Burgos - Cuando baja por la mañana al vestíbulo de un hotel de Burgos -la cita es hace unos días, durante la ronda burgalesa, antes de su victoria en las Lagunas de Neila-, Nairo Quintana no sabe aún que Alberto Contador tiene tomada la decisión de presentarse en la Vuelta para completar una participación colosal: junto al colombiano y el madrileño estarán Froome, Purito, Pinot, Valverde, Horner -dorsal número 1 que arrastra una bronquitis-, Evans, Samuel... Aún así, advierte: “Seguramente si Alberto se presenta en la Vuelta es porque está bien y está convencido de que puede hacer algo”. Sí sabe el colombiano que esa misma madrugada ha nacido Luken, primer hijo de Jonathan Castroviejo, su confidente y su sombra también en esta Vuelta como en el pasado Giro, lo que le hace esbozar una sonrisa de satisfacción consciente de lo que supone para su amigo, un tipo sensato de 27 años, como lo ha supuesto para él, 24 años, segundo en un Tour, ganador de un Giro, marido de Paola y padre de Mariana.
Qué importante la familia.
-Muy importante. Yo soy un hombre de estar en casa rodeado de los míos. Me gusta la unión de los que quiero y amo. Eso le hace a uno feliz. Es un plus para seguir trabajando cada día mejor y poder darles una buena calidad de vida.
¿La familia es lo que le hace tener los pies en el suelo?
-Eso es. Y por eso tengo que pensar en el beneficio de ellos también, porque podría pasar más tiempo en Europa, pero ellas, mi hija y mi esposa, deben tener una estabilidad para que Paola pueda seguir estudiando y la niña se desarrolle en un solo ambiente, que es lo que ahora necesita. No puedo centrarme solo en mí y en mi carrera. Mi esposa terminará pronto los estudios y también ahí se cumplirá un ciclo para ella, y joven como es empezaremos a mirar qué hacer.
Apenas tiene 24 años, el éxito le rodea, ha sido segundo en un Tour, ha ganado un Giro, se ha casado, es padre... ¿No le parece que su vida corre demasiado?
-Sí que lo pienso a veces. Pero es la vida la que me ha llevado así de rápido. Y no me quejo porque todo lo que me ha pasado hasta hoy ha sido muy bueno. No es exactamente lo que yo quería, en mi cabeza no estaba esto, sino aún más, mucho más de lo que pensaba. Cuando eso ocurre, uno se siente tranquilo.
¿Un campeón ciclista se construye desde ahí: la mente, la tranquilidad, la serenidad?
-No puedo hablar por los demás campeones. Hablo por mí cuando digo que lo importante es la cabeza. Yo no me obsesiono con las cosas que hago. No quiero que mi trabajo se convierta en obsesión o en sacrificio.
¿Teme que el éxito le pueda descentrar en algún momento como les ha pasado a otros que, como usted, eran jóvenes y ya campeones?
-Si no ha pasado en esto primeros años pienso que no tiene por qué pasar.
¿El Giro no le ha cambiado?
-No en ese sentido. Me ha hecho aún más corredor. He aprendido mucho. Fue la primera grande a la que iba como líder y eso a veces no sale bien. Sin embargo, yo aprendí a conocer a los compañeros para hacer siempre que todos fuesen un buen complemento -del nueve del Giro repiten en la Vuelta Castroviejo, Gorka Izagirre y Amador- para ganar de la manera en que ganamos.
¿Y personalmente qué le aportó?
-Sobre todo, me ha cambiado mucho la cabeza. Me siento más capaz de aguantar la presión, de no dejarme llevar por lo que ocurre a mi alrededor.
Contador es el último corredor que ha ganado, en 2008, dos grandes el mismo año, el Giro y la Vuelta, precisamente, a lo que usted aspira ahora.
-Hay muchos rivales. Y yo aún no conozco muy bien mi estado de forma. Tendré que ir viéndolo día a día. La idea, no miento, sí es hacer podio. Eso en sí ya es un gran reto porque quisiera lograrlo para tener los tres podios de las grandes -fue segundo en el pasado Tour y ganó el Giro en junio-, algo que tampoco en Suramerica ha hecho ningún corredor.
Nibali ganó el Giro en 2013, fue segundo en la Vuelta y este año ha ganado el Tour.
-Haga lo que haga en esta Vuelta eso no tendrá nada que ver en lo que haga el año que viene en el Tour. Nada de esto tiene que ver con el Tour, principalmente porque nadie sabe qué rivales ni qué recorrido se encontrará el próximo mes de julio.
¿Ha seguido el Tour este año desde Colombia?
-Sí, un poco.
¿Con envidia?
-Para nada. Fue un Tour que me dio bastante pena por los corredores que se cayeron. Para el público fue un poco triste ver que Froome o Contador, los más favoritos, se tenían que marchar por las caídas. Eso no es bueno para nadie porque pierde interés y los espectadores se desaniman porque no hay un espectáculo como el que ellos quisieran ver.
Precisamente por las caídas, la ausencia de rivales que plantaran cara a Nibali, se habló mucho de usted durante la última semana. Si hubiese estado Nairo...
-Esa cuestión no tiene sentido. Es algo que nunca se sabrá. Igual me habría retirado en la primera semana, o sí, habría ganado, o habría quedado en el puesto 100.
Las caídas del Tour también hacen que ahora Froome y Contador sean sus rivales en la Vuelta, como Purito, Horner, Pinot, Evans o Samuel, además de, claro, Valverde.
-Yo hice bien el Giro, pero ahora no tengo prisa por nada ni presión encima. Voy a hacer la Vuelta bien, está claro, o a eso vengo, pero creo que los favoritos son otros, ellos, que están en mejor estado de forma que yo. Ya has visto que Purito viene de hacer un Tour entrenándolo, sin disputar, y eso es una gran ventaja para él sobre sus rivales. Llegará bien preparado a la Vuelta, con muchas ganas porque es su objetivo principal del año. Y luego Froome, muy parecido, porque tiene que librar el año en la Vuelta.
¿Y Contador?
-Seguramente si Alberto se presenta -en el momento de la entrevista aún no era oficial el concurso del madrileño, pero su presencia era ya una posibilidad- es porque está bien y está convencido de que puede hacer algo.
¿Usted se ve con ellos?
-Puede que me haya cundido todo lo que he entrenado -en Burgos se vio que es así- pero como casi no he corrido desde el Giro va a ser unpoco difícil enfrentarse a rivales que vienen con más ritmo de competición. Luego está el agotamiento del Giro. Me recuperé un poco. Ahora estoy mejor. Cogí algo de peso después del Giro, pero fueron kilos que bajé y aún estoy bajando. Lo bueno de todo este tiempo alejado de la competición es que he podido estar tranquilo en mi casa, en Tunja, entrenando en altitud -vive a 2.800 metros-. Pienso que estoy bien. He entrenado bien, pero no sé si me falta el ritmo de carrera.