bilbao - “La verdad es que ya está mucho mejor”, afirmaba ayer en el frontón Bizkaia de Bilbao Pablo Fusto en la liturgia con las pelotas para la final del Individual de pala. Se miraba el dedo corazón de la mano derecha el argentino. El gesto distaba mucho del rostro lívido del pasado sábado, con el que arribó a las semifinales. “La semana pasada lo pasé mal. No sabía si iba a poder jugar y no quería quedarme con las ganas”, cuenta el bonaerense. El accidente de su diestra fue en el último entrenamiento, en el último tanto del ensayo con Xabier Ibargarai. “Una pelota se le escapó y se fue al ancho. Me fui a dar la vuelta y me golpeó en la mano con la que sujetaba la pala”, concreta el puntillero, cinco veces campeón de la modalidad, cuatro de forma consecutiva. Fue el miércoles pasado. Apenas tres días después, con la mano hinchada, morada, y tres fisuras en la “yema” del corazón, salió a enfrentarse contra Ibai Pérez y le ganó. “Me costó mucho el primer set, pero cuando lo gané (10-9) me quité un peso de encima. Fue una inyección de moral. El primer partido es muy complicado”, declara.

Lo cierto es que, tras ir perdiendo con el sestaoarra 6-9, Fusto se repuso, esperó en la igualada a nueve una pelota por la pared que Ibai no echó al ancho y se llevó el joko. Fue el primer cimiento del encuentro. Un grito del argentino, demudado, enmudeció el Bizkaia. Y acabó mandando. “Aún no sé si tendré que jugar infiltrado. Intentaré hacer una prueba con un vendaje especial que me han recomendado los médicos, porque en el festival del sábado no sentía el dedo y era incómodo porque no tenía tacto. No sabía para dónde tiraba los derechazos. No es excusa: saldré, apretaré los dientes y a por todas”, advierte Fusto. Y es que, el corazón de la diestra es fundamental para agarrar el leño desde el saque, suerte fundamental en el Individual. “Tengo que hacer un balance entre el tacto y el dolor”, dice.

“Por ahora, el dedo está mejor. La hinchazón ha remitido y espero ir mejor día a día”, relata el suramericano, quien apostilla que “espero llegar bien, porque Esteban está con confianza y con ánimo. Será una final difícil contra un adversario muy complicado”. Espera Pablo que, cuando salga al partido, no piense “en la mano”. “Hay que centrarse en tener la iniciativa, en el saque y en el juego”, añade.

Sobre la mano derecha del actual campeón, “mejorada y con tiempo para que mejore más”, residen parte de los focos de la final Individual. Confiesa Esteban Gaubeka, su adversario, que iba a buscársela a Pablo “de todas formas”, porque con la izquierda “abre muchos huecos” por la pared. Respecto al material, el delantero armintzarra analiza que “mis pelotas son más blancas, de las que me gustan, y las de Fusto son de las amarillas, apergaminadas”. “Es un buen partido y espero que la gente se anime a venir. Creo que estoy en un buen momento de forma y lo cierto es que he preparado el campeonato con mucho mimo”, agrega el vizcaino. Será la cuarta vez que se midan en un duelo de tamañas características. Las dos primeras fueron en el frontón del Club Deportivo y fue una para cada gigante de la especialidad. La última, en 2013, fue en Miribilla y triunfó Fusto, invicto en las finales mano a mano disputadas en el Bizkaia.

bajas para el parejas de mano Por otro lado, de cara a la duodécima jornada del Parejas de Primera, que comienza el viernes en el frontón Uranzu de Irun, habrá dos bajas: Altuna III y Berasaluze II. El guipuzcoano no será de la partida y tomará su puesto Julen Retegi. El amezketarra, que arrastraba dolores en la muñeca izquierda desde el envite de la semana pasada en Labastida, fue sometido ayer a una resonancia magnética que determinó que tiene “una rotura lineal periférica del ligamento triangular del carpo”. Estará de baja al menos tres semanas y no jugará en el Ogueta la próxima semana. Asimismo, Pablo Berasaluze no termina de recuperar el callo de la derecha y entrará Víctor en su lugar el lunes en Tolosa. “Voy a mejor. El punto me duele menos. La pelota me genera molestias y no quiero salir con dolores”, asevera el puntillero de Berriz, quien tiene “ganas” de regresar en Bilbao el 26 de febrero.