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El bielorruso logra el oro en el mundial contrarreloj

Por delante de malori y coppel, que cierran el paso a un fantástico Castroviejo, cuarto

El bielorruso logra el oro en el mundial contrarreloj

bilbao - En Richmond, Virginia, Estados Unidos, está el París de cartón piedra. La miniatura de la torre Eiffel, icono, epítome y emblema de la capital francesa, vigila, encerrada en un parque de atracciones, la salida del Mundial contrarreloj, que es cualquier cosa menos impostura, postizo y artificio. La lucha frente al tiempo es un bocado de realidad. Un espejo que lo refleja todo. No hay lugar para los simulacros ni para los pronósticos, un garabato sin sentido cuando se enfoca el hombre, la carretera y la máquina. Nadie se puede esconder en ese escenario levantado sobre las columnas del sufrimiento. De ese paisaje emergió la figura de Kiryienka, un pegaso alado que se cosió el oro en la pechera después de completar una crono extraordinaria. Al bielorruso, bronce en el Mundial de 2012, le rastreó de cerca el italiano Adriano Malori, a un palmo de que su plata fuera oro. No hubo alquimia para el italiano porque Vasil Kiryienka sobrevoló como un rayo un circuito que iluminó a Jerome Coppel, tercero, y enfatizó a Jonathan Castroviejo, fantástico el getxotarra, cuarto, a un centímetro del podio. Solo dos segundos empujaron a Castroviejo fuera de las medallas. Dos manecillas le impidieron coger el bronce, por el que pujó sin desmayo entre los bosques de Virginia.

Emboscados, incapaces de descifrar las coordenadas de la contrarreloj, quedaron Tony Martin, el gran favorito; Rohan Dennis, su principal rival, y Tom Dumoulin, otro de los candidatos a tomar al asalto el trono que dejó Wiggings. Los tres intimaron, se balancearon en tiempos similares, muy lejos, empero, de las medallas. Los metales no estuvieron nunca en su radio de acción. Los vieron con prismáticos. Era la única manera de perseguir la silueta de Kiryienka, Malori, Coppel y Castroviejo, embarcados en un maravillosa aventura por hacerse un sitio entre los tres escalones: la tierra prometida. En 30 segundos se arremolinó el desenlace de una crono disputadísima hasta los estertores, sin huella de Martin, Dennis y Dumoulin, arrítmicos, espasmódicos, desfigurados, -todos en 15 segundos-, incapaces de dar con el camino en un circuito recto. Perdidos.

repleta de emoción El nudo de la trama se posó sobre los secundarios, que se ganaron punto por punto los primeros planos de estrellas con una actuación soberbia, memorable. Jerome Coppel fue el que encendió la mecha y recitó las frases iniciales en el prólogo. Su pedaleo reclamó la atención. Ligero, Coppel batía las piernas con la gracia de los colibríes. Lo mismo que Jonathan Castroviejo, pleno de electricidad desde la rampa de despegue. El getxotarra, concentradísimo, grapado a su montura, tomó el pulso a la contrarreloj desde la cuenta atrás. “Me he encontrado bastante bien, en los primeros 8 kilómetros pegaba un aire más favorable; era mi mejor terreno, he intentado mantenerme, rodar rápido, sin fatigarme para esa parte final”. Completó el getxotarra una crono excelente que le dejó a un suspiro del podio.

“La verdad es que ha sido una sorpresa, ni me lo imaginaba que podía salir así”, expuso Castroviejo sobre una contrarreloj “muy dura” en la que sobresalió el careo entre Kiryienka y Malori, que también se conectaron de inmediato a la carrera. A partir de ese instante no hubo sosiego ni tregua. La crono se convirtió en un thriller. El francés Coppel fue la baliza que sirvió como referencia. Sus registros marcaron el territorio de las medallas. Él era la última frontera. Coppel, en vis a vis con el vizcaino, bajó la barrera y cerró el paso a Castroviejo, que se quedó con el pasaporte en la boca mirando como el francés era el último en embarcar en el vuelo que partía hacia el medallero. En ese salto hacia la gloria, Malori se vistió de plata y Vasil Kiryienka se colgó el oro. Del maillot de campeón del mundo sobresalían unas alas.

1. Vasil Kiryienka (Bielorrusia) 1h02:29

2. Adriano Malori (Italia) a 9’’

3. Jerome Coppel (Francia) a 27’’

4. Jonathan Castroviejo (España) a 29’’

5. Tom Dumoulin (Holanda) a 1:01

6. Rohan Dennis (Australia)a 1:07

7. Tony Martin (Alemania) a 1:16

8. Maciej Bodnar (Polonia) a 1:17

9. Marcin Bialoblocki (Polonia) a 1:22

10. Moreno Moser (Italia)a 1:31