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El bálsamo de Miribilla

ENDEBLE Y POCO EFECTIVO EN SUS ÚLTIMOS DESPLAZAMIENTOS

El bálsamo de MiribillaFoto: ACB Photo/E. Candel

Bilbao - Tras ocupar un puesto entre los ocho primeros clasificados en siete de las ocho anteriores jornadas, las últimas cuatro de manera consecutiva, la derrota en la cancha del Movistar Estudiantes apeó en la noche del domingo al Dominion Bilbao Basket de los puestos de play-off, su gran objetivo para lo que resta de temporada. El conjunto vizcaino no ha estado a la altura que de él se espera en las últimas dos semanas. Primero, fue avasallado por el enérgico y desbocado Laboral Kutxa; después, fue superado sin demasiados problemas por un cuadro colegial que figuraba hasta el domingo en el sótano de la tabla de la Liga Endesa. Cuando se cae en el plazo de ocho días ante dos rivales de tan distinta calidad, fortaleza y propuesta de juego queda patente que la clave para entender la situación que atraviesa el conjunto de Sito Alonso no está en los adversarios, sino en su propia realidad.

La línea de actuación del conjunto vizcaino ha sufrido un giro de 180 grados entre la primera y la segunda vuelta. Si primero fueron los triunfos como visitante los que mantuvieron a flote al equipo pese a las demasiadas victorias que se escaparon del Bilbao Arena, haciendo posible alcanzar la Copa y superar con holgura la fase de grupos de la Eurocup, la solvencia como local se antoja ahora imprescindible para alcanzar las eliminatorias por el título de la competición doméstica. Y es que las dinámicas han cambiado. Los hombres de negro acumulan a día de hoy cuatro derrotas seguidas lejos de su feudo, mientras que en Miribilla han triunfado en sus últimas tres comparecencias, tendencia esta última que tratarán de prolongar el sábado ante el Gipuzkoa Basket. Además, el calendario es a priori bastante más propicio en los choques de casa -GBC, Fuenlabrada, Sevilla, Barcelona, Manresa y CAI- que en los de fuera -Unicaja, Real Madrid, Joventut, Obradoiro y Tenerife-, aunque la brutal igualdad en la zona media de la clasificación hará imprescindible probablemente sumar también alguna victoria a domicilio.

Momento de dudas El tramo final de la temporada regular, cuando todos los equipos actúan ya con el cuchillo entre los dientes para tratar de apurar sus objetivos, no es precisamente el mejor para que salgan a relucir dudas y zozobras, pero en esas está actualmente el conjunto vizcaino. Al mismo equipo que dio la gran campanada de la Copa al eliminar al Barcelona para estar a punto de colarse en la final y batió con solvencia en casa al Morabanc Andorra pese a comparecer con su fondo de armario en precario se le ha visto preocupantemente endeble y poco efectivo en estas dos últimas semanas. El encuentro del sábado ante el colista servirá para calibrar el grado de incidencia del factor geográfico, pero parece que los de Sito Alonso atraviesan un considerable valle tanto en el plano físico como en lo referente a la fortaleza mental.

La acumulación de bajas (Ruoff), jugadores que regresan de periodos de inactividad (Borg y Begic), piezas que actúan mermadas por los achaques físicos (Raúl López) y aquellas que apenas han tenido minutos a lo largo del curso (Todorovic) hacen que los focos de peligro de los hombres de negro estén demasiado localizados, lo que limita la capacidad del colectivo para salirse del guion establecido cuando los rivales le cogen el truco. Al equipo vizcaino se le vio ante el poderoso Laboral Kutxa abrumado en el plano físico, pero ante el más dubitativo Estudiantes tampoco se le vio con la posibilidad de meter una marcha más para poder controlar el partido. En teoría, el hecho de jugar solo un partido semanal tendría que ayudar a curar estas heridas, pero lo cierto es que es que la sensación de flojera se ha incrementado desde que hay más entrenamientos y menos competición. “Hay que espabilar”, reconoció Sito Alonso el viernes. Su mensaje no logró el objetivo deseado a las primeras de cambio y ahora, como ocurría antaño, deberá ser Miribilla la que ejerza un efecto balsámico a un conjunto que necesita triunfos para seguir en la brecha y no acabar el curso antes de tiempo.