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Las chicas salen por fin a la cancha

Txokoan Emakume Pilotarien Elkartea, la Primera asociación sobre pelota a mano femenina

Las chicas salen por fin a la canchaOskar M.

Larrabetzu - “Hace año y medio no había nada”, manifiestan desde Txokoan Emakume Pilotarien Elkartea. El infinito. El desierto y algún oasis, como Patri Espinar. Nada más. “Había quizás alguna manista suelta, pero no agrupadas”, puntualizan. Pero los zahoríes encontraron algo más, encontraron agua. En Larrabetzu corría un manantial de pura vida, de pasión, de intensidad. Había magma. “En este pueblo siempre hemos sido muy echadas para adelante”, revelan. Ahí nació la novedad, nacieron las pioneras, nació la asociación manista femenina. Algo impensable hacía un par de cursos, pero que surgió bajo el amparo de tres bases muy bien dispuestas: la primera, la Federación de Bizkaia de pelota vasca, que siempre tuvo en el programa fomentar la pelota en todas sus modalidades y el ámbito femenino; la segunda, los cursos de formación, y la tercera y, por supuesto, más importante, el interés de unas mujeres en la localidad de Txorierri con ganas de retomar o empezar su pugna con el cuero. Siempre hubo agua en el desierto.

Hace un año y medio surge la aventura de Txokoan, que cristalizó el pasado mes de enero, el día 26, efeméride para el calendario, con la estabilización como asociación. Derrumbará fronteras, aún más, en Zamudio el próximo 6 de marzo con las finales de la Emakumeen Cup, construida por la Vizcaina con la participación de catorce duetos. Pues bien, el camino comienza con una concentración de padres, madres e hijos, en el que las mujeres se pusieron en pie de guerra y mascullaron un “¿por qué no?” desde las entrañas. Fue el punto de partida de la aventura. “Empezamos seis u ocho y ahora somos veintidós”, manifiesta Idoia Goikoetxea, una de las manistas, quien agrega que “ahora mismo actuamos como asociación cultural”. Así las cosas, otra de las pelotaris más activas, Mari Carmen Zubiaur, explica cómo se gestaron las cosas, cuál fue el germen de Txokoan: “Todo empezó en las navidades del año pasado, porque hicieron una concentración de padres e hijos. Entre los padres, solo había hombres y en los críos sí que había pelotaris de los dos sexos. Nos preguntamos: ¿Y por qué no mujeres también? Ahí empezamos a jugar las chicas. Después, la gente nos vio con tantas ganas, con tanta ilusión, que se fueron sumando”. Y de un grupo pequeño creció una explosión. Un Big Bang. “Después de que las amas jugaran aquel día en Morga, se hizo un curso en el que entramos alguna más. Entonces, jugamos ocho. Después del partido que disputamos en verano contra el grupo de navarras se apuntó un montón de gente”, apunta Lutxi, su nombre de guerra, Fonseca. A partir de marzo, todos los martes se ejercitaban en el frontón de Larrabetzu “con muchas ganas”. Un gran paso.

Dicho desafío, jugado el viernes 15 de agosto, fue el primero que se organizó de blanco entre pelotaris de mano senior femenina. Se enfrentaron las chicas de Larrabetzu, entrenadas por Joanes Kamara, y las de Nafarroa, cuyo técnico es el exmanista profesional Karlos Armendariz. Se abrió la veda para las novedades. El frontón larrabetzuarra se llenó hasta reventar y concertaron una revancha en San Fermín Txikito. “Paula Iturbe, una chica navarra que vive en la localidad vizcaina se lo comentó a su hermana y la convenció. Y ella, a unas amigas”, explica Iker Amarika, vicepresidente de la Federación de Bizkaia de pelota vasca y responsable del área de mano.

