bilbao - Muerta la Copa, viva la Liga. El Bilbao Basket apenas pudo disfrutar un día de la cita que otorga el primer título de la temporada y ya está de vuelta en casa. Como en las tres presencias anteriores, fue un visto y no visto, un paso fugaz que dio más que hablar en las jornadas previas que durante el mismo torneo. El Unicaja cumplió el pronóstico, algo que cada vez es más habitual en la Copa, y los hombres de negro se quedaron con la sensación de que compitieron al máximo de sus posibilidades actuales y, aún así, no les alcanzó para tumbar al líder de la Liga Endesa.

Quedó la sensación de que el Bilbao Basket agotó sus balas demasiado pronto en un ejercicio estéril. Resulta curioso que el primer cuarto fuera el de menos producción ofensiva de los de Sito Alonso cuando se supone que en esos momentos los jugadores están más frescos. Con su quinteto titular y más reconocible de esta temporada, el técnico buscó probablemente sorprender y tomar la iniciativa para luego madurar la ventaja, como ha hecho en otras ocasiones. Pero la falta de acierto unas veces y de buen criterio otras truncaron ese plan inicial y el Bilbao Basket no encontró la manera de arrancar el partido de manos de los malagueños, que por contra tiraron de tres puntos por encima de sus porcentajes habituales.

Alonso fue atrevido en su planteamiento, trató de sorprender con distintas zonas, pero no lo fue tanto en su manejo de la rotación. Dijo después del choque que quizás “era demasiado pedir” que los jóvenes tuvieran una buena actuación en su primera Copa, pero a ellos se refirió en la previa como hombres que podían ser claves. A la hora de la verdad, apenas los utilizó contra el Unicaja. “Ellos nos han traído hasta aquí con su impulso y su energía”, afirmó para echarles un capote en la sala de prensa aunque, precisamente, se echaron en falta ese impulso y esa energía, sobre todo en la defensa de los bases malagueños, que como hicieron en los partidos anteriores los del Manresa o los del Sevilla desequilibraron la defensa bilbaina y la obligaron a hacer grandes esfuerzos en muchas ocasiones sin ningún resultado. Y en una apuesta por los triples, el mejor especialista, Ethan Wragge, apenas estuvo en cancha tres minutos.

en formación Jugadores como Tobias Borg o Dejan Todorovic han tenido actuaciones destacadas en partidos de alta exigencia física y muchos aficionados se preguntan por qué en los cuartos de final de la Copa su presencia fue tan limitada. El Bilbao Basket no tenía nada que perder y ambos habrían podido evitar algunos desajustes. Quizás la explicación esté en que Sito Alonso les considera aún jugadores en formación y que en el celo por no saltarse ningún paso no quisiera darles una responsabilidad excesiva, aún a costa de cargar al bloque principal con un desgaste excesivo.

Encontrar o recuperar el equilibrio en los roles tiene que ser una de las tareas en lo que queda de temporada para que las señas de identidad del Bilbao Basket, que nacen de una gran actividad defensiva, no se resientan. Al contrario de lo que ocurrió en temporadas pasadas, pasada la frontera de la Copa los hombres de negro solo tienen una competición por delante y su puesto en la parrilla de salida le permite ser ambicioso en cuanto al objetivo final. La aspiración de poder jugar el play-off con ventaja de campo por primera vez no es descabellado, pero siempre que el Bilbao Basket recupere la frescura y tape la brecha que se ha abierto entre los siete jugadores que condujeron el duelo ante el Unicaja y el resto.