El abrazo de Ereño a su campeón, Txomin Arana
Arana, después de completar su segundo dakar, fue recibido en la ‘paloma’ por un centenar de vecinos
Bilbao - Txomin Arana logró el sábado pasado una gesta para recordar al conseguir finalizar el Dakar en la 16ª posición. Un hito enorme que tuvo un recibimiento a su altura. Los abrazos, felicitaciones, reencuentros... todo ello sirvió para que el vizcaino se olvidará por unos momentos del cansancio acumulado después del largo viaje y, sobre todo, de las secuelas causadas tras dos semanas subido a la moto, cabalgando a velocidad de vértigo por las tierras suramericanas y consiguiendo unos registros para enmarcar. Las ikurriñas, las bocinas y las pancartas cambiaron el paisaje del aeropuerto de Bilbao, donde sobresalió por encima de todo un número, el 79, ese dorsal que ha hecho historia y ha llamado la atención de los participantes de esta edición.
Una hora antes de la llegada de Arana, el aeropuerto comenzó a llenarse de familiares y amigos del de Ereño y, en poco tiempo, casi cien personas habían inundado la terminal de llegadas de la Paloma. A cuenta gotas, los pasajeros empezaron a aparecer por la puerta, sorprendidos ante la multitud y sin saber muy bien qué era lo que pasaba. Uno a uno, fueron saliendo turistas, gente que volvía a casa de sus vacaciones, trabajadores del edificio... pero Txomin se hacia de rogar. Al final, con el ligero retraso lógico ocasionado por la recogida de maletas, el vizcaino hizo acto de presencia y la gente estalló, provocando que la siempre presente sonrisa de Arana fuera más grande que nunca. “Estoy muy contento por todo esto. Es impresionante. Viendo lo del año pasado, ya me esperaba que viniera gente, pero tanta no. Esto es una locura y estoy agradecidísimo”, declaró el ereñarra, visiblemente emocionado ante tantas muestras de cariño recibidas.
Al igual que en las arenas suramericanas, Txomin estuvo escudado por Roberto Arrieta, también conocido como Pipi. Este mecánico ha sido el encargado de supervisar cada día la Yamaha de Arana para que el ereñarra pudiera estar en la siguiente salida. Noches sin dormir tratando de hacer maravillas con la moto y la incertidumbre de ver los toros desde la barrera mientras el compañero de equipo se faja solo ante el peligro, tuvo también su reconocimiento ayer, pese a los esfuerzos de Pipi por mantenerse en un segundo plano. Un tándem perfecto que ha logrado ser la sorpresa de este Dakar.
Un repaso al Dakar Entre felicitación y felicitación, las vivencias de Arana en el Dakar fueron uno de los temas de conversación. Repaso a la actuación general, el recuerdo de los duros días de sufrimiento, sobre todo, aquella fatídica segunda etapa; y las grandes remontadas realizadas en cada jornada para llegar a la 16ª posición. “La verdad es que me costó. La primera semana se me hizo difícil llegar hasta los treinta primeros. Luego, en la segunda, ya vimos que todo iba mejor y se nos hizo más fácil. El resultado es buenísimo y ni nos lo esperábamos”, recordó el piloto de Ereño. Txomin todavía sigue muy feliz por lo conseguido, aun así, estos días posteriores le han servido para “bajarme un poco de la nube”: “Desde el sábado, lo he vivido todo con más tranquilidad. He aprovechado para descansar y analizar la carrera. Con todo, creo que ha sido un buen Dakar”.
No ha pasado ni una semana desde que los pilotos supervivientes llegaron a Buenos Aires y al vizcaino ya le ha vuelto a picar el gusanillo. El Dakar de 2016 está en el horizonte. “Siempre tengo ganas de ir ahí, pero hay que tener en cuenta que todavía queda mucho tiempo para ello y a ver si sale algo”, comentó Arana. Su buena actuación le sirvió para tener una gran repercusión. Una buena manera para atraer posibles inversores, pero también un plus extra de responsabilidad. “Hemos puesto el listón bastante alto para volver a superarlo, pero si vamos allí habrá que intentarlo”, afirmó el piloto de Ereño.
Aun así, el siguiente Dakar está todavía demasiado lejos y antes de afrontar sus próximos retos, el ereñarra celebrará con los suyos su buen hacer en la prueba disputada en Suramérica. Una fiesta que se pospondrá hasta el próximo sábado. “El viaje ha sido muy largo y ahora estamos bastante cansados, pero habrá que celebrarlo”, comentó Arana. El 24 de enero a las 12.30 horas, el vizcaino saldrá a la balconada del ayuntamiento de su pueblo para recibir el cariño de los suyos y ofrecer unas palabras a todos aquellos conocidos que le han seguido durante las trece duras y largas etapas que ha tenido el Dakar de 2015. Txomin ya está en casa y Ereño, listo para dar otro homenaje más a su hijo pródigo.