego de los anfitriones careció de la rotundidad necesaria para romper el partido de manera contundente, pero fue lo suficientemente solvente como para controlar el luminoso en todo momento. Y cuando los de Ibon Navarro amenazaron con subirse a sus barbas, en el ecuador del tercer acto, los hombres de negro supieron apretar engranajes en defensa para que el intento de rebelión no fuera a más. La verticalidad de Dairis Bertans en ese tramo del duelo y la muñeca de Alex Ruoff en el acto final, poniendo fin a casi cinco minutos sin anotar, hicieron el resto.
Tras dos derrotas seguidas, lo fundamental ayer era el fondo, la victoria, más que las formas, el juego, y en eso los anfitriones cumplieron con creces, aunque una vez más su rendimiento estuvo repleto de dientes de sierra, cogiendo vuelo en las fases en las que los triples besaron la red, como en el primer cuarto, y sufriendo en aquellas en las que la circulación de balón fue demasiado pestosa, consumiendo muchos segundos sin generar ventajas. Pero los de Sito Alonso controlaron el choque bastante bien desde la defensa, lo que les dio el combustible suficiente para acabar imponiendo su propuesta.
De entrante, triples Los anfitriones arrancaron el duelo con los cinco sentidos activados. Como muestra, la primera jugada del partido. Tras palmear Begic el salto inicial, Hervelle pasó en largo a Ruoff para que este inaugurara el luminoso con una sencilla bandeja. El Dominion Bilbao Basket encontró en el arranque vías para expresarse con comodidad sobre la cancha. Defendiendo con corrección su canasta, lo de sumar puntos no fue un problema, pues el Manresa optó por minar su pintura pero dejó muchos flancos descubiertos en el perímetro, espacios que usó el cuadro vizcaino para fusilar desde la línea de tres puntos. Anotó cinco de los ocho que lanzó en los diez primeros minutos de la mano de Ruoff, Bertans, Hannah y Mumbrú y ello le permitió lanzar el primer demarraje en el luminoso (27-15) antes de acabar el acto inicial ante un rival en el que todo nacía y moría en Musli, autor de 10 puntos en este periodo.
El flujo anotador de los de Sito Alonso descendió un par de enteros y los de Ibon Navarro aprovecharon para no desconectarse de la contienda, de nuevo gracias a la superioridad en las distancias cortas de un Musli superior a todos sus pares. De hecho, Sito Alonso tuvo que parar el duelo a 3:23 del descanso cuando la renta de los suyos bajó hasta los seis puntos (39-33) con el pívot balcánico aportando más de la mitad de los puntos de los suyos, 17. El Bilbao Basket recuperó el filo y solo dos tiros libres fallados por Begic impidieron volver a recuperar su máxima ventaja del choque, 12 puntos, lo que dio pie a los visitantes a alcanzar el ecuador del choque sin perder el rebufo de su rival (43-35).
Un triple de Bertans en la reanudación parecía devolver a los anfitriones al mejor de los caminos, pero en lugar de ello el Bilbao Basket retornó a uno de esos laberintos en los que acostumbra a meterse cuando amasa buenas rentas. Su defensa perdió consistencia, su ataque se convirtió en una sucesión de triples errados, fallos debajo del aro y abuso del bote y los de Ibon navarro comenzaron a crecerse. Grigonis y Auda se sumaron a Musli y al Manresa no le costó demasiado fabricar un 51-49, llegando a fallar un par de tiros para equilibrar la balanza. Tuvieron que verlo muy crudo los hombres de negro para volver a colocar toda la carne en el asador. Les bastaron un par de notables defensas, recuperar el filo y verticalidad en ataque y, sobre todo, un enorme Bertans para dibujar un parcial de 10-0, con tres canastas seguidas del letón, para recuperar la máxima ventaja (61-49). Pero un triple anulado al desatado Bertans por falta en el bloqueo de Bogris y el anotado sobre la bocina del tercer cuarto por Foster dio a los catalanes un hilillo del cual tirar en un acto final en el que los anfitriones, de nuevo atascadísimos y carentes de acierto, necesitaron más de cuatro minutos y medio para sumar sus primeros puntos. Menos mal que lo mismo le ocurrió al Manresa, que solo sumó dos tiros libres de la mano de, quién si no, Musli. Los de Ibon Navarro aprovecharon ese caldo de cultivo para acercarse hasta el 65-59 y Miribilla comenzó a temerse otro final no apto para cardíacos, pero de entre la niebla surgió la figura de Ruoff para, con dos triples, dar carpetazo al asunto y asegurar una victoria imprescindible de cara a la carrera de los hombres de negro en pos de las eliminatorias por el título.