¡Así se le gana al Madrid!
El Bilbao Basket, soberbio de inicio a fin, somete al hasta ayer Líder de la ACB y a los elementos que tuvo en contra en forma de lesiones y de discutible actuación arbitral y da un nuevo paso hacia la Copa
Bilbao - Vayamos por partes; primero con el fondo y luego con las formas. Ganar por diez puntos al Real Madrid (89-79), hasta ayer líder de la Liga Endesa, con dos primeros cuartos soberbios en los que se llegó a amasar una renta de 21 puntos (53-32 al descanso) merced a un baloncesto de altísima escuela es algo ya extraordinario y sublime de por sí. Hacerlo con tres jugadores (Raúl López, Dejan Todorovic y Germán Gabriel) que no pudieron vestirse de corto por diversos problemas físicos; con otro, Dairis Bertans, que solo pudo jugar 16 segundos después del descanso por un fortísimo golpe en los segundos finales del segundo acto, y perdiendo por cinco faltas personales a Álex Mumbrú y Axel Hervelle a 17 y a 6 minutos del bocinazo final respectivamente... Todavía no se ha inventado el vocablo que resuma todo eso, que aglutine el derroche de energía, la solidaridad, el aplomo, la resistencia contra la adversidad y el amor propio que ayer puso sobre la cancha el Bilbao Basket para abandonar la cancha con los brazos en alto, agasajado por un Bilbao Arena que ayer recuperó sus galas más lustrosas y el carácter volcánico de sus mejores tiempos.
Como las palabras se quedan cortas, quizás sea la imagen de Álex Mumbrú, con sonrisa de oreja a oreja, mirada del gato que se acaba de zampar al ratón más suculento y brazo derecho agitando con brío, rabia y alborozo una toalla en su camino al vestuario la que mejor resuma lo acontecido ayer en Miribilla. ¡Qué diferencia con respecto a la última visita del coloso blanco a suelo vizcaino! La demostración de ayer de los hombres de negro tiene ya para siempre un lugar de privilegio en la memoria de la marea negra. Durante los dos primeros cuartos, repletos de acierto en ataque y eficacia defensiva, el conjunto de Sito Alonso diluyó cual azucarillo la teórica superioridad del Real Madrid, convirtiendo a los de Pablo Laso en un equipo vulgar, muy inferior. En el tercer cuarto, pese a perder a Mumbrú y Bertans, sus hombres más filosos hasta el descanso, aguantó la mirada del enrabietado rival subido a hombros de Axel Hervelle y Tobias Borg hasta lograr que su renta solo sufriera la merma de un punto (75-55) y en el último... Lo del cuarto final fue lo más parecido a la mítica Batalla del Álamo llevada al plano deportivo y con desenlace favorable a los abanderados de la resistencia. El Real Madrid, explotando el juego uno contra uno de los Nocioni y Llull, se lanzó a por el todo por el todo, pero el Bilbao Basket, pese a perder por el camino también al ala-pívot belga, mantuvo la verticalidad con aplomo y su colchón de seguridad nunca bajó de los nueve puntos.
Acierto en el triple Ya desde el salto inicial quedó claro que el conjunto local no estaba dispuesto a rendirse a la tiranía de la lógica. Con Mumbrú, que reaparecía ayer, omnipresente en labores ofensivas y defensivas, bastó con que Bertans afinara su punto de mira desde la larga distancia para que el partido saltara por los aires. Tres triples seguidos del letón y otro de Wragge dibujaron un 22-9 que resumía a la perfección lo que acontecía en cancha. Y no se detuvo ahí el Bilbao Basket. Con su defensa extraordinariamente bien plantada y los blancos absolutamente fuera de ritmo, Andjusic, Mumbrú y Bertans siguieron bombardeando desde la larga distancia -lo del cohete letón, con 16 puntos sin fallos en el lanzamiento en los poco más de diez minutos que pudo jugar, fue algo descomunal- y el 53-32 al descanso hizo que más de uno se frotara los ojos al dirigir su mirada al luminoso.
Tras la reanudación, los visitantes trataron de regresar al partido amparados en la brega y clase de Felipe Reyes en las distancias cortas. Con un criterio arbitral más que dudoso y que encolerizó a la grada en muchos momentos, el choque pudo vivir un punto de inflexión cuando una falta, la cuarta, y una técnica por protestar mandó al banquillo a Mumbrú con 57-40 en el marcador, pero los blancos fallaron sus tres tiros libres y poco después Hervelle dio muchísimo aire a los suyos con dos triples seguidos (65-45), el segundo de ellos con dedicatoria al capitán, a su gran compinche. “Ya que no puedes tú, los meto de tu parte”, parecía decirle. Con el 75-55 a diez minutos del final, a los blancos no les quedó más que buscar la verticalidad de sus piezas exteriores para poder opositar a la voltereta. A ello se lanzó de la mano de Rudy, Llull, Nocioni y Carroll, pero los de Sito Alonso resistieron como pudieron a pesar de que su renta menguaba poco a poco. Otra discutible falta mandó a Hervelle al banquillo a 6:03 del final, pero Borg, descarado y atrevido como le pide su entrenador, asumió responsabilidades junto a Latavious Williams. El 83-74 a 4:13 del final llevó dudas a la grada de Miribilla, pero los de Laso no consiguieron acercarse más. Cada punto desde la línea de tiros libres en esos compases finales acabó convirtiéndose en un tesoro y el 89-79 final permitió un homenaje mutuo entre afición y jugadores. La meta de la Copa se ve cada vez más cerca. ¡Así se le gana al Madrid!