Síguenos en redes sociales:

Titín 799

El de tricio, que escribe estos días el epílogo de su carrera, llegará a las 800 victorias con Aspe si gana en Labastida

Titín 799Ainara García

He intentado ser feliz", dice siempre Augusto Ibáñez Sacristán sobre su juego, sobre las sensaciones dentro de la cancha. Sobre tirarse a una pelota imposible y jugarse el pescuezo en el quitamiedos de la primera fila de la butaca de cancha. Titín III siempre ha sido de otro pellejo, de la dureza del acero. Abollado o no, siempre ha salido adelante. Siempre a por un golpe más, a por un remate más, a por un partido más. Y cuando afronta el epílogo de su carrera el volcánico delantero riojano, de viaje de pueblo en pueblo para tomar buena cuenta de su despedida, está a punto de alcanzar su victoria número 800 con la elástica de Aspe, empresa a la que llegó en 1998 tras una operación revolucionaria en el mundo de la pelota, con un sueldo más que jugoso y con la que acumula un total de 1.340 partidos jugados.

Es decir, que si el delantero de Tricio gana mañana acompañado de David Merino en el pequeño Bizkaia de Labastida frente a Joseba Ezkurdia y José Javier Zabaleta, pasará a tener entre sus manos un triunfo histórico en las filas de Aspe. Un hito, ya que ninguno de los profesionales actuales dentro de la operadora eibarresa lleva tantos años como él dentro de la disciplina (16) y, por tanto, un número de partidos tan elevado. El presente Parejas, un campeonato con un aroma especial para el pelotari de la tierra del vino porque es su última bala oficial en el torneo de dúos número 22 que juega en su vida -con lo simbólico del 22 en pelota-, marca las últimas páginas del libro histórico de Titín, que cambió con su irrupción la forma de concebir el espectáculo en el frontón. Bien es cierto que manistas de la talla de Ogueta o Retegi I fueron magos de aire y pusieron los cimientos para acabar cambiando el mundo manista a lomos de la televisión, el material y el suelo de los frontones. El caracolero elude la responsabilidad y afirma que fue la revolución "de una generación. Debutamos un grupo de delanteros y zagueros jóvenes en una época en la que la velocidad y arriesgar adelante era la forma de jugar". Y cambió el mundo.

Así las cosas, después de afrontar un sonoro revés en el Cuatro y Medio ante Ekaitz Saralegi, donde solamente pudo despedirse con cuatro tantos ante un huracán del remate como es el amezketarra en el Adarraga de Logroño, Titín está volviendo a la senda del buen juego acompañado por David Merino en la zaga. Un Merino II que está grandilocuente en el despliegue y con la zurda. En el envite del pasado fin de semana, ante unos rivales directos como Oinatz Bengoetxea e Ibai Zabala, el de Tricio estuvo mejor en ataque que en todo el campeonato, sumó nueve tantos y anunció a voz en grito que el regreso de los riojanos al Parejas queda muy cerca. Y es que, en jornadas anteriores, aunque intenso en labores defensivas, el explosivo caracolero no había conseguido brillar en el remate, lo que suponía un verdadero suplicio físico para su zaguero, que acuña cada partido un montón de kilómetros en sus piernas.

Aunque debutó el 13 de septiembre de 1992 con Asegarce, en su camino se cruzó Aspe un lustro más tarde. La operadora eibarresa pagó 31 millones de pesetas -186.000 euros- por su cláusula a la empresa rival, le puso una de 1.000 millones -6 millones de euros- y le aseguraron 500.000 pesetas por partido -3.000 euros-, además de un adelanto de 19 millones -114.000 euros- y un aval por valor de otros 100 -600.000 euros- como compromiso por los siguientes cinco años, según informó DEIA entonces. Redebutó en el Adarraga el 1 de marzo de 1998. Y perdió junto a Berna ante Capellán-Elkoro (18-22). Desde entonces, Titín escribe su historia en oro. Labastida es otro capítulo. ¿El 800?