Bilbao - Sábado 16 de agosto. Se corre en la Borgoña la última etapa de la Route de France, lo más parecido al Tour. Hay un descenso a cerca de kilómetro y medio de la meta de Marcigny que le sugiere a Aude Biannic que es el momento de jugársela y arriesgar porque, ciertamente, hay poco que perder. Por eso despega el dedo de la maneta de freno y se lanza. Cuando acaba el descenso, la etapa, el Tour, la francesa del Lointek abre los ojos y está subida en el podio. Le han bastado apenas unos segundos, tres, para dar ese salto -era cuarta al empezar el día- que es una conquista personal, pero más, mucho más aún, colectiva o, lo que es lo mismo, una suerte de sueño para el equipo vizcaino, uno de los modestos de la UCI, menos de la mitad de presupuesto que los grandes. “Es”, quiere resumir Emilio Ramos, presidente del Lointek, “algo histórico”. Y es, busca un paralelismo para que la gente que no sigue el ciclismo femenino pueda entender, “como si uno del Caja Rural hace podio en la Vuelta”.
Una quimera al inicio de la séptima temporada del equipo. “Ni lo pensábamos”. El objetivo eran el calendario vasco, donde han conquistado el Torneo Euskaldun, y el estatal, donde ayer certificaron en Guadix una trayectoria perfecta: han ganado las seis pruebas, Belén López se ha impuesto en la general élite y Eider Merino, la perla vizcaina, solo 19 años, en sub’23. Por el camino, el Lointek se ha ido encontrando con más trofeos. Inesperado y gratificante fue el cuarto puesto del Tour de la Bretagne, una de esas sorpresas que a uno le hacen pensar que cualquier muro es derribable. ¿Por qué no? Eso se dijo Biannic cuando soltó el dedo del freno y bajó hacia Marcigny para subir al podio de la Route de France. “Algo histórico”, repite orgulloso Ramos, que no es de los que se detienen en la conquista. Ve más allá. Y más allá de ese podio, un sueño, hay otro sueño: “Meternos entre los veinte mejores equipo de la UCI para tener acceso directo a la Copa del Mundo y, también, al Giro”. El tercer puesto de Biannic es un empujón importante, vital. Esos puntos acercan al Lointek al objetivo que no se marcaba al inicio de la temporada pero que ahora acaricia. Es el vigesimoprimer equipo de la clasificación a menos de diez puntos del vigésimo. De conseguirlo -Ramos apunta a tres carreras capitales de aquí a final de temporada, entre ellas el Trofeo de Oro-, el equipo subiría un peldaño importante en jerarquía. Y otro en ambición. “Tendríamos que reforzarnos con, al menos, una corredora de gran nivel”, reflexiona el presidente del equipo, seguro de que su proyecto saborea el mejor momento de una historia zurcida con paciencia.
Así, pacientes, a la sombra de Biannic o Belén o la gran figura que tiene que llegar, crecen en el Lointek Sheyla Gutiérrez (19 años), Merino (19) o Alicia González (18), que sueñan con ser la gran ciclista estatal que falta desde la retirada, figúrense, de Joane Somarriba.