“El Bilbao Basket es el equipo que mejor compite de toda la liga”
El técnico gasteiztarra está protagonizando un notable arranque de curso con el ICL Manresa, conjunto al que mañana rendirá visita el Dominion Bilbao Basket
Bilbao - “He vivido en seis meses lo que quizás otros entrenadores no viven en diez años”. Así resume Ibon Navarro (30-IV-1976, Gasteiz) su experiencia del pasado curso como técnico del Laboral Kutxa tras tener que dar un paso al frente en el banquillo por el despido de Marco Crespi. Tras uno de los años más difíciles en la historia baskonista reciente, Navarro, uno de los asistentes mejor valorados de la ACB, firmó por el Manresa, conjunto con el que ha superado hasta el momento todas las expectativas, sumando ya seis triunfos a estas alturas de campaña.
¿Qué valoración realiza del balance de 6-9 con el que su ICL Manresa ha arrancado el curso?
-Es para estar contento, más que por el balance por las expectativas que había aquí al arrancar el curso, que eran realmente malas. Somos con diferencia el presupuesto más bajo de la ACB, salvo Álex (Hernández) y Marius (Grigonis) todos los jugadores son nuevos... Había muchas dudas alrededor del equipo y, además, en pretemporada no ganamos ningún partido. El ambiente alrededor del equipo no era demasiado optimista, por lo que todos hubiésemos firmado llevar seis triunfos a estas alturas. De todas maneras, tampoco estamos tan lejos de los puestos que queremos evitar. Calculamos que para ello harán falta seis victorias más, por lo que nos falta la mitad del trabajo.
¿Cómo se está adaptando a su primera experiencia como entrenador jefe fuera de Gasteiz?
-Cuando decidí dedicarme a entrenar sabía que no iba a poder hacerlo en mi casa, como el 95% de los entrenadores de cualquier deporte, aunque finalmente pude hacerlo en dos ciclos de manera circunstancial. En Manresa me he encontrado un club pequeño pero muy acogedor, con pocos trabajadores que hacen muchas cosas, gente que vive por y para el club y un proyecto que supone la mayor oferta de ocio de toda la ciudad. Aquí todo el mundo lo da todo por este club y eso conlleva un plus de responsabilidad. Mi experiencia en Menorca a nivel de sufrimiento por estar en la zona baja de la tabla me va a ayudar. Por ahora la valoración es positiva en lo personal y en lo profesional.
Después de unas últimas campañas áridas, ¿qué club encontró?
-Todo el mundo asumía que íbamos a sufrir mucho por la situación económica, por la confección de la plantilla con muchas caras nuevas, por ser un equipo que en los últimos tres años ocupó en dos las plazas de descenso y en el último lo evitó en la jornada final ganando a domicilio al Real Madrid... No era un club con demasiada presión a nivel de resultados porque se esperaba poco. En cambio, he visto que dentro del club hay ambición, ganas de hacer las cosas bien, de sacar el 200% pese a ser conscientes de lo que somos. Aquí te puedes encontrar al director deportivo sacando bártulos del pabellón, al jefe de prensa acompañando a la mujer de un jugador a una ecografía... La gente da muchas horas por este club y en un año en el que todo el mundo asume que al menos habrá seguro un descenso quiere evitar esa plaza.
La pasada campaña le tocó dar un paso al frente en el Laboral Kutxa, haciéndose cargo del banquillo tras la destitución de Crespi. ¿Era un paso que quería dar en su carrera o quería alargar su trayectoria como segundo técnico?
-Hay técnicos que conocen lo que supone ser entrenador jefe en el baloncesto de élite y no tienen el deseo de cargar con esa responsabilidad, esa presión y, hasta cierto punto, con ese sufrimiento que acompaña al puesto. Pero en líneas generales cualquier ayudante que trabaja en esta liga tiene la ambición de ser entrenador jefe algún día. A mí me ha tocado vivir la destitución de Paco Olmos en Valencia y la de Crespi en Gasteiz y personalmente no lo pasas bien. No te planteas ocupar su puesto, pero por desgracia a día de hoy no hay muchas más opciones para que un técnico novel que ejerce de ayudante pueda llegar a principal, solo esa o que algún club, por ahorrar dinero en la actual coyuntura económica, opte por entregarle el equipo a alguien de la casa. Nadie quiere hacerlo en las circunstancias que me tocaron a mí, pero es lo que hay. No sé si en ese momento estás preparado, seguramente no, pero hay que tirar hacia adelante.
Con la distancia que aporta el paso del tiempo, ¿cómo valora esos meses como primer técnico del Laboral Kutxa la pasada campaña?
-Es imposible vivir tantas sensaciones en tan poco tiempo, se magnifica lo bueno y también lo malo. Está claro que para alguien de Gasteiz como yo no es un club más. Cuando uno es entrenador de un conjunto sufre y disfruta, pero si encima es el club de tu ciudad, de tus amigos, todo se multiplica, lo bueno y lo malo. Como me decía algún amigo, he vivido en seis meses lo que otros entrenadores igual no viven en diez años. He podido vivir los entresijos de un club de máximo nivel, sufrir en mi carne lo que es la presión, la exigencia diaria en todo momento, lidiar con temas externos como la presión del público o la prensa..., cosas que van con el cargo de entrenador y que no son puramente baloncesto. Seguro que todo eso me ayudará de cara al futuro porque fueron seis meses de auténtico máster.