La presidenta de Txokoan es Ane Baraiazarra, quien en el retrovisor acumula kilómetros en la cancha. La joven manista ya estuvo jugando en su niñez a mano, pero, como ocurre en la mayoría de casos, tuvo que dejarlo. La realidad es que el material y la potencia son enemigos de las niñas. “En las edades en las que empiezan los cambios físicos. Se acentúan las distancias entre hombres y mujeres”, analizan. Cuenta Baraiazarra que “cuando éramos pequeñas, jugábamos un par de chicas de la cuadrilla y a los trece años lo tuvimos que dejar”. Y es que, no se podía equiparar la pegada. “Jugábamos contra chicos y a partir de esa edad se nota la diferencia, por la fuerza y por todo. No jugábamos con pelotas duras, lo que ocurría era que no teníamos contra quién jugar: o nos ponían en campeonatos que perdíamos siempre o con chavales más pequeños y ganábamos siempre. No podíamos jugar a gusto y lo dejamos”, sostiene la presidenta de Txokoan.

“animar a todas” Las mujeres y amatxus, como somos nosotras, tendrían que animarse a jugar a pelota, porque es un deporte increíble. Es barato y solo hace falta una pelota y ponerse a jugar. Nada más”, concluye Zubiaur. Asimismo, Fonseca aporta una experiencia personal: “El otro día fui al frontón de Morga con mi pareja y los críos. Entonces, llegó otra pareja con otros dos niños. Mientras el hombre jugaba, la mujer sujetaba las chamarras. ¿Por qué? Si ven que hay mujeres de todas las edades jugando, quizás se animen más. Es un deporte para disfrutar. Así han surgido los grupos de Amorebieta y Munitibar”. De hecho, desde que saliera a la luz el bloque organizado de Txokoan, su presencia en las 24 horas de pelota en el Amorebieta IV zornotzarra provocó la creación de otro allí, que entrena Markel Atutxa, y comparten a veces sesiones técnicas. Idoia Goikoetxea confiesa que “quizás hasta ahora también la pelota era demasiado dura. Antes, jugaba un poco en casa y te rompías la mano. Ahora, con los guantes y la goxua, para mí es otra cosa” e Itziar Lafuente apostilla que “ahora es más fácil jugar a pelota”. “Puede costar conciliarlo con la vida, con la familia y con el trabajo, pero está muy bien. Por lo menos, las amas lo tienen más difícil. Si alguna mujer se anima por habernos visto a nosotras jugar, genial”, asiente Fonseca y Mari Carmen agrega que “todavía tenemos carrete de sobra”.

Respecto al material, quizás el punto más complicado para deshilachar de la madeja, desde la Federación de Bizkaia de pelota vasca también se ha empujado por conseguir una adecuación. “Teníamos que encontrar unas pelotas que se adaptasen a la mano de las manistas. Costó, pero dimos con la clave”, explica Iker Amarika. Desde la Vizcaina, además, se puso este mismo invierno en liza la Emakumeen Cup, que aglutina a catorce parejas en total: once de Larrabetzu, dos de Amorebieta y una de Munitibar. Las finales serán el próximo 6 de marzo en el frontón de Zamudio que “es muy coqueto. Es perfecto para las características del juego que se plantea”. Serán retransmitidas por televisión. Otro hito para estas pioneras.

Relata además el federativo larrabetzuarra que “estamos observando que el crecimiento de la pelota femenina en los últimos años está siendo quizás el más destacado, contando todas las modalidades masculinas”. Desde la Vizcaina apostaron desde un inicio por ellas a base de concentraciones. Incluso, mañana hay una en el Bizkaia de Bilbao, al que acudirán las manistas de Larrabetzu para dar una exhibición para las jóvenes pelotaris. “Esto abre una nueva ventana en la que las mujeres pueden ver que no se acaba la pelota cuando llegas a los trece años, ni tienes por qué pasarte a la paleta goma o a la herramienta. Adecuando las pelotas, hay hueco para ellas. Era una prioridad”, añade Amarika. Por su parte, Joanes Kamara, técnico de Txokoan, se reafirma en que “nos costó encontrar las pelotas, pero hemos encontrado el material adecuado y usan los guantes para protegerse un poco”. Así, ya tienen cerrados compromisos en Gasteiz, Santurtzi, Zamudio... “Tienen ganas de competir”, finaliza.