ATLÉTICO DE MADRID: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Arda, Gabi, Tiago (Min. 82, Cristian Rodríguez), Koke; Diego Costa y Villa (Min. 76, Raúl García).
BARCELONA: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Sergio Busquets, Xavi, Iniesta (Min. 46, Messi); Pedro (Min. 81, Sergi Roberto), Cesc y Alexis (Min. 67, Neymar).
Árbitro: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Amonestó a los locales Gabi y Godín, y a los visitantes Jordi Alba, Mascherano y Alves.
Incidencias: Unos 55.000 espectadores en el Vicente Calderón.
bilbao. Dos conceptos de fútbol, uno basado en la posesión, la clase, el talento, y el otro fundamentado en la entrega, el esfuerzo, el sacrificio. Dos caminos enconados por la extrema organización táctica, por el orden, por el rigor, la exigencia física y la obstaculización del rival para desembocar en un resultado de equilibrio total; dos maneras de desarrollar fútbol para alcanzar la misma meta pero que, estrelladas, depararon un justo reparto de puntos en el Vicente Calderón, donde Barcelona y Atlético de Madrid, en el debate más atractivo que puede deparar la Liga BBVA por estas fechas, pues en juego estaba la jerarquía en la clasificación, no fue una ventura para el espectador, pero sí un cúmulo de paridades. Nadie asomó con aires de superioridad -ni siquiera individualmente-, al igual que ocurre en la tabla, ambos colíderes.
La primera mitad fue un intercambio de aspiraciones, un toma y daca. El equilibrio fue brutal y la alternancia en la dominación, la tónica. Comenzó el Atlético con mayor ímpetu, mejor predispuesto, más acondicionado, fundamentado en la actividad, en la explosividad, en la brega, acorazado por nervio y amor propio, así Turan y Diego Costa acercaron el peligro al área de Valdés. Corrían los minutos 3 y 4. El factor cancha se dejaba notar.
El Barcelona, sin embargo, armado por la calma, excesiva, efectuó su primer disparo a portería en el minuto 17, obra del hiperactivo Pedro, coincidiendo con los primeros minutos de asiento catalán en el vital encuentro. Los colchoneros eran omnipresentes dificultando la salida del balón culé, presionando en la azotea, logrando que la tropa de Tata Martino se atascara en la línea de los tres cuartos cuando sus discípulos superaban la primera franja de elaboración del juego. Todos a una, el Atlético no mostró fisuras, maniató a Xavi e Iniesta.
Mientras el Barcelona perseguía el control en eje horizontal, de aires balonmanísticos, el Atlético destapaba voluntades enviando balones a su banda derecha, pretendiendo la confrontación Costa-Jordi Alba. Un juego directo, aéreo, inyectado con premura, propuesto por el Cholo Simeone buscando permanentemente la espalda de la zaga culé. Pero fue de nuevo Costa quien tuvo una ocasión en sus botas tras un córner que peinó Miranda. La antesala para dos ocasiones del Barça, una de Pedro y otra, tímida, de Piqué. La de Pedro fue, a esas alturas, la mejor ocasión del encuentro: un remate al balón centrado por Iniesta que el canario no pudo dirigir con la testa entre los tres palos. Así llegó el parón, con tres ocasiones por bando.
El segundo acto arrancaba con una declaración de intenciones, con la salida de Messi en sustitución de Iniesta, ayer lento y martirizado por las patadas que el permisivo Mateu Lahoz dio cuartel con el ¡sigan, sigan! El espectáculo fue otra ración de lo mismo. La clarividencia la sujetaban, con pinzas, tipos como Turan o Busquets, aunque alejados de las áreas. El resto era una amalgama de esfuerzo, nervios y tensión que poco margen dejaban para la lucidez. La desaparición en combate era algo habitual, pues el foco estaba puesto en la presión sobre la posesión ajena, con fruición. Y el desgaste, evidente, fue haciendo mella hasta estirar a los dos equipos por todo el campo. No obstante, ambos técnicos fijaron sendos muros de contención con, al menos, seis estacas defendiendo. Un imposible para los ataques.
el mismo guión Al igual que en la primera mitad, con paridad, Barcelona y Atlético generaron dos ocasiones cada uno. Las tuvieron Costa (min. 58) y Turan (min.78) en los dos chances más factibles de los colchoneros para marcar gol y también Messi, que lo intentó por partida doble. Si bien, la estructura táctica de ambos conjuntos impidió grandes aproximaciones al gol. Los cambios no hicieron variar en nada lo acontecido y las imprecisiones se fueron multiplicando exponencialmente hasta terminar en un corre-calles con talante defensivo. La fatiga y el temor terminaron por hacer el resto y Barcelona y Atlético siguen igual, igual que en la Supercopa, igual que anteayer, igual que ayer, igual que hoy, ahora con 50 puntos. Y el Real Madrid... frotándose las manos.