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Superioridad absoluta

El Bilbao Basket recupera la chispa y la energía necesarias para imponerse con contundencia al Laboral Kutxa en un derbi empañado por una lamentable tangana a 7 segundos del final

Superioridad absolutaJosé Mari Martínez

Bilbao - La desconexión, sobre todo mental, después de la Copa sentó de perlas al Bilbao Basket; el equipo recargó a lo largo de la semana la energía que la acumulación de partidos había ido minando poco a poco, se presentó ayer brioso en el Bilbao Arena, sobrado de chispa y fuerza, y acabó manejando a su antojo un derbi que se jugó casi siempre al son que marcaron los hombres de negro, dominadores desde la retaguardia y filosos a la hora de lanzar andanadas hacia la canasta rival. Los de Sito Alonso aguantaron sin mayores problemas el buen primer cuarto del Laboral Kutxa, empezaron a mostrar sus cartas en los minutos anteriores al descanso y en el tercer cuarto, en perfecta estampida, desplegaron su plan de ataque, consistente en una labor defensiva digna de matrícula de honor pese a su manifiesta inferioridad de centímetros en las posiciones interiores y un juego ofensivo que rozó la perfección. Basta decir que en esos diez minutos los locales metieron seis de los ocho tiros de dos que intentaron, tres de los cinco triples y los seis lanzamientos desde la línea de personal. Ese parcial, resuelto con un 27-15, hizo saltar por los aires un marcador en el que el Bilbao Basket llegó a mandar hasta por 24 puntos en el último cuarto (77-53) y que sirvió incluso para recuperar el average a un rival al que aventaja ahora en cinco victorias en la tabla clasificatoria.

Solo la bochornosa y lamentable tangana final -a siete segundos de la conclusión y con el partido parado, Shengelia paró en falta un intento de mate de Dejan Todorovic, el jugador local empujó por la espalda al rival pidiéndole explicaciones, este respondió con un sonoro puñetazo al rostro del serbio y se acabó desatando una monumental bronca que afectó incluso a espectadores de las primeras filas-, impidió que la tarde fuese totalmente dulce para los intereses bilbainos. Si los últimos duelos en Miribilla y las derrotas en Sevilla y ante Unicaja habían generado alguna duda, estas quedaron disipadas ayer porque el Bilbao Basket recordó, y mucho, al conjunto granítico y rebosante de recursos que meses atrás ya hizo morder el polvo en Miribilla a Real Madrid, Barcelona o Valencia. Recordó sobre todo a ese equipo en cuanto que fue capaz de meter una marcha más al partido cuando la situación lo requería y ya no volvió a mirar hacia atrás. Cocinó a fuego lento el choque hasta su ecuador y en el tercer acto pulsó el botón de turbo para ahogar al rival. Para eso hacen falta piernas y mentes frescas y parece que los hombres de negro vuelven a tenerlas.

Con Axel Hervelle -sublime el belga una vez más, demostrando lo vital que es dentro de este conjunto- empuñando la bandera y la corneta en la parcela defensiva, constantes ayudas para desbaratar la superioridad de Iverson y Begic en lo referente al tallaje y mucho trabajo sobre las líneas de pase, el Bilbao Basket no solo frenó en seco a los de Ibon Navarro en la reanudación del duelo, sino que encontró la confianza suficiente para fluir en ataque como en sus mejores tardes. Triples de Hervelle, Mumbrú y Bertans, auténticos destrozos del sobresaliente Marko Todorovic en las continuaciones, con el soberbio Quino Colom sirviéndole auténticos regalos en forma de asistencias... Así, paso a paso, jugada a jugada, los anfitriones fueron fabricando una renta que ya no tuvo vuelta atrás con el 67-49 que reflejaban los marcadores de Miribilla a diez minutos del final.

Y lo cierto es que el choque no tenía pinta de resolverse con tanta holgura pues los dos actos iniciales fueron un constante toma y daca en el que ninguno de los dos contendientes fue capaz de despegarse de su adversario. El Bilbao Basket, serio, compacto y atinado en su puesta de largo, comenzó mandando en el marcador (14-7) merced al notable arranque anotador de Dairis Bertans, pero la entrada a pista de los jugadores de refresco le sentó mucho mejor al Laboral Kutxa, revitalizado sobre todo con la verticalidad y capacidad de propulsión de Mike James. Fue el cuadro visitante el que cerró en ventaja el acto inicial (21-22), pero los de Sito Alonso no se amilanaron. Latavious Williams y Wragge aportaron oxígeno ofensivo y, a pesar del sufrimiento generado por Begic en el rebote ofensivo, el equipo no solo mantuvo la verticalidad, si no que supo aprovechar el buen final de segundo cuarto de Mumbrú y el acierto en los tiros libres de Colom y Andjusic para alcanzar el ecuador con un 40-34 que, visto lo visto, era un tesoro.

Y en el tercer cuarto llegó el despeque definitivo, inaugurado con un triple de Hervelle que disparó a los locales y dejó a los de Ibon Navarro absolutamente anclados. El 67-49 a diez minutos del final resumía perfectamente el choque y el Bilbao Basket, de la mano de Latavious y sus mates, se dedicó a dar espectáculo. Ya solo estaba en juego el average (el Baskonia defendía el 86-74 de la primera vuelta) y ambos equipos se lo tomaron muy en serio. Desde el 77-53 se pasó al inquietante 84-70, pero entre Colom, Hervelle y Marko Todorovic hicieron que ese otro objetivo tampoco corriera peligro antes de que el duelo bajara el telón con una imagen que no se debería repetir en ningún recinto deportivo.