bilbao - El Tour se enciende en un par de semanas, el 4 de julio abrirá los ojos en Utrecht, pero todo lo que acontece en junio está teñido por el amarillo de la Grande Boucle. Cada pedalada, cada gesto, cada palabra se interpreta de cara al futuro. La Ruta del Sur anticipó ayer, en su día más importante, -se ascendieron Haut-Balestas, Val Louren-Azet y Balès-, el duelo entre Alberto Contador, vencedor de la jornada, y Nairo Quintana, segundo en Bagnères-de-Luchon. En un trazado propio del Tour, con esa espectacular tramoya que es Francia en julio, el madrileño se impulsó al triunfo en el descenso de Balès, donde Quintana, más precavido, arrugó los hombros y le perdió el rastro. “En la bajada el piso estaba descarnado y no merecía la pena jugársela; Contador ha arriesgado mucho bajando”.
Después de anudarse el segundo Giro, de recluirse en Livigno, apareció en escena Contador con el colmillo afilado. Ambicioso, valiente, el madrileño convocó al Tinkoff, su equipo, a la cadena de montaje. Activó a sus compañeros en modo Tour para un ensayo general. Ordenó acelerar el ritmo hasta el portal de Balès. Allí, en el meridiano de la montaña, Contador puso en marcha la centrifugadora para desprenderse de Nairo Quintana, que también se examina por última vez antes de la gran cita. Quintana, ligero, liviano, no le concedió ni un palmo. El colombiano soportó las descargas de Contador, que sirvieron para simplificar la etapa en un vis a vis, salvo por el entusiasmo de Pierre-Roger Latour, un francés que se enroscó al dúo y atacó. El palique no le duró demasiado a Latour, apresado antes de que se descorchará el final. “Contador me dijo que si yo le daba relevos, me dejaría ganar la etapa. Yo le he contestado que no le iba ni a relevar ni tampoco a atacar”.
“En Balès estaba con Quintana y le dije si quería colaborar para alcanzar a Latour, que estaba solo en cabeza de carrera. Quintana me ha dicho que no quería porque yo estaba muy fuerte. Había todavía un camino largo hasta llegar pero he tratado de controlar la carrera hasta coronar”, decía el madrileño. Desechadas las sinergías, Contador, anulado en el ascenso, se desató en la bajada. Quintana optó por la maneta del freno. Nada que ver con el madrileño que solo pensaba en batir las piernas, trazar con finura y en ganar. Pronto logró una renta de un puñado de segundos con Quintana, que se alejó de cualquier peligro. Se probó subiendo y estaba contento. Feliz. Al igual que Contador. “Cada victoria es siempre importante y sube la moral pero esta no significa mucho. Mi principal objetivo sigue siendo el Tour”. Por otra parte, en Suiza el triunfo de etapa fue para Lutsenko (Astana). En la general, Geraint Thomas (Sky) recortó tiempo al líder Thibaut Pinot (FDJ). Ambos se la juegan en la crono de hoy. En Eslovenia, Mikel Nieve (Sky) fue segundo.