Duración: 61 minutos de juego.
Saques: 3 de Olaizola II (tantos 10, 17 y 18).
Pelotazos: 571 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 12 de Olaizola II, 1 de Urrutikoetxea, 4 de Mtz. de Irujo y 2 de Rezusta.
Errores: 3 de Olaizola II, 3 de Urrutikoetxea, 5 de Mtz. de Irujo y 1 de Rezusta.
Marcador: 1-1, 2-1, 2-2, 3-4, 4-4, 4-5, 5-5, 10-6, 11-6, 19-7, 20-12 y 22-12.
Botilleros: Ejercieron de botilleros José Ángel Balanza ‘Gorostiza’ (con Olaizola II-Urrutikoetxea) y Jokin Etxaniz (con Mtz. de Irujo-Rezusta).
Apuestas: Se cantaron de salida posturas a la par.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la liguilla de semifinales del Parejas de Primera disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. Buena entrada. 2.200 espectadores.
BILBAO - Con pose de artista y el cuerpo ligeramente arqueado hacia atrás, la cintura alargada, muy torero, como Iván Fandiño sobre la arena, que miraba desde las butacas de cancha lo que fue su pasión pretérita, hasta los diecisiete, hasta que tuvo que decantarse por el ruedo en vez de por el frontón, Mikel Urrutikoetxea asumía el fin de una era. El cuerpo fino y fuerte, alargado, músculo y hueso a un centímetro de los 190, señalaba con la mirada el infinito. Su cuerpo rompía pocos momentos de dudas y un tanto espectacular, jugado a un ritmo endiablado, para el que Aimar Olaizola, cerrajero, no encontró la llave y Juan Martínez de Irujo, un gato, no terminaba de afinar, con una dejada al txoko veloz con la zurda. El frontón se rompió para regalarle una ovación: a él, por protagonista; al resto, por su sudor. Pero Mikel, con una figura sensible y a simple vista endeble, se erguía con una mirada torera a lo que había sido un tanto de genio, de todoterreno, que con el epílogo de un gran gancho de Olaizola II cerró el primero de sus enfrentamientos en la liguilla de semifinales con victoria. Y holgada, además.
Ese vistazo atronador de Urrutikoetxea, campeón del Manomanista y del Cuatro y Medio, puso en liza su pasión y resurrección en un partido en el que apenas perdió la cara unos segundos de duda, con el duelo ya pidiendo la cuenta y las espadas escarlatas. Fueron momentos de maquillaje de Irujo y Beñat Rezusta, no descoloridos, pero sí íncómodos y sin el mismo rango de acierto de sus contrincantes.
Porque Mikel puso los cimientos y el aguante en un inicio desorbitado en defensa y en golpe de los de Aspe, pero fue Aimar Olaizola el que desequilibró la contienda. De nuevo, el factor Aimar, la pesadilla, el arquitecto, el científico, aprovechó los momentos en los que no gozó el zurdo de Bergara para sellar las distancias, para desnortar un pleito que se inició contestón y acabó trasquilado, más deslavado por el marcador que por el juego. Y es que, el ritmo fue especialmente fuerte y, aunque el marcador rindiera pleitesía a los de Asegarce, las sensaciones fueron de distancia entre estos dos duetos y los otros dos de la liguilla. No obstante, será la cancha la que marque la realidad.
Se impulsaron Aimar y Mikel después de la igualada a cuatro y a cinco. Fueron diez tantos de espectacularidad y juego por parte de los cuatro manistas, en especial por la facilidad en defensa del de Zaratamo, partisano en el despliegue, que optó por la opción acertada en su hoja de ruta ante dos pegadores: adelantarse y buscar el aire. De sotamano mostró comodidad, brillo y altura; con la volea, artes defensivas y dirección. Tuvo que exprimirse el pelotari vizcaino porque Aimar Olaizola estaba superado. Irujo comenzó con alegría en el golpe e intensidad, metiendo caña al cuero, y Rezusta sacó lustre a la zurda. Se encontraron con menos pelota de lo acostumbrado y, una vez gastadas, no fue capaz de dominar a un Urrutikoetxea desatado, capaz de sujetar él solo un chaparrón, agarrándose a la fe en su aire para suministrar a Aimar pelota. Hacerles un tanto cuesta un mundo. Su defensa es estratosférica. Ya lo avisó Juan en los días previos.
Llevaban 200 pelotazos con el 4-4, en el que hubo un saque-remate del de Ibero y mandaron los azules 2-4. Un sotamano del de Zaratamo que se le fue al ancho devolvió el saque a los de Aspe. Tras un tanto revuelto, Aimar Olaizola metió su primer gancho y se le encendió la bombilla. Con el paso por el cestaño, Irujo falló dos tantos consecutivos, un gancho y una alcanzada en el txoko a parada del goizuetarra, y el encuentro se deshilachó por completo. En el 8-5, de 65 pelotazos, los azules mostraron su chispa en el tanto más completo del encuentro, Mikel anunció qué capacidad tiene para jugar a pelota en cualquier postura, en cualquier posición, y Olaizola reclamó su cuota de pantalla con una parada al rincón que difuminó el dominio pegón de Irujo y el zurdo de Bergara.
Entonces, Aimar se volvió omnipresente, evitaron a Irujo y el marcador comenzó a volar hacia el lado colorado como una centella. El acierto del goizuetarra fue clave. También que el delantero de Ibero, en las oportunidades que tuvo, no finalizó.
estirón definitivo Aunque Beñat tuvo opciones de soltarle, no hizo daño y le costaba mover la pelota con alegría, así que el encuentro se puso coloradísimo. Hasta el 19-6 fue prácticamente un monólogo inopinado, que no se esperaba nadie, y en el que Aimar fue el máximo beneficiado, nadando a favor de corriente, pero mostrando actividad en el trazo grueso y en el fino, imponiendo galones. Un error con la derecha devolvió el saque a sus contrincante. Fue el peor momento de Mikel. Le costó gozar. Se acercaron los azules hasta el 19-12. Después, cerró la herida un gancho del goizuetarra servido por un derechazo inmenso de Mikel que regaló Rezusta. Y llegó su pose de torero y el pelotazo al txoko. Su mirada. Llegó el final de faena de altura.