BILBAO - “Hay que espabilar”. Esa fue la principal conclusión que Sito Alonso sacó de la durísima derrota cosechada hace ocho días por el Dominion Bilbao Basket en el Buesa Arena. Tras el 81-70 adverso de ayer en el Barclaycard Center, es de suponer que la enseñanza extraída por el técnico de los hombres de negro haya sido que hay que espabilar... todavía más. Y es que si hace dos jornadas el conjunto vizcaino fue arrollado por uno de los conjuntos más enrachados, sólidos y veloces del baloncesto continental, ayer apenas fue capaz de imponer su plan de juego ante un Movistar Estudiantes que arrancaba el fin de semana igualado con el Gipuzkoa Basket en el sótano de la Liga Endesa. Al equipo visitante le volvió a faltar solidez en su juego y estuvo casi siempre a rebufo de un rival que fue creciéndose con el paso de los minutos hasta explotar definitivamente en los últimos doce minutos de encuentro, con un Nico Laprovittola sublime que metió 21 de sus 25 puntos después del descanso.

Demasiados aspectos fallaron en el juego bilbaino como para poder opositar a la victoria o, al menos, para poder sembrar dudas en un rival para el que el encuentro de ayer era prácticamente una final en pos de la salvación. La retaguardia visitante permitió demasiadas alegrías a los de Valdeolmillos y el ataque tampoco fue lo suficientemente variado y consistente como para lograr un juego sostenido. Una vez más, los hombres de negro utilizaron el triple como principal argumento en ataque y sí, engatillaron doce, pero el último de ellos llegó en el último tramo del tercer cuarto. También acabaron pesando lo suyo los ocho tiros libres fallados, sobre todo porque seis de ellos llegaron en el segundo cuarto, precisamente en el momento en el que se vieron los mejores minutos del equipo, curiosamente con un quinteto compuesto en su mayoría por piezas de la segunda unidad (Borg, Bertans, Todorovic, Suárez y Begic).

Con Ruoff ausente, Borg y Begic retornando de periodos de inactividad y lejos de su mejor versión, Raúl López luchando contra los achaques físicos y jugadores como Todorovic a los que se les ve faltos de confianza, los focos de peligro del Dominion Bilbao Basket quedan muy localizados y son más fáciles de explotar por sus rivales. Por ejemplo, el cuadro colegial comenzó explotando su mayor capacidad a la hora de jugar por encima del aro, metió palos en la rueda del ataque rival ordenando certeros dos contra uno contra los bases rivales y supo explotar mediante Laprovittola, Hernangómez, Salgado y Jaime Fernández las carencias de los hombres de negro en la defensa uno contra uno para fabricar notables vías de suministro de puntos y conseguir así acabar el partido divirtiéndose, jugando a placer, cuando uno de los aspectos que los visitantes querían explotar era el problema de confianza que arrastraban los colegiales como consecuencia de tantas y tantas derrotas.

Pero tampoco es la confianza, por lo visto en los últimos choques, una virtud que ahora mismo caracterice al conjunto vizcaino, otrora poderoso en el aspecto mental sobre todo en momentos de adversidad y hoy en día demasiado dubitativo e inconsistente.

Fue el cuadro colegial el que arrancó el duelo más centrado y ello tuvo directa repercusión en el marcador. Los Simpson, Hernangómez y Martín mandaban en la zona, muchas veces jugando por encima del aro, y el Bilbao Basket se defendía como podía, percutiendo desde la línea de 6,75 a falta de mejores argumentos. Los aciertos de Mumbrú mantuvieron en pie a los suyos, pero no evitaron que en la apertura del segundo acto Estudiantes gozara de un amenazante 22-13 a su favor. Los hombres de negro se activaron con las rotaciones. Cuando Borg, Bertans, Todorovic, Suárez y Begic coincidieron en pista el equipo ganó en chispa física, amasó segundas oportunidades merced al rebote de ataque y consiguió salirse de un protocolo de actuación demasiado plano y previsible para amasar un 0-11 y pasar a controlar el duelo. Sin embargo, los tiros libres fallados y la entrada en escena de Salgado y Laprovittola, superiores a sus pares defensivos, evitaron el intento de despegue de los visitantes y cuando el intercambio de golpes volvió a ser la tónica habitual el cuadro madrileño salió victorioso y alcanzó en ventaja el descanso (39-35).

En la reanudación, Bertans y Hannah engrasaron su muñeca desde más allá de la línea de 6,75, pero también lo hizo Laprovittola para mantener siempre en ventaja a los suyos. El base argentino metió 14 puntos en el tercer cuarto, las que él falló las rebañó Simpson en las cercanías del aro y el 64-58 a diez minutos del final dificultaba mucho la existencia a un Bilbao Basket que, además, salió demasiado endeble en el cuarto final, encajó en poco más de un minuto un 8-0 y se quedó ya sin argumentos para darle la vuelta a un resultado que le saca de la zona de play-off. Lo dicho, hay que espabilar, aún más.