Que la primera oportunidad de llevar con continuidad un equipo llegue en su propia casa, ¿facilita las cosas o las dificulta?
-No es fácil responder. A nivel mediático para nada me sentí mal tratado, pero sí que es verdad que por ser de la casa, por ser de Gasteiz, hay gente que me ha querido tratar mejor y otra que, precisamente por saber que otros me iban a tratar mejor, hizo todo lo contrario. Además, a día de hoy todo se magnifica con las redes sociales, lo bueno y lo malo. Personalmente puedo decir que a nivel del club me he sentido igual de bien arropado que el resto de entrenadores anteriores, ni mejor ni peor. Me he sentido apoyado y respaldado, ahí no tengo queja. ¿Si es más fácil o difícil? Hay de todo. Lo que tengo claro es que las cosas malas se sufren más de lo que se disfrutan las buenas, de eso no tengo duda.
Tras trabajar con tantos técnicos, ¿cuál es el baloncesto de Ibon Navarro?
-Yo sé el baloncesto que me gusta. He tenido muchos entrenadores con filosofías muy distintas y he aprendido y cogido mucho de todos, pero tengo claro que muchas veces tú no puedes jugar el baloncesto que quieres. Al final a esto juegan los jugadores y no es tan fácil moldear plantillas profesionales a lo que a ti te gustaría, más en situaciones como el año pasado, con dos competiciones y cogiendo el equipo a media temporada. Este año en Manresa tampoco es sencillo cuando no tienes jugadores que te permiten hacerlo. Igual me gustaría hacer ciertas cosas con los pívots en cuanto a su movilidad que por el tipo de interiores que tengo no puedo. Es difícil para un entrenador jugar como quiere cuando no puede elegir a los jugadores para hacerlo. Para otros igual es un defecto, pero yo veo como una virtud el hecho de que yo elijo el tipo de baloncesto que creo que tengo que jugar cuando veo los jugadores que voy a tener. Alguien puede pensar que te falta personalidad para imponer tu criterio a los jugadores, pero para mí es una forma de adaptarme al medio. En definitiva, el baloncesto de Ibon Navarro es el que se adapta lo máximo posible al estilo de los jugadores que tiene.
Tal y como está hoy en día el baloncesto, ¿se siente un privilegiado por ocupar un banquillo de la Liga Endesa?
-Por supuesto. No hablo ya de los que tienen que trabajar lejos de España, conozco muchos entrenadores muy válidos y preparados para ocupar banquillos de ACB y no tienen ni trabajo. Me siento muy privilegiado e intento ser responsable con esa oportunidad que se me ha ofrecido, pero sin perder la perspectiva de que hay gente igual de preparada que yo, e incluso más, sin esta oportunidad.
Desde fuera llama la atención el brillo de Dejan Musli en Manresa. ¿Coincidió con él en Gasteiz?
-Llegó la campaña siguiente a la de mi marcha a Menorca. La evolución de los jugadores va muy ligada a sus posiciones y los interiores suelen madurar más tarde. Musli fue MVP de competiciones europeas sub’16 y sub’18 tal y como lo fueron jugadores de la talla de Hezonja, Saric o Valanciunas. Nunca ha sido un cualquiera. Dejan ha pasado por muchas etapas, ha cometido errores en su corta carrera y ha llegado aquí en el momento justo, en un punto de madurez en el que antepone factores deportivos a otros. Sabe que este es un trampolín importante de cara a su futuro.
¿Cómo ha visto al Dominion Bilbao Basket hasta ahora?
-Creo que hay un factor importante respecto al año pasado: la doble competición. Para un equipo como el Bilbao Basket y un técnico como Sito Alonso, al que le gusta tanto trabajar los detalles y el timing de las jugadas, jugar dos partidos a la semana le resta tiempo de entrenamientos y pese a todo creo que están en un momento muy bueno. Por encima de lesiones o problemas tienen un estilo muy marcado, una personalidad muy fijada como club y como equipo, y en la forma de jugar se ve claramente la mano de Sito porque es un equipo muy imprevisible, muy vertical, buscando siempre las debilidades defensivas del rival y tapando los defectos propios. Hay equipos que te gustan más o menos ver y el Bilbao Basket es de los que más porque siempre ofrece algo bueno. Apuesta por un basket moderno y creo que su campaña está siendo sensacional. Están en una buena posición en el Last 32 y lucharán hasta el final por jugar la Copa. De hecho, creo que van a entrar.
¿Qué tipo de partido espera teniendo en cuenta las desconexiones que acostumbra a sufrir el cuadro vizcaino en los últimos cuartos?
-No estoy tan de acuerdo con eso de las desconexiones. El Bilbao Basket tiene dos características: es supercompetitivo y siempre juega igual. Me refiero a que no tiene desconexiones de juego, lo que tiene es desconexiones de acierto. Ellos juegan igual de bien cuando anotan o cuando fallan, la diferencia está en pequeños detalles como la organización de rebote o la paciencia para esperar un tiro mejor. En ellos lo importante para mí es el acierto, no el juego en sí. Vienen de partidos, sobre todo en casa, en los que entran con buenas ventajas al último cuarto y las pierden, pero no siempre son fruto de desconexiones, sino también de pocas rotaciones en un momento dado, de cansancio o de acierto del rival, que también juega. Será un partido en el que vendrán a muerte para casi consolidar su plaza copera y espero que seamos capaces de llegar al último cuarto con opciones ante el que es para mí el equipo que mejor compite de toda la liga.