EN el mundo de las redes sociales, un mensaje a través de Facebook dio comienzo a una relación. Un joven ciclista etíope buscaba consejo. Al otro lado de la pantalla se encontraba la figura de Mikel Gurrutxaga. Tras meses hablando a través de la red social, las pasadas navidades se conocieron. Gurrutxaga llegó a Mekele, al norte de Etiopía, para conocer a cinco jóvenes ciclistas y a un director. A partir de entonces comenzaron unos meses de mucho trabajo y esfuerzo. Buscar empresas que diesen su apoyo al proyecto. Pelearse para lograr los visados. Un esfuerzo y un trabajo que han merecido la pena. El pasado sábado, Goytom Biru y Getachew Atsbha, de categoría élite, y los sub’23 Temesgen Biru, Hailemelekot Hailu y Kbrom Hailay Giday dieron sus primeras pedaladas en una carrera del Torneo Euskaldun. El sueño de correr en Euskadi se hizo realidad. Ethiopia Cycling Academy-Ner Group estaba presente en las carreteras. Mikel Gurrutxaga, impulsor del proyecto y director del equipo, admitía que habían sido meses de mucho trabajo, “muchas peleas”, para lograr los visados y que los etíopes pudiesen lograr su sueño.
El proyecto creado por Gurrutxaga cuenta con dos objetivos. El principal, el humano. Enseñar a los jóvenes castellano e inglés, informática y las responsabilidades de desempeñar distintas labores del hogar. El objetivo secundario: enseñarles el mundo del ciclismo, los entrenamientos personalizados y a desarrollarse como ciclistas. Gurrutxaga afirma que tienen “una actitud 10”, que son corredores valientes, pero que cometen “errores graves” en competición, como “no alimentarse o no hidratarse”. Y es que el ciclismo en Etiopía dista mucho del que hay en Europa. Son hábitos que deben adquirir para progresar como ciclistas. Gurrutxaga admite que deben mejorar en los descensos, asegura que no están “habituados” y que el pasado fin de semana se les notó, de la misma manera que deben acostumbrarse a rodar en grandes pelotones.
No está descartado ampliar las fronteras y llevar el proyecto a otros lugares de África, como Eritrea, pero por el momento se centra en los tres meses que los corredores van a pasar en Euskadi. Los visados no dan para más. Asegura que cuando acabe la temporada los chicos regresarán a su hogar, aunque espera poder “comprarles las bicis” para que vuelvan con material adecuado para seguir corriendo y enseñando a los ciclistas de su país lo aprendido.
De cara a la temporada que viene es optimista, aunque admite que son necesarios los patrocinios y que no ha pensado en el futuro, sino en disfrutar de la experiencia actual. A pesar de ello, considera que de cara a una próxima campaña, lo mejor sería contar con corredores sub’23, este año dos de ellos son élite.
Por el momento, el proyecto cuenta con el apoyo de Ner Group como patrocinador principal, además de la colaboración de marcas vascas vinculadas al ciclismo como Orbea o Spiuk. Mikel Gurrutxaga admite que no fue “difícil” lograr el apoyo de las marcas. A todas ellas les gustó el proyecto de formar a los chicos. “Tengo que agradecer el apoyo de las marcas, ya que sin su colaboración no habría sido posible sacar adelante este proyecto y además en un tiempo récord”, añadía un feliz Gurrutxaga.
auge del ciclismo africano Esta temporada debuta en el Tour el MTN-Qhubeka, único equipo con licencia africana. Gurrutxaga afirma que no han tenido contactos, pero que sabe que conocen su proyecto. En la actualidad solo un corredor etíope está en un equipo World Tour. Se trata de Tsgabu Grmay, corredor del Lampre-Merida, y es la referencia de lo corredores que forman la Ethiopia Cycling Academy, aunque Gurrutxaga afirma que sería un “error por su parte” centrarse en que los corredores alcanzasen el campo profesional y descuidasen el objetivo humano del proyecto